Lxs autorxs de Sexbook: “lo natural en la sexualidad es muy diverso”

02 / 11 / 2021
POR Irati Fernández

Un recorrido por nuestras relaciones con el sexo, el género y la disidencia de la mano de la escritora María Bastarós, el historiador Nacho M. Segarra y la ilustradora Cristina Daura.

Desde los manuales sexuales de la antigüedad hasta el satisfyer pasando por la colonización y el triángulo rosa de los campos de concentración nazis. Tras el éxito de ‘Herstory‘, sus autorxs vuelven a reunirse en Sexbook: Una Historia ilustrada de la sexualidad’ (Lumen, 2021), un libro que nos ofrece un recorrido reflexivo y visual de nuestras relaciones con el sexo, el género y la disidencia. Es una colección de anécdotas y fragmentos que construyen una imagen caleidoscópica de las distintas experiencias de la sexualidad, acompañada de ilustraciones que refuerzan desde la forma los contenidos profundos del texto: la diversidad, la experimentación y la reivindicación. “Hay mucho humor, pero obviamente también hay mucha temática sobre violencia sexual, porque eso al final también tenía que estar” nos cuentan María y Nacho.

Pese a ese humor y su gran accesibilidad, no existe una vía al escapismo o una perspectiva inocente en la lectura de esta obra. Nos plantea constantemente un viaje entre el pasado y el presente, de perpetua comparación; y nos aporta visión crítica. Estas anécdotas e historias de personajes, individuales y colectivos, reescriben una historia del sexo que se había visto restringida a una vivencia masculinizada y heterosexual. Vemos cobrar un espacio central a lo que en apariencia era periférico.

El papel protagónico de las ilustraciones en el libro es indiscutible: las imágenes dan vida al libro y lo convierten en un objeto artístico. “Me lo he pasado muy bien haciéndolo. Tanto en ‘Sexbook’ como en ‘Herstory’ me he implicado mucho, quería tomar las riendas no solo del contenido, sino también del formato.” Las imágenes y los retratos de Cristina están repletos de símbolos y caracterizan los temas a nivel iconográfico: “Coger una imagen y calcarla no es mi forma de trabajar”.

Esta es vuestra segunda colaboración en la escritura después de Herstory, ¿por qué escribir y trabajar en común? 

María: Cada uno de los dos tiene una visión distinta y unos conocimientos distintos, él sabe un montón de Historia Antigua y del siglo XIX, y a mí me interesa mucho lo contemporáneo y lo underground. Cada uno aporta una parte que da lugar a un equilibrio

Sobre el trabajo de Cristina Nacho nos dice: las primeras líneas, las visuales, las escribe ella. Tú ya intuyes lo que se va a desplegar.

¿Cuáles son las consecuencias de la revolución sexual?

María: Hay un deseo de liberación por parte de ambos géneros, pero se arranca desde una desigualdad; porque el lado masculino ya está bastante liberado y en posesión de la iniciativa. Como aparece en el libro, una revolución que no está protagonizada por el sujeto político que debe protagonizarla puede ser incluso contraproducente. Todo esto lleva en ocasiones a presiones para liberarse de una forma casi forzosa en la que se te explica cuál debería ser tu deseo en realidad.

Nacho: Fue un auge en la mercantilización del sexo. Son revoluciones sexuales heterosexuales hasta los 70-82. Las revoluciones sexuales nunca son universales ni afectan a los mismos protagonistas.

La fetichización de la mujer racializada es un tema tratado en distintos apartados del libro; como al hablar sobre las mujeres colonizadas en la conquista de América o el caso de Baartman y sus vivencias con los freakshows, la desnudez y los darwinismos racistas.

María: Este es uno de los temas que queríamos que vertebrase el libro, la presencia de los cuerpos no blancos y, como historiadores blancos, de la mirada blanca para entender cómo esta ha cosificado sus cuerpos. Lo hemos contado desde la colonización de América y de África. También era importante para nosotros el no cosificar una vez más a las personas específicas de estos hechos. Hemos intentado poner el foco en la depredación para los pueblos invadidos o colonizados, no sólo en la violencia más física sino también en la mirada. Además es interesante la dicotomía: los hombres blancos en su casa niegan  la sexualidad de sus mujeres, su placer y su iniciativa sexual; y las constriñen, pero cuando van a esos países canalizan la represión sobre cuerpos ajenos a los que consideran colonizables, follables y perpetuamente sexuales.

En Sexbook tartáis muchos temas actuales como el sexting, el caso de La manada o la afectividad en la pandemia. ¿Cómo os enfrentáis a la tarea de historiar un momento en el que todavía estamos inmersos?

María: Para mí esa parte es la más fácil, porque no vas a tener razón, no pretendes hacerlo pasar por algo objetivo. Hay mucha más opinión, pero evidentemente también hay un trabajo de investigación y unos hechos.

Nacho: Asexualidades, twerking… esencialmente no hay una diferencia de fuentes. Artículos académicos, prensa… No tienes enciclopedias pero sí hay mucha documentación a la que recurrir.

En el libro nos encontramos con una multitud de personajes que podrían ser antecedentes interesantes para todos los sectores del colectivo LGTB, así como vivencias del género no-occidentales que a día de hoy nos parecen muy actuales. ¿Es pertinente esa mirada desde el presente?

Nacho: Este libro es muy consciente de los debates actuales y quiere formar parte de esas conversaciones. No se puede hacer historia en el laboratorio, hemos hecho una historia que nos interpelase a nosotrxs y nuestrxs lectorxs, es una historia muy situada y quiere incidir en el presente. Creemos que la historia puede iluminar las luchas y las situaciones sociales actuales. Ese es el ánimo del libro, hablarle al lector de hoy y reconstruir una historia común.

María: En el prólogo lo mencionamos, queremos que quede claro que la mirada que planteamos es contemporánea, porque al final no tenemos otra. Respecto a las identidades no-normativas queríamos reflejar una gran variedad de experiencias distintas, porque al final estas no se pueden clasificar en cajitas y ahí está el valor histórico de vidas tan distintas.

Sois conscientes de que la Historia es también una herramienta ideológica en manos de quien la escribe. Esa consciencia y la responsabilidad que conlleva… ¿limita o impulsa?

María: Con ‘Herstory’ nos limitaba muchísimo más, nos habíamos puesto unas pautas y nos limitábamos mucho. En ‘Sexbook’ hemos querido potenciar una parte más lúdica y nos ha impulsado, queríamos escribir el libro que a nuestro yo de 20 años le hubiera encantado.

Nacho: Hay que pensar que este libro lo escribimos para un lector actual y para los investigadores del mañana. Pretendemos ser útiles y accesibles, había más responsabilidad por mantener una línea de accesibilidad. El historiador y la historiadora muchas veces escriben sobre lo que más les interpela, así que, aunque hemos intentado abarcar mucho, seguirá habiendo lagunas.

 ¿Por qué es importante una historia de la sexualidad?

María: Yo creo que es importante, sobre todo, porque se ha creado un canon, que no es natural aunque se haya intentado justificar como tal, en el cual hay una forma de la sexualidad que se entiende como moral, natural y sana, que es la experiencia heterosexual y monógama. Todo lo que se sale de esa norma ha sido constreñido e imbuido de una sensación de culpa. Queríamos una historia de la sexualidad plagada de referentes para que tú te mires en ella y veas que no hay nada raro ni estrambótico en ti, que lo natural en la sexualidad es muy diverso.

Nacho: En ‘A present for Mr.Oscar Wilde’ aparece una cita que me encanta, y que plantea cómo va a haber cosas maravillosas si no sabemos que ha habido otras vidas maravillosas antes. Hay una parte muy importante de celebración de colectivos, vidas, actos… que se convirtieron en referentes y de los que no tenemos muchos libros de divulgación. ‘Sexbook’ quiere aportar a esa conversación, a la de la divulgación de orientaciones, identidades y modos de vida distintos.

¿Cómo ha influido el nacimiento del porno en la historia del sexo?

María: Nuestras fantasías nacen de nuestra cultura, están mediadas por nuestras expectativas sociales y la cultura popular. El cine porno mainstream no es un producto subversivo, sino que bebe de los códigos que ya existen, aunque tenga una nueva estética, es una confirmación de esos parámetros. De ‘Garganta profunda’ me interesa que podría haberse convertido en una especie de alegato feminista y que luego vuelve a caer en lo de siempre. Es una mujer que no disfruta de su sexualidad y cuando va a un sexólogo nos encontramos una lección muy didáctica, puesto que tiene que poner el foco en el clítoris. Pero es bien conocido lo que viene después.

Nacho: Conforme la fotografía se convirtió en algo mecánicamente reproductible apareció la pornografía y se convirtió en un gran negocio, con esa capa clandestina. A día de hoy la mirada y el ver se han convertido en el acto sexual por excelencia.

¿Os habéis encontrado con algún tabú en vosotras mismas durante el proceso?

Cristina: Me hacía ilusión dibujar sobre esto porque desde muy joven siempre ha sido una forma de expresar mi propio deseo para mi propio disfrute.

María: Al revés, creo que me he dado cuenta de que tenía un gusto por lo más bizarro y lo más punky y me tenía que cortar, porque a lo mejor en algunas ocasiones no era lo más importante.

Nacho Segarra, Cristina Daura y María Bastarós