El viaje al futuro de Madame D’Ora

11 / 08 / 2023
POR Marisa Fatás

Conocida como la primera fotógrafa de moda, tuvo la suerte de retratar a Colette, Elsa Shicaparelli o Josephine Baker, entre otras. Su estilo vanguardista y personal fue recreado por algunas subculturas y corrientes de los años 80. Esta sesión que reproducimos de 1920 es la mejor prueba.

El estilo de Madame D´Ora era tan personal que su visión, en muchos aspectos, puede resultar adelantada incluso para estos tiempos en los que la imagen del posthumanismo parece pasada de rosca. El  retrato que realizó de la escritora francesa Colette quizá no tendría actualmente acogida en la mayoría de revistas femeninas. Tampoco las famosas fotografías que tomó a Elsa Schiaparelli, Josephine Baker o Tamara de Lempicka.

Antes de exponer su obra junto a la de artistas como Gustav Klimt o Egon Schiele, fue estilista y escenógrafa. A principios del XX retrató a la élite artística vienesa, berlinesa y parisina y se dice de ella que fue la primera fotógrafa de moda.

Los años 20 y 30 del siglo pasado fueron una revolución para la vestimenta, no solo por el cambio que supuso para las siluetas femeninas, liberadas de los corsés, sino por el uso de materiales y patrones que permitían adaptarse a la vida moderna. También por la influencia orientalista que se dejó sentir especialmente a través de los diseños de Paul Poiret, o el uso de fondos crudos para representar a las modelos con los diseños de la época.

La personal manera de fotografiar de D´ora recoge todos estos lugares comunes del primer tercio del siglo XX y los proyecta de una manera tan vanguardista que algunas de sus sesiones para Chanel, Lanvin, Balenciaga o Schiaparelli parecen cuadernos de estilo con destino al futuro, en concreto a la década de los años 80, para que diseñadores, estilistas, fotógrafos o editores recrearan e interpretaran los tropos de los felices años 20.

En esta sesión de 1920 para el diseñador Eduard Josef Wimmer-Wisgrill se encuentran códigos compartidos con el punk, con los de Tokio –Kawakubo y Yamamoto– o, incluso, con el movimiento de los nuevos románticos. Rasgos característicos de la moda posmoderna como la corriente del straight up, los volúmenes que desdibujaban los cuerpos o la superposición de capas a partir de distintas texturas, ya estaban presentes en el trabajo de la fotógrafa. Ahora parece que aquella época, tal y como vimos en el último desfile de Dior, regresa. Y aunque no puede afirmarse que la historia es cíclica, es interesante seguirle la pista en sus idas y vueltas.