Maria ke Fisherman, artesanía y mundanidad en el Puente de Toledo

09 / 07 / 2019
POR Alegría Olmeda

En una exaltación por la cultura urbana, el dúo de diseñadores tras la marca, ha eliminado el elitismo de la moda devolviéndole a la calle todo lo que les ha dado. Nos colamos en el backstage y esto fue lo que nos contaron.

El dúo creativo formado por los diseñadores María Lemus y Víctor Alonso ha presentado su colección más íntima -y pública a su vez- en el Puente de Toledo, donde las modelos permanecían estáticas, elevadas en los laterales de un puente abarrotado con música electrónica mezclada con la ‘Lacrimosa de Mozart’ de banda sonora. Los Veranos de la Villa ha sido la organización que ha hecho posible esta experiencia que, tras una tarde de lluvia, pudo ser disfrutada por todo aquel que así lo deseara. Nada de invitaciones, nada de elitismos. «Nuestros orígenes como marca, han sido interpretar e inspirarnos con las subculturas urbanas y las minorías sociales. Como la calle ha sido algo que siempre nos ha inspirado, queríamos devolvérselo de alguna manera. Los Veranos de la Villa nos dieron la oportunidad de hacer un desfile público y no lo pensamos, era algo que teníamos que hacer», afirma Víctor.

A partir de un conjunto de 18 estereotipos, los diseñadores han creado su propia tribu de mujeres poderosas que enfundaron en sus prendas en una colección más Maria ke Fisherman que nunca. «Esta es la colección que más tiene de nuestro ADN. Es la primera 100% Maria ke Fisherman. Siempre nos hemos sentido un poco frustrados con buscar el equilibro entre una colección comercial y nuestra. Eso nos bloquea a la hora de ser creativos. Esta vez queríamos ser 100% nosotros», nos cuentan los diseñadores.

Hablando de ADN, la artesanía propia de la firma, ha sido una de las claves de la colección. En ninguna de las prendas hay tela, sino que está únicamente trabajada a mano por artesanas extremeñas y monjas de clausura. «No hay otro tejido que no sea hilo, está todo totalmente tejido. Se han tardado 200 horas en hacer cada prenda, son casi de alta costura. Hay hilo de moer, de algodón técnico, poliamidas torsionadas, rafias brillantes, …muchos hilos diferentes pero todo está tejido en ganchillo y punto de dos agujas», nos explican los diseñadores.

«Esta vez hemos querido desahogarnos creativamente», nos cuenta Víctor.  Los diseños dibujan una colección onírica que hace de su propuesta una declaración de intenciones: la moda es un juego. Con la estética que les caracteriza, María y Víctor han jugado con la figura femenina con el mono de una pieza como hilo conductor para lanzar mensajes de poder, actitud y quimera.

   

Fotografía de Aitana Valencia