El próximo 25 de octubre se inaugura en el Museo del Prado la primera exposición dedicada a una artista mujer, Clara Peeters, una pionera en retratar la belleza de la naturaleza muerta.
«Vanitas painting, 1610». Se dice probablemente que sea un autorretrato.
Como es sabido, durante los siglos XVI y XVII, las artes no eran un coto privado masculino. Sin embargo, pocas fueron las pintoras a las que se reconoció públicamente su labor y pudieron hacer del arte su oficio para vivir. Por fortuna, nombres como los de Sofonisba Anguissola, Fede Galizia o Artemisia Gentileschi nos evocan a un pasado repleto de talento.
«Mesa», 1611.
Fragmento en el que se puede apreciar su autorretrato.
Tal es el caso de Clara Peeters, nacida en Amberes en 1594. Pintora flamenca y pionera en bodegones, la artista inmortalizaba de forma oculta un autorretrato en los objetos que pintaba. Lo que conocemos de Clara, más que su vida, ya que no existen datos relacionados con su biografía, es su obra, compuesta por un total de 31 lienzos firmados como Clara Peeters o Clara P. entre los años 1607 y 1621. Con ello, la artista inspiró la creación, ya en el siglo XX, de uno de los pocos museos dedicado a mujeres artistas del mundo, el Museo Nacional de Mujeres Artistas de Washington.
«Bodegón con quesos, almendras y galletas saladas», c. 1615.
Talentosa e innovadora para su tiempo, es ahora cuando el Museo del Prado le dedica una exposición monográfica en la que se propone responder a ciertas preguntas sobre la historia de la artista y, por supuesto, ensalzar su obra que, aunque poco conocida, es extraordinaria.
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«El arte de Clara Peeters»
Del 25 de octubre al 19 de febrero de 2017
Museo Nacional del Prado