La belleza de lo extraño

26 / 08 / 2022
POR Claudia Valero

El mundo interior de la artista Emma Larsson es un microuniverso de casualidades orgánicas.

Un equilibrio entre el colorido de paisajes oníricos y un aura de melancolía inarticulable, así son las obras de la artista e ilustradora sueca Emma Larsson. Ella describe su trabajo como una exploración continua que no entiende de reglas ni de convenciones, genera con cada obra nuevas formas, patrones y temas. Su práctica artística se basa en el uso de acuarelas con un toque expresivo y orgánico, además del uso de óleo y pintura acrílica.

La artista se inspira en la casualidad, ahí es donde nace y fluye su creatividad. Las formas y patrones de sus dibujos se inspiran en su amor por la naturaleza. Sus micromundos presentan flores, células, virus, hongos o crecimientos naturales observados desde un microscopio. Su universo se basa en componentes intrínsecos al cuerpo humano y al planeta Tierra, cotidianos pero extraños a simple vista.

“No hay belleza sin extrañeza”, dijo el diseñador de moda Karl Lagarfield. Esta cita podría ser el mantra de la artista, enamorada de la condición natural y cautivada por todo aquello singular que se de en la casualidad. Su mayor miedo es perder su inspiración, dejar de crecer y evolucionar. Su arte refleja ese mundo interior en el que la artista se refugia para no desconectarse de sí misma. Prefiere pasar tiempo sola que rodeada de personas.

Sus figuras son orgánicas, extrañas y oníricas. La naturaleza es poco exigente y, a ojos de la artista, brinda patrones y colores muy superiores a cualquiera que pudiese hacer o inventar el ser humano. Lo que comparte la naturaleza con los individuos que la habitan es lo que inspira a Emma, que procura estar siempre en contacto con reservas naturales y el aire libre para dejar volar su imaginación.

Cuando utiliza la técnica del óleo y acrílicos, suele pasar meses trabajando una sola pieza hasta quedar satisfecha con el resultado. Sin embargo, cuando utiliza acuarelas trabaja de forma rápida, creando incluso 10 piezas simultáneas en ocasiones. El uso de acuarelas es para la artista la vía de expresión de un estado de ánimo momentáneo.

Emma se define como una artista autodidacta. Empezó a pintar cuando cumplió 11 años. Su padre, también artista, le regaló un juego de pinturas al óleo. Pintar siempre fue una acción muy sincera para ella, surgía de su propio cuerpo y ser. Desde entonces, ha dedicado su vida a su pasión por el arte y el amor a la naturaleza.