El legado de Dries Van Noten a través de 9 colecciones

26 / 03 / 2024
POR Celia Gil

Consiguió llevar su marca personal a lo más alto mediante su particular visión por la calidad y la artesanía, convirtiéndose en una de las figuras más emblemáticas del sector por sus creaciones de estilo ecléctico y sus detalles intrincados. Más de cuatro décadas han pasado para que el último de los Amberes anuncie su retiro. En #VEINDIGITAL repasamos los momentos más icónicos del diseñador desde sus inicios en 1980 a sus recientes colecciones. 

Hace apenas unos días que Dries Van Noten lanzó un comunicado donde confirmaba la decisión de su retirada del mundo de la moda. El maestro belga culminará su andadura dentro de las pasarelas con una última colección en Junio de 2024 en la semana de la moda masculina de París, donde presentará la temporada primavera- verano. A partir de esa fecha será otro diseñador, de quien aun no ha trascendido el nombre, quien se encargará de continuar con el legado del creador.

Han pasado más de cuatro décadas desde que el célebre modisto arrancó su proyecto soñado y más personal. Dries Van Noten trabajó duro para cumplir sus objetivos dentro de la industria, y es que, tal y como el mismo ha dicho en numerosas ocasiones, su único propósito era tener un nombre dentro de la moda. A pesar de llevar la friolera de 40 años dentro de la profesión, el diseñador conocía bien los entresijos desde muy pequeño, ya que su padre y abuelo regentaban tiendas de confección,  y se convirtiese en su vocación, sabiéndolo desde niño.

El diseñador cuenta con una trayectoria inquebrantable con más de 100 desfiles, 2 libros, un documental y siendo uno de los «Toe Antwerp Six», también conocidos como » Los seis de Amberes», un termino acuñado por los medios hacia los creadores de la ciudad en la que se graduaron en 1986 y catapultaron Bélgica, como uno de las capitales de la moda. Para Van Noten sus creaciones se caracterizaban por la innovación, el color o incorporación de técnicas como batiks, además de telas de cachemira o estampados, en un momento en el que la moda se centraba en el minimalismo. Sin olvidar, la superposición de piezas, elegidas con cuidado y confeccionadas con tejidos diferentes, o su fuerte compromiso con la artesanía de las piezas.

OTOÑO – INVIERNO, 1996

Mientras el color negro era protagonista junto al minimalismo en todas las pasarelas y propuestas de los diseñadores, Dries Van Noten decidió arriesgar y diferenciarse del resto de sus compañeros. El público y la crítica catalogaron sus piezas como excéntricas y fuera de moda, en cambio el creador consiguió destacar con piezas bordadas, llenas de color e impregnadas en el surrealismo. Esta colección refleja muy bien el carácter del belga, ya que el nunca quiso mirar al pasado y siempre se centró en el futuro, aportando una mirada diferente y embaucadora hacia nuevos comienzos.

PRIMAVERA – VERANO, 1996

La selección de telas y su espectacular gusto por la confección, hizo que el diseñador crease una colección diferente a la par de sorprendente. A lo largo del desfile se podían ver piezas superpuestas sobre otras, creando volumen y dinamismo en estas, a su vez, el uso de textiles cómo la seda o lana desgastada aportaba al look una visión más personal. Otro de los aspectos más relevantes del modisto a la hora de crear, era el uso de piezas en ordenes diferentes a los conocidos, como ejemplo, podemos ver chaquetas utilizadas como única pieza, es decir, sin nada en el interior o fulares siendo empleados para envolver el torso de las modelos y convertirlos en tops.

OTOÑO – INVIERNO, 1997

Dries Van Noten irrumpía un año más en el panorama causando revuelo por sus diseños inesperados y superpuestos. En la presentación del desfile se pueden ver materiales como la seda o cachemira en faldas o fulares, acompañados de tul en la parte interior de las prendas. Mientras sus faldas seguían siendo un sueño para todos los amantes de la moda, incluyó tops bajo los que se escondían camisas, dejando ver las mangas y el cuello o abrigos de diferentes larguras, incluso llegando a los pies. En este caso el belga no solo destacó por sus  materiales o confección, sino, por su puesta en escena, donde las modelos fueron maquilladas, enfatizando la mirada, además de llevar adornos en el cabello, que sobresalían por la frente.

OTOÑO – INVIERNO, 1999

Fue notablemente diferenciado con sus anteriores colecciones, en este caso el creador combinaba a la perfección sus diseños con una paleta cálida de colores, donde irrumpían las transparencias, además de sus estampados y texturas, sin olvidar las siluetas fluidas. Una de sus habilidades encima de las pasarelas era mezclar múltiples referencias socio – culturales, en este caso, el ambiente se vio impregnado de elegancia bohemia y estilos diversos. También estuvieron presentes los detalles artesanales como los bordados a mano o los apliques de encaje.

OTOÑO – INVIERNO, 2003

Extremadamente femenina, con adornos confeccionados con lentejuelas, dobladillos con volantes o apliques florales, donde se intuía una estética de los años 20 gracias a sus abrigos estilo flapper. También estuvieron presentantes los tippets de piel que recordaban los años 40 o los estampados étnicos en chaquetas decoradas con flores, blusas que se envuelven como kimonos y bordados de sari en largas y exuberantes bufandas. Las modelos portaban sombreros como complementos en la cabeza, dejándolos como único protagonista, ya que su cabellera se mostraba recogida. Por su parte, la colección fue presentada bajo una iluminación tenue, lo que propició un ambiente mucho más intimo entre los asistentes.

PRIMAVERA – VERANO, 2005

Fue su colección número 50 y para festejar dicha cifra celebró una cena donde acudieron unos 5oo invitados que fueron acomodados en una larga mesa, donde una vez finalizada la velada se convertiría en la propia pasarela. Y aunque la puesta en escena dejó el listón muy alto, su colección estuvo a la altura. Desfilaron algunas de las prendas más sofisticadas que había realizado hasta la fecha, donde podíamos ver faldas voluminosas, estampados florales, pedrería india o estampados de cuadrilla. Sin embargo, el belga volvió a mostrar su verdadero encanto hacia la moda y la individualidad, creando estampados que parecían tapices serigrafiados en faldas y vestidos.

PRIMAVERA – VERANO, 2015

Bajo una iluminación dorada y oscura y el suelo bajo un estampado de verde, como si de un bosque se tratase, Dries Van Noten, inspiró esta colección en la obra prerrafaelita ‘Ofelia’ de John Everett Millais y ‘El Sueño de una noche de Verano’. La fusión entre la puesta en escena y los colores apagados de la colección, introdujo al público a un ambiente hippie con múltiples regencias culturales. Vestidos echos con hilera de gasa, sujetos al cuerpo gracias a unos finísimos tirantes, pantalones de seda, camisetas sin mangas o patrones de pijamas en telas finas, fueron algunas de las piezas que más destacaron durante el desfile, empleando referencias masculinas, adoptadas a las propuestas femeninas de primavera – verano, un hito característico del propio diseñador.

PRIMAVERA – VERANO, 2017

El corte, el contraste y los estampados florales son los principales temas de la colección donde el diseñador expone de manera abrupta la espontaneidad y energía de su figura. Entre las piezas se colaron batas y pantalones cortos de lino en tonalidades como blanco y negro, gabardina de charol en negro o blusas del mismo tono, caracterizándose por sus mangas abullonadas y hombros descubiertos, además de pedrería eduardiana en tonalidades azules. Por otro lado, destacaron sus piezas más icónicas como amplias faldas con volantes de tafetán, o la superposición de prendas, mezclando tejidos como el tul, cachemir o satén y alzándose con confecciones totalmente inclusivas.

PRIMAVERA – VERANO, 2023

Tras meses de riguroso silencio, el desfile de primavera – verano de 2023 escondería tres fases dentro del mismo. Arrancó con una serie de piezas en tono negro, con inspiración en los cuadros de Malevich, donde el modisto obligó a los asistentes a replantearse la textura, estructura y silueta de sus creaciones. Continuando con la segunda fase, introdujo el color, bajo tonos pálidos y con efecto lavado, mezclando piezas de lentejuelas,  camisetas de punto, además de faldas con volantes y sobrecamisas de macramé. Para finalizar estas tres fases, conjugó elementos florales contra el color y las estructuras, combinando colecciones anteriores de Van Noten.

Dries Van Noten cuelga las agujas y telas tras más de 40 años de compromiso con la moda, gracias al belga y su superposición de capas, además de ser uno de los ‘Two Antwerp Six’, la moda navegó hacia otro rumbo impregnada de color y formas. Su obra es sinónimo de innovación, compromiso hacia la artesanía, cuidado hacia los tejidos o la incorporación de técnicas como batiks.