Banana Moon: el arte sostenible de vestir el mar

19 / 11 / 2025
POR Samari García

Con tejidos responsables y una nueva mirada sobre el diseño, los bikinis de dos piezas de Banana Moon en 2025 apuestan por una belleza consciente. La firma francesa combina color, comodidad y sostenibilidad para vestir el mar con equilibrio y estilo.

La moda de baño entra en una nueva era. Frente a la fugacidad de las tendencias, las fibras conscientes y los procesos responsables se convierten en una forma de lujo silencioso. En este horizonte, Banana Moon propone una colección que une placer y propósito. Su sostenibilidad no es un gesto técnico, sino una experiencia que se percibe en la calidad de los materiales, en la ligereza del tejido y en el confort que acompaña cada movimiento.

En los Modelos de bikini mujer Banana Moon 2 piezas, la innovación se manifiesta en los detalles: materiales ligeros, cortes versátiles y una confección pensada para durar. Cada diseño busca acompañar el movimiento natural del cuerpo, adaptarse a distintos gestos y momentos, resistir al tiempo sin perder suavidad ni forma. Las piezas transmiten esa idea de bienestar que nace de lo simple y bien hecho, donde la funcionalidad se une a la estética.

El compromiso medioambiental de la marca se manifiesta en cada detalle: materiales regenerados, tejidos técnicos que reducen el consumo de agua y energía, y un proceso de producción que prioriza la cercanía y la calidad. En lugar de acumular nuevas piezas, propone redescubrir el valor de lo que perdura. La sostenibilidad se convierte así en una estética: la belleza de lo que se mantiene en el tiempo.

La historia de Banana Moon arranca en 1984, cuando Daniel Flachaire, Véronique Flachaire y Bernard Donati se cruzan con la joven diseñadora Nat Maori. De aquel encuentro nació un lenguaje que fusionó la energía californiana con la precisión europea y dio forma a un universo colorido, optimista y femenino. Con el tiempo, a las colecciones icónicas de baño se sumaron propuestas de beachwear, prêt-à-porter y accesorios, consolidando una identidad deportiva y desenfadada con un punto sexy y actual.

En 2006 la firma desarrolló la línea Banana Moon Alta Costura, en colaboración con diseñadores del lujo y del prêt-à-porter. Allí, los detalles y los tejidos cobran especial relevancia, con un enfoque chic y refinado. En 2012, inspirada por la generación milenial, presentó Banana Moon Joven: una línea urbana, deportiva y muy colorida que reafirmó su identidad con un look reconocible y lúdico.

Esa visión se extiende a la forma de producir. Bajo la premisa de una moda circular y respetuosa con el medioambiente, la firma trabaja con materiales europeos de calidad para prolongar la vida útil de cada prenda y centraliza procesos en la cuenca mediterránea: desde la concepción hasta el corte en sus propios talleres y el ensamblaje cercano, reduciendo intermediarios y huella de carbono.

Entre sus iniciativas, destaca la colección Earth Generation, confeccionada con nailon ECONYL a partir de residuos recuperados del fondo del mar. Cada etapa de producción se optimiza y rastrea mediante el sistema Sensitive Eco System, con el objetivo de minimizar el impacto sin renunciar al confort ni al color. Esta atención al detalle no solo se traduce en innovación técnica, sino en una sensibilidad que conecta con el cuerpo. Esta atención al detalle no solo se traduce en innovación técnica, sino en una sensibilidad que conecta con el cuerpo y con una mirada cada vez más consciente de la moda, centrada en los materiales y la durabilidad. Cada bikini está pensado para moverse con él, acompañar sus gestos y resistir el paso del tiempo sin perder forma ni suavidad. En esa continuidad entre técnica y emoción se encuentra la verdadera sostenibilidad: la que cuida tanto el planeta como la experiencia de quien lo habita.

A esa línea se suma la colección Upcycled, un proyecto nacido en los talleres de Mónaco que recupera tejidos infrautilizados para darles una segunda vida. “En nuestros talleres en Mónaco tenemos tejidos fenomenales que no se han utilizado o que se han utilizado poco. Hemos decidido dar una segunda vida a estos tejidos con una colección upcycling con múltiples estampados que ofrecemos en nuestras tiendas físicas y en línea.” dijo Justine Flachaire, Directora Artística de Banana Moon.

La nueva paleta de color se mueve entre tierras y luz: marrón y caqui aportan base orgánica, rosa y crudo suavizan el conjunto, negro y blanco afinan el contraste y ordenan las líneas, mientras paprika y naranja introducen un pulso cálido que realza las texturas. Ese diálogo cromático se prolonga en los materiales: el crochet reaparece con una suavidad orgánica, los canalés ganan relieve sin rigidez y los tejidos técnicos se acercan a lo artesanal. En esta nueva narrativa, el confort es una forma de conciencia. Sentir la tela sobre la piel es sentir el cuidado con el que ha sido creada.

Esa dualidad entre energía californiana y precisión europea hoy se traduce en ligereza sofisticada: cortes que acompañan el movimiento, acabados que realzan sin apretar y tejidos que permiten que la piel respire. Una estética del bienestar que trasciende el estilo porque se construye desde el respeto.