Tórtolas, olor a jazmín, un paisaje y una manera de hablar propias. Porque los proyectos que llegan son los que parten de la identidad propia, los que viajan desde lo subjetivo a lo universal. Qué cliché pero qué bonita es la honestidad, leyéndola y erizando los bellos de la nuca.
De chica con gatito
María Médem, Sevilla 1994, es pintora, ilustradora y una de las historietistas españolas con más difusión a nivel internacional. En su último cómic, editado por Blackie Books, ‘Por culpa de una flor’, traslada lo cotidiano, el paisaje que más conoce, transformándolo en un viaje lisérgico de colores y formas, con esa capacidad tan particular de transmitir el movimiento de María, capaz de hacernos escuchar cosas.
El poder de la vibración del sonido del flamenco, sensaciones tan fuertes albergan este cómic de ideas profundas bajo su aparente sencillez y sutileza. Vemos sueños, sentimientos universales que hacen que el trabajo de María le entre bien a cualquiera.
Dice un koan: “Miro la flor, la flor sonríe”. Sintetiza que hay cuestiones que van más allá de lo objetivo y lo subjetivo, que simplemente han de sentirse. Este cómic trata de eso; de perderse un poquito una misma y dejarse llevar por lo que se nos ofrece.
Viñetas de ‘Por culpa de una flor’
María, ¿qué te cuenta tu familia del día en el que naciste? ¿Qué día fue ese?
Pues nada especial, una pena, porque conozco anécdotas muy buenas de nacimientos, pero el mío fue sin incidencias, por la mañana el 20 de noviembre de 1994. Ahora no se me va de la cabeza la canción de “El día que nací yo, qué planeta reinaría…”
Tuve la suerte de coincidir contigo hace unos años en un festival de autoedición, ya no me acuerdo cuál era, allí te conocí y me sorprendió la calidad de tu trabajo con lo joven que eras. Recuerdo que hicimos un intercambio de fanzines, uno de ellos era un cómic de una chicas que estaban en un parque, me gustó un montón (ahora, cuando fui a echar mano no lo encontré :(, si me puedes refrescar la memoria te lo agradezco). De esa María de entonces ha habido una evolución muy heavy, se te sigue identificando por el dibujo pero el discurso ha dado un salto increíble. ¿Qué es lo que más te ha influenciado o te está influenciando en en tu proceso artístico?
Ay, yo tampoco me acuerdo cuál fue. ¿Fue Tenderete? ¿Fue Libros Mutantes? No me acuerdo… Creo que fue Tenderete, una edición de verano que hizo tantísimo calor. Pero creo que sí sé al fanzine que te refieres, ‘La Kinki onírica’ probablamente, o el de ‘Palique’. De 2017 creo que son. Esos fanzines los hice por el gusto de hacer cómics, como un acto muy impulsivo y de disfrute. Desde entonces a ahora, claro, ha pasado mucho, he dibujado mucho. No sabría decirte lo que más me ha influenciado. No he dado ningún cambio radical en cuanto a gustos, pero voy ampliándolos, profundizando en los libros, la música o las películas que me gustan, en las corrientes de pensamiento que me interesan. Intento estar más atenta en general, tanto a las personas como al funcionamiento de las cosas, para poder contar todo mejor. Pero siempre intento tener en mente el momento y la sensación de cuando empecé a hacer cómics, no alejarme mucho de esa despreocupación y curiosidad. Aunque así, pensándolo, puede ser que lo que más me haya influenciado en este tiempo ha sido la lectura. Siempre me ha gustado leer, pero ahora leo muchísimo más. Desde aquí un saludo a mi librero de confianza Luis, de la Fuga Librerías, en Sevilla, que me hace siempre unas recomendaciones estupendas.
Otra vez te encontré en Centro Cibeles y te saqué una foto, que cuando la vi me di cuenta que estaba al revés, a esa hora la luz en esa planta solo pega por un lado, estaba mal escaneada. Esto puede alterar el recuerdo que tengamos de ese momento, manipularlo mediante el reflejo. De aquí me voy a la importancia que los espejos tienen en ‘Por culpa de una flor’, hay un gran misterio en cuanto al uso que hacen de ellos. En Cénit no aparecen espejos pero sí creo que está presente esa idea de estar en el plano de los reflejos, donde se autorreproducen personajes y elementos. Es increíble la capacidad que tienes de expresar estos espacios liminales, ¿podrías profundizar un poco sobre ello?
Qué recuerdos, y qué buena luz la de esa foto. Eso fue en la inauguración de La Ciudad en Viñetas, que lo comisarió Ana Galvañ.
Qué buena pregunta, creo que encierra muchos de mis intereses. Sí, el tema de los reflejos, los espejos, lo que existe y lo que no, y cierta incomodidad en cuanto a cómo de reales son las cosas es algo que me atrae muchísimo, y creo que el cómic es uno de los mejores medios para expresarlo, te permite mantener un grado de ambigüedad constante. Puede ser un sentimiento incómodo, porque hay que renunciar al control y la seguridad que da el poder identificar qué es qué. En Cenit esa sensación fue algo con lo que trabajé mucho. En ‘Por Culpa de una Flor’ es uno de los temas principales, los espejos y todo lo que pueden contener, los significados distintos y incluso contradictorios que pueden encerrar. De hecho, el título provisional con el que trabajé el cómic fue ‘Reflejos’. Los espacios liminales, la liminalidad (que podría decirse que es el estado en el que está la protagonista de ‘Por Culpa de una Flor’ durante bastante tiempo) son algo que a saber por qué, siempre me ha atraído. Antes de ponerle nombre ni saber qué tenían en común, tenía una carpeta de fotos en el ordenador en la que solo habían imágenes de espacios vacíos, grandes, imposibles de ubicar. Cuando dibujo me imagino que estoy en lugares que me generan esas sensaciones.
“Tengo mal pronto pero no tengo maldad”, le dice el niño rubio del pueblo a Antonia, que le trae un bocata de queso después de haberle tirado una piedra. La forma que tenemos de expresarnos en el sur la vuelcas en ‘Por culpa de una flor’ de una manera muy natural, no hace falta más <3 ¿Qué piensas del uso del lenguaje? Me parece súper bonito y un privilegio usar tus propios códigos para generar algo que va a tener una extensión internacional.
Ese niño creo que es el personaje que más me gusta del cómic y con el que más ganas me he quedado de seguir trabajando.
Le doy muchas vueltas, intento por todos los medios que el lenguaje no me suene forzado, que los personajes no se comuniquen de una manera inverosímil o con expresiones y vocabulario que no peguen con ellos, sino de la manera más cercana al lenguaje oral posible, sin forzarlo tampoco, porque eso también puede quedar muy artificial. Todo esto partiendo de lo que tú dices, que como soy del sur, para estar segura de que todo me suena bien, tienen que ser del sur como yo, y para eso usar expresiones del habla de aquí. Que nunca se acaban de conocer todas, así que siempre hay que tener la oreja puesta.
Lo que hago es repetir las conversaciones en voz alta (más bien en voz baja) mientras los voy poniendo a hablar. Es la parte que más he reescribo conforme iba haciendo revisiones.
En tus dos últimos cómics se rompen cosas que se vuelven a unir solas, aparecen espacios liminales y hay física cuántica; universos paralelos que parecen resultado de un viaje lisérgico. ¿Cómo consigues esto? No quiero entrar en tema drogas, que también podría ser una herramienta creativa, como lo es para algunas, pero provoca mucha curiosidad esa capacidad que tienes para proyectar historias que no serían capaces de salir de un sueño para el resto de los mortales.
Lo que más me sirve para esto es observar la realidad para así entenderla y poder deformarla o jugar con ella, creo que para mí, lo importante es precisamente el juego, y forzar los límites de lo que en un primer momento pienso que no puede ser. Esto no me suele ocurrir mientras dibujo, aunque a veces sí, pero normalmente me tengo que sentar o tumbar y pensar, hasta que tengo algo parecido al inicio de una idea que me parece interesante. Esa idea ya empiezo a desarrollarla tanto escribiendo, que al ser más rápido da pie a que las posibles derivaciones aparezcan de manera más inmediata, como cuando dibujo y veo que gráficamente pueden ocurrir cosas que no se me habían ocurrido en un primer momento. Hay un disco que me ha servido muchas veces, el disco de ‘Hearing Music’ de Joanna Brouk, que me ayuda mucho a concentrarme, porque para mí es lo primordial, ser capaz de concentrarme en una idea y verla desde distintos ángulos.
Las letras del flamenco son pura espiritualidad, puro zen. Los mensajes más espirituales y poéticos están en él. Solo hay que poner el oído, tener un poco de sensibilidad y ya te llega la vibra. Dicen que bebe del sufismo, de lo cual estoy segura, y se le suma el propio bagaje espiritual de los flamencos (que al final todos los caminos espirituales van al mismo lado).
«Canto porque me acuerdo de que he vivido», que sentencia tan bonita de autoconocimiento.
Se desconoce más que se conoce y esa es parte de su magia. Y lo que más me gusta es que puede pasar de los mensajes más profundos al cachondeo o jugar a los dos con elegancia. En ‘Por Culpa de una Flor’ las sensaciones tan fuertes del flamenco, las atmósferas y las vibraciones parece que las trasladas mediante el color que tiene como un glow sutil y hay aproximación al sonido mediante los dibujos con ese movimiento que no cesa. Esta es una interpretación mía, pero sabes qué dos canciones me venían a mí todo el rato cuando lo leía: ‘Taranto del Hombre’, de Lole y Manuel y ‘Amanecer’, de Enrique Morente. Conclusión, ¿cómo pesa el flamenco en tu obra? Cómo me enrollo…
Jajaja, pesa mucho. Yo del cante he aprendido muchísimo. No sería la misma si no lo escuchara. Soy bastante seguida, escucho mucho, y cuanto más escucho más quiero seguir aprendiendo, porque con esto se va haciendo el gusto y todo se va apreciando más. A mi familia le gusta mucho, a mi madre que es fan absoluta de Bernarda y Fernanda de Utrera, a un tío mío, son bastante aficionados, mi abuelo también lo era. Por eso siempre ha sido una cosa que estaba ahí, que yo sabía que existía, y poco a poco lo fui conociendo más en profundidad. Me empezó a interesar trabajar con letras mientras estudiaba Bellas Artes, mi trabajo de fin de grado fueron unos grabados interpretando en dibujo algunas letras de flamenco. A partir de ahí siempre he metido detalles flamencos en los cómics, aunque nada explícitas, pero sí que han sido fuente de inspiración de muchas escenas. Por ejemplo, en ‘Cenit’ hay una escena donde el protagonista está sentado en una escalera, y luego se levanta y se va. Para esa escena yo tenía en mente la letra que canta el Chaqueta de “sentaíto, sentaíto en la escalera, esperando el porvenir y el porvenir nunca llega” (¿tú te puedes creer esa letra?). En un fanzine que hice antes que ‘Por Culpa de una Flor’ que se llama ‘Tregua’ metí unas letras de sevillanas, que no son flamenco, pero las canta las Niña de los Peines y son también una barbaridad: «Rondan mi calle, rondan mi calle, un alto y un pequeño rondan mi calle el alto se parece al sol que sale. El más pequeño se parece a la luna y el más pequeño se parece a la luna del mes de enero. » ¿Esto se puede aguantar? Y en ‘Echos’, muchos de los cómics de una página están inspirados en letras, como uno que hay una persona achicando agua del mar, y ese se me ocurrió con la letra que escuché de unas alegrías de Aurelio Selles que dice Agüita y no la aminoro, yo voy a la fuente y bebo, el agua y no la aminoro, lo que hacía era aumentarla con las lágrimas que lloro.
Me gustan mucho esas que me dices que tenías en mente leyendo la flor. Al disco de Pasaje del Agua de Lole y Manuel le tengo mucho cariño. Yo no sabría decirte que canciones escuché más escribiendo el cómic, ha sido tantísimo tiempo que he escuchado de todo, pero sí que al final, mientras lo acababa escuchaba bastante en bucle las siguiriyas y soleás de Canela de San Roque, y también mucho del Torta.
¿Sabías que la soleá, ‘Fui piedra’, que salen en Por culpa de una Flor, aluden a la antigua tradición de desechar las piedras de molino inservibles en canales de agua, para que se desintegrasen mediante la erosión de la corriente y así volvían al mar.? Se puede relacionar con el exilio y con el autoconocimiento. Teorías aparte ¿por qué decidiste darle un hueco en tu obra?
Fui piedra y perdí mi centro
y me arrojaron al mar
y a fuerza de mucho tiempo
mi centro vine a encontrar
fui piedra y perdí mi centro
y me arrojaron al mar
Bueno, esa letra la escuché por primera vez cantada por Camarón, en un vídeo de RTVE con un decorado sin pies ni cabeza (este). Quizás la escuché antes, pero no fue hasta esta versión de Camarón que se me quedó grabada, volvía mucho a ella, me parece que tiene una carga poética enorme. Es una letra que yo creo que marca a mucha gente que nos gusta el cante. Y me parece que esta letra también resume, a su manera, la historia del libro, y por eso aparece en el cómic, un poco a modo de acertijo.
Escuché que te llevó 3 años sacar el libro. ¿No queda más valor que ser misántropa para dedicarse al cómic? ¿El éxito te está quitando tiempo para dibujar? (PERDÓN!!).
Jajaja, bueno, realmente no soy nada misántropa. Cuando estuvimos encerrados por el Covid, que no veía a nadie y tenía pocas cosas que hacer, podría haber aprovechado para ponerme con el cómic porque ya lo tenía empezado, y no hice absolutamente nada, ni una sola página, era incapaz. Era ponerme y la cabeza me empezaba a doler.
Una vez empecé a darme mis vueltecitas eso cambió. Necesito que me dé el aire, hablar con la gente aunque sean vecinos, cuando doy un paseíto, y así vuelvo a mi casa con energía para ponerme a dibujar.
Con ‘Cenit’ sí que salí menos. Me acuerdo que, cuando lo acabé, estaba con la bici yendo a quedar con unos amigos y recuerdo la sensación de apreciar la luz del sol, el calorcito, porque creo que llevaba sin salir de día bastante tiempo, solo me daba una vuelta por la noche, cuando terminaba de dibujar. Pero eso era porque también dibujaba más lento, tardaba más en que me salieran las cosas.
Pero ahora sí que tengo menos tiempo para dibujar mis cómics. Por tanto viaje, sobre todo. Pero bueno, ya tengo mis ideas, y tengo ganas de volverme a poner con otra historia, a ver si puedo empezar este 2023.
Hay cierta similitud con la forma de usar el color y el dibujo en una expresión minimalista que recuerda a la xilografía japonesa ukiyo-e. Esta visión oriental ¿ha influenciado en tu trabajo? Si no, ¿qué cultura o visión (además de la tuya) te ha influenciado más?
¡Sí! Grabado fue la única asignatura que realmente disfruté en Bellas Artes. Me ayudó a darme cuenta de que lo que me gusta más era la línea. Cuando trabajamos la xilografía también descubrí que era posible trabajar el color solo con bloques de tinta plana. En cuanto a la visión oriental, sí, el cine japonés me gusta muchísimo. Ozu, por ejemplo, la de ‘Buenos días’ es una de mis películas favoritas, pero en general, su mirada y su intención de apegarse a la realidad me resultan muy interesantes. También me encanta el cine de Takeshi Kitano, ‘Sonatine’ es una de mis favoritas. De música, el ambient japonés también me gusta mucho, como el de Hiroshi Yoshimura, y también el trabajo gráfico de Ikko Tanaka, y autores de manga como Yoshiharu Tsuge y Yuichi Yokoyama.
¿Cuál es tu flor María?
Ay, que complicado. Diría que el clavel.
Y si tuvieses que elegir un lugar, ¿cuál sería?
Todavía no existe, hay que crearlo.
Con un burrito
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