Las tendencias primavera-verano 2020 en 7 claves

22 / 10 / 2019
POR David Alarcón

Desde el maximalismo promovido por Balenciaga hasta la influencia del flamenco español más castizo en Carolina Herrera y Moschino. Analizamos lo que encontraremos en las tiendas la temporada que viene.

 

De izq a dcha: Thom Browne, Balenciaga y Area

Las Semanas de la Moda de Nueva York, Londres, Milán y París de septiembre actuaron cual oráculos anunciando qué será tendencia la Primavera-Verano de 2020. Los creadores han hablado a través de sus colecciones exhibidas a lo largo de estas últimas semanas entre Europa y América, dictaminando cuáles serán las líneas estéticas de la próxima temporada.

En una era marcada por la sostenibilidad, la conciencia por el medio ambiente y la puesta en valor de técnicas manufactureras tradicionales, las casas de moda más sobresalientes tienden a recuperar sus códigos identitarios, desempolvando su archivo histórico y recurriendo a aquellos patrones que en su día las convirtieron en grandes firmas. Inspiración en décadas pasadas, introspección en la silueta femenina, apropiación de señas emblemáticas características de ciertos colectivos y tribus urbanas… Los diseñadores recuperan emblemas del pasado y se esfuerzan por traducirlos a los nuevos tiempos, dotándolos de un nuevo sentido acorde al siglo XXI. Aquí os dejamos una recopilación con las 7 tendencias clave de la temporada Primavera-Verano 2020:

 

DESNUDEZ COMO ESCUDO A LA OPRESIÓN

La absurda prohibición de mostrar los pezones femeninos impuesta por Instagram, obligando a sus usuarias a pixelarlos si no quieren ver su publicación eliminada, unida al auge de los movimientos ultraconsevadores de naturaleza opresora y prohibitiva, han generado una reacción en la industria de la moda. Las mujeres reivindican su poder de autodeterminación continuando la tendencia iniciada por Yves Saint Laurent en 1968, uno de los pioneros en la creación de blusas que dejaban entrever el busto femenino. El movimiento #FreetheNiple y la oda a la libertad se materializan en las colecciones presentadas por Balmain, Brognano o Alexander McQueen.

De izq a dcha: Balmain, Brognano o Alexander McQueen

POLKA DOTS Y FOLCLORE CASTELLANO

¿En qué se parecen los lunares a la penicilina o la viagra? Todos ellos fueron hallazgos fortuitos e inesperados producidos de forma accidental y casual, lo que científicamente se conoce como ‘serendipia’. En el caso del estampado compuesto por pequeños círculos, su origen se remonta a finales del siglo XVIII, cuando un error de impresión produjo una serie de taras y pequeñas manchas en una serie de producción. Estas prendas fueron rápidamente retiradas del mercado y se vendieron a gente humilde, principalmente gitanos y flamencas, quienes decidieron disimular estas diminutas taras pintando lunares de mayor tamaño. Marilyn Monroe, Bob Dylan e incluso Minnie Mouse se declararon fanáticos de este estampado, tan característico de los trajes de flamenca, y ahora Carolina Herrera o Dries Van Noten los suben a la pasarela, mostrando predilección por la combinación de lunares blancos y negros.

De izq a dcha: Carolina Herrera, Dries Van Noten y Haider Ackermann

BABYDOLL, ESTANDARTE DEL COMFORT

El vestido babydoll toma su nombre de la película norteamericana del mismo nombre, ‘Baby Doll’, estrenada en 1956 y censurada en países como Suecia por incluir escenas de carácter sexual. La actriz protagonista del film, Carroll Baker, fue nominada al ‘Oscar a Mejor Actriz’, pero además puso nombre a esta prenda de aires infantiles. Meses después del lanzamiento de la controvertida película, Cristóbal Balenciaga apostaba por esta misma silueta, en contraposición al New Look de Christian Dior. La liberación de las formas frente al énfasis en la cintura promovido por Dior resultó cuanto menos polémico, comparando al babydoll con “un saco” o “una bolsa de basura”. Courtney Love volvió a ponerlo de moda en la década de los 90, y ahora Area, Batsheva o Blumarine lo reincorporan a sus propuestas.

De izq a dcha: Area, Batsheva y Blumarine

CORSÉ MILLENNIAL

Si antes hablábamos de las siluetas amplias, la holgura y el desahogo, ahora le llega el turno a una tendencia completamente opuesta: el corsé. Concebida como una prenda interior que permitía estilizar y erguir a las damas de la aristocracia del siglo XVI, el corsé cayó en desgracia tras la Revolución Francesa al considerarse una opresión hacia las mujeres. En las primeras décadas de 1900, el movimiento feminista abolió prácticamente por completo su uso, optando por siluetas rectas; pero Christian Dior lo popularizó de nuevo a finales de los años 40. Hoy en día, firmas como Dolce & Gabbana, Aigner o Mugler lo reinterpretan en un nuevo contexto, dotándolo de cierta deportividad y reivindicando su presencia.

De izq a dcha: Dolce & Gabbana, Aigner y Mugler

AIRES SETENTEROS PARA CONMEMORAR LOS 50 AÑOS DEL FESTIVAL DE WOODSTOCK

Pantalones vaqueros muy ajustados o de campana para ellos y ellas, botas altas, cuellos mariposa y brillantes túnicas holgadas de inspiración bohemia. Charlotte Rampling, musa de Yves Saint Laurent, la pionera del boho-chic Brigitte Bardot, la modelo y actriz Lauren Hutton o Jane Birkin, la mujer que inspiró el icónico bolso Birkin de Hermès, son algunas de las mejores representantes de los años 70 a nivel estilístico. El gusto por la estética inspirada en los festivales y la creciente aceptación del vintage y la recuperación de símbolos del pasado, han llevado a Elie Saab, Gucci o Celine (sin tilde) a recuperar las siluetas más emblemáticas de esta década.

De izq a dcha: Elie Saab, Gucci y Celine

AÑOS 80: MADONNA COMO INYECCIÓN DE OPTIMISMO

La fiebre por el neón y los accesorios extragrandes cobran una segunda vida, y se remontan a los frenéticos años 80. Desenfado, poderío, extravagancia. Posiblemente, el auge de esta estética tan particular tenga algo que ver con el éxito de series como Pose, cuyo desarrollo transcurre en el Nueva York de 1987, o con los maquillajes fantasiosos de la serie Euphoria, toda una alegoría a la imaginación más transgresora. Los estampados psicodélicos, las hombreras de proporciones exageradas, los trajes monocolor excesivamente grandes o el pelo teñido de arriesgados colores son algunas de las señas de identidad de esta década, convertidas de nuevo en tendencia. Una reacción al clima de opresión y despotismo cada vez más evidente, donde los sujetos buscan una válvula de escape a través de la expresión de su ser. Jeremy Scott, Balenciaga o GCDS apuestan por su vuelta.

De izq a dcha: Jeremy Scott, Balenciaga y GCDS

MAXIMALISMO FUTURISTA CON TINTES HISTÓRICOS

Apodadas como ‘Las Meninas futuristas’, las últimas modelos del desfile primavera-verano de Balenciaga encarnan esta tendencia admirablemente. La estética del maximalismo convive con siluetas clásicas, donde la parte inferior y el torso se suceden el protagonismo. Una oda al exceso, en consonancia con la influencia de la década de los 80, que recuerda al vestido que lucía Cenicienta en la película de 1950, a los voluminosos vestidos de Isabel de Baviera (Sisi Emperatriz) de mediados del siglo XIX o a al espectacular vestido con de Elisabeth Taylor en la película Cleopatra de principios de los años 60. Las formas monumentales incorporan plumas, volantes y tejidos tecnológicos para combatir el minimalismo con carácter, de manos de Marc Jacobs, Balenciaga o Christian Siriano.

De izq a dcha: Marc Jacobs, Balenciaga y Christian Siriano