El artista suizo que representó como nadie la soledad y el aislamiento del ser humano en el siglo XX. Ahora una veintena de sus obras comparten espacio con otras de maestros españoles a los que admiró. Un diálogo en el que la figura humana es el eje principal.
Este año se celebra el Bicentenario del Museo del Prado y la programación incluye toda una serie de actividades que destacan su papel como fuente de inspiración de los grandes maestros del siglo pasado. La exposición “Museo del Prado 1819-2019. Un lugar de memoria” finalizó el mes pasado y deberemos esperar hasta mayo para la inauguración de la dedicada a Fra Angélico y el Renacimiento florentino. Pero que no cunda el pánico, la institución sigue presentando proyectos que demuestran el valor de sus colecciones en las salas del edificio de Villanueva. Hasta el el próximo 7 de julio el Museo expone la obra del artista Alberto Giacometti junto a las obras más emblemáticas de su colección. Una veintena de obras se integran así en las salas nobles de la pinacoteca para provocar un diálogo en el que la figura humana es el eje principal.
Se trata de dieciocho esculturas y dos óleos que han llegado al Prado procedentes de diversas colecciones nacionales e internacionales tanto públicas como privadas. Durante unos meses, pinturas de Velázquez, de El Greco o de Zurbarán comparten espacio con la obra del artista suizo que representó como nadie la soledad y el aislamiento del ser humano en el siglo XX. La exposición demuestra cómo el Prado, uno de los museos más visitados del mundo y lugar de peregrinaje para los amantes de las escuelas española, italiana y flamenca, siempre se ha interesado por el arte contemporáneo y su colección –cuenta con más de 8.600 cuadros y 700 esculturas– ha influenciado a muchos artistas del siglo pasado como Alberto Giacometti. Pese a que jamás puso un pie en el Prado, el escultor y pintor suizo pudo contemplar obras fundamentales de sus fondos cuando recién acabada la guerra civil en 1939 estuvieron expuestas en Ginebra. Las pinturas de maestro como Durero, Tintoretto o Velázquez sedujeron al artista.
La muestra la comisarian por Carmen Giménez, Stephen and Nan Swid Curator of 20th Century Art del Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York y cuenta con la colaboración especial de la Fundación Beyeler de Basilea y la Comunidad de Madrid, y con el apoyo de la Embajada de Suiza y Mirabaud. Nunca antes había convivido la obra de Giacometti con la que aquellos maestros a los que admiró. Esta exposición genera combinaciones inesperadas en torno a la figura humana, además de regalarnos algunas de las fotografías más potentes del Bicentenario.
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