9 frases racistas que algunas feministas blancas dicen

12 / 08 / 2020
POR María Leache

Nos hacemos eco de algunos puntos ciegos del feminismo blanco convencional.

Audre Lorde. Fotografía de Robert Alexander.

Tal y como sucede con las TERF, feministas radicales antitrans, el feminismo convencional sigue sin dejar espacio a otras reinvindicaciones, como la lucha antiracista. Y es que, desde su origen, el movimiento feminista ha estado capitaneado por mujeres blancas que han silenciado, olvidado e, incluso, rechazado a la comunidad negra, a la que acusan de dividir el movimiento al mencionar otras causas como el racismo. 

Por su propia concepción, el feminismo debería tener en cuenta a todas las mujeres. Es un movimiento que lucha por los derechos de la mujer, por su libertad para ser quien es sin necesidad de reprimirse por lo que el patriarcado quiere que sea. Por lo que hablar de feminismo debería ser sinónimo de interseccioalidad. Ya que, para avanzar, es necesario tener en cuenta las diferentes categorías sociales -raza, clase social o identidad sexual- de todas las mujeres que lo forman.

Sin embargo, las mujeres negras siguen sin encontrar referentes dentro de la literatura e ideología feminista y, por tanto, tampoco una parte fundamental: el análisis de raza y cualquier reconocimiento de cuestiones de justicia racial. La conclusión a la que llega este colectivo es que mujeres feministas negras, como Audre Lorde o Cheryl Clarke, han sido silenciadas por la narrativa dominante del feminismo blanco. Como resultado, se ha rehuido de la historia del movimiento a las feministas de color, provocando que mujeres como Alice Walker se unieran para fundar su propio feminismo. Uno que sí tuviese en cuenta a las mujeres negras.

A pesar de esto, el feminismo convencional y dominante a menudo reproduce comportamientos que la supremacía blanca y el patriarcado tienen con las mujeres negras. Es por esto por lo que el feminismo blanco todavía tiene que hacer muchos cambios para convertirse en un recurso real que cubra las necesidades de las mujeres negras. Así lo demuestran las nueve frases recogidas por Everyday Feminismo y de las que se ha hecho eco Afroféminas.

La activista Angela Davis dando un discurso.

 

· «Estamos todas juntas en esto» ·

Aunque muchas feministas afirmen tener en cuenta a todas las mujeres, lo cierto es que las acciones de las más convencionales no respaldan sus palabras. Es por esto que, al hablar de ciertas desigualdades respecto a los hombres, se tienen en cuenta, mayoritariamente, las injusticias de las mujeres blancas. Por ejemplo, haciendo referencia a la brecha salarial, las mujeres, sea cual sea su color, ganan un porcentaje significativo menos que los hombres. Una cifra que en el caso de las mujeres negras aumenta, ya que estas se ven afectadas por ser mujer y, además, por su raza.

Además, algunas campañas creadas a lo largo de la historia para defender el movimiento han sido concebidas por mujeres que apoyan la supremacía blanca. Un ejemplo de ello es la campaña proaborto creada por Margaret Sanger, quien defendía una ideología racista que provocó la esterilización de muchas mujeres negras. 

 

· «Necesitamos unidad» ·

Similar a la anterior, esta frase es usada por el feminismo convencional abarcando únicamente a mujeres blancas, de clase media, cisgénero y sin discapacidades. Y es que, el conocido como “feminismo blanco” refleja un concepto de unidad en el que resto de mujeres deben encajar dejando de lado sus propias necesidades. No se tienen en cuenta las diferentes categorías sociales a las que perecen cada una de ellas. Por tanto, no se puede hablar de unidad en el feminismo si este no abandera a todas las mujeres, sea cual sea su causa, sin tener que apartar a un grupo en favor de la unidad. 

 

· «¿Por qué odias a la gente blanca?» ·

Algunas personas creen que cuando la comunidad negra habla de racismo no está defendiendo sus propios derechos, sino que está en contra de las personas blancas. Un pensamiento que también se comparte en el feminismo más convencional. Sin embargo, este movimiento persigue las injusticias que sufren todas las mujeres. Por lo que no debería considerar como una intromisión el querer utilizar su fuerza para ayudar a la liberación de todas las personas. El racismo es una amenaza para toda la sociedad y, por ello, debe ser superado con el apoyo de todos. 

 

· «No todas las feministas blancas» ·

Uno de los principales problemas a los que se enfrentan las mujeres feministas negras es que, al reivindicar comportamientos racistas por parte de otras mujeres, obtienen como respuesta el clásico: “no todas las feministas blancas son así”. Si bien es cierto que es injusto extrapolar el comportamiento de alguien a un conjunto de personas, al hacer estos comentarios lo único que se consigue es desviar la conversación. Para poder abordar el racismo que existe en el movimiento feminista convencional, es importarte reconocer que una parte del feminismo mantiene, hoy en día, ciertas ideas de supremacía blanca.

 

· «No veo el color» ·

Mucha gente utiliza la expresión “No te veo como una negra” pensando que con esa expresión esta demostrando que no es racista. Pero, nada más lejos de la realidad, negando el color de la piel únicamente se demuestra que sí existe una desigualdad. De otro modo, no importaría “verle como una negra” porque significaría exactamente lo mismo que “verle como una blanca”. Además, el color de la piel es, en cierto modo, lo que hace a las personas negras ser quienes son. Su raza ha moldeado el conjunto de experiencias que ha vivido a lo largo de su vida. Por tanto, si se oculta su color de piel también se niega su identidad, que es muy distinta a la narrativa blanca dominante.

 

· «No tienes que ofenderte» ·

Esto es lo que suelen escuchar las feministas negras cuando detectan un comportamiento racista y se oponen a él. Y es que, algunas de las feministas más convencionales no comparten la visión de la opresión que tiene el colectivo negro. Por ello, reducen su conocimiento y, por tanto, la emoción que naturalmente resulta de una vida llena de abusos. Además, tradicionalmente, el feminismo blanco ha tenido la concepción de que estas mujeres están excesivamente enfadadas por señalar las opresiones que han vivido. Es difícil hablar de feminismo si las mujeres negras están condicionadas, por un parte de feministas, para poder expresar lo que sienten. 

 

· «Apoyo a las mujeres negras, pero somos feministas: ¿por qué tenemos que hablar sobre el racismo?» ·

Hay algunas mujeres blancas que, defendiendo el feminismo más convencional, no contemplan el racismo como una lucha que tenga que librar el movimiento feminista. Se ciñen a las causas que, por su propio concepto, están más ligadas a la igualdad de género y dejan fuera aspectos que pueden ser relevantes como es, en este caso, la raza. Pero, tal y como defiende el movimiento Black Lives Matter, el trabajo de justicia racial es esencial para la supervivencia de la comunidad negra. Por tanto, no se puede pretender que este no sea una parte central de la vida de las feministas negras al abordar, entre otros temas, la justicia de género. Solo incluyendo la raza en las conversaciones sobre la justicia de género se podrá fortalecer la causa feminista de las mujeres de color. 

 

· «Esto hace que el feminismo tenga mala fama» ·

La sección más tradicional del feminismo considera que la manera de expresarse y de luchar por la justicia racial de las mujeres negras perjudica al feminismo. Así, algunas feministas blancas critican incluso el modo en el que estas mujeres desarrollan diferentes estrategias para sobrevivir. En ocasiones, se les culpa de los errores que comete feminismo, manifestando que algunas de sus elecciones desfavorecen el movimiento. Esto, sumado a los miles de mensajes tóxicos y racistas que recibe la comunidad negra, provoca que muchas mujeres negras se avergüencen de su propia forma de vivir el feminismo.

 

· «El feminismo no tiene un problema racial» ·

Por último, el principal error que comete el feminismo convencional es no reconocer que, en diferentes ocasiones, sigue habiendo comportamientos racistas dentro del movimiento. Se suele valorar cada caso como un hecho aislado y, así, es muy complicado aceptar la existencia de racismo. Con esta actitud, una sección de las feministas blancas evitan desaprender sus propios sesgos, implícitos en la parte más convencional del movimiento. Es importante admitir su presencia para poder hacerle frente y asegurar las necesidades de todas las mujeres, sea cual sea su color. No se puede exigir justicia de género si se permiten injusticias por la raza.