Meditar antes de comer, “mindfulness” en la mesa

27 / 10 / 2017
POR Kike Adela

El culto a la meditación, el conocimiento íntimo del ser, apreciar el momento… blah blah y blah, están más de moda que nunca. Antes lo llamábamos meditar, y pensábamos que era imprescindible vivir en el Tibet y contorsionar tus piernas en ángulos impossibles para experimentarlo, pero ahora, este ejercicio mental es factible sin necesidad de emigrar al Everest o cantar un solo “om”, el “mindfulness” puede practicarse ¡hasta en la comida!

Con nuestro vertiginoso ritmo de vida, falta de sueño, exceso de trabajo y desastrosas dietas, el mindfulness pedía a gritos adentrarse en nuestros platos. De la mano del “slowfood” y otras muchas corrientes que pretenden encarrilar nuestro insalubre modo de vida, este ejercicio tiene como objetivo reconectarnos con los sentidos y nuestra consciencia plena a base de respirar hondo ante cada mordisco.

Quizás suene exagerado, pero ¿cuántos de vosotros coméis delante de una pantalla? De camino al trabajo, con tenedor a la derecha y smartphone a la izquierda, a velocidad punta… Cada vez le restamos más importancia a la comida, rodeados de distracciones y sobreexcitados por entretenimiento es prácticamente imposible reflexionar y disfrutar de los alimentos.

Si soys de los que cortan cebollas delante de la tele o habéis substituido al tenedor y cuchillo por el scrolling infinito en Instagram, he aquí una llamada de atención. Comer mal y rápido es la tendencia creciente pero esto puede ser perjudicial. Quemarse por no soplar o atragantarse con un cacahuete son las consecuencias más obvias que podáis imaginar, pero la cosa va más allá.

Comer distraidos acarrea comer más. Un Informe de la Escuela de Psicología Experimental de la Universidad de Bristol, Reino Unido, puso a un grupo de personas a comer delante del ordenador mientras juagaban a un videojuego y a otro a comer lo mismo sin pantallas de por medio. El resultado fue postivio para quienes disfrutaron de su comida sin distracciones, en cambio, media hora después de la prueba, los del primer grupo tuvieron que saciar el hambre con más alimentos mientras que nadie del segundo grupo necesitó repetir.

Más allá de las consecuencias “mentales” de saciedad y satisfacción, el cuerpo sufre de igual manera. Comer distraídos y rápido nos hace masticar peor, y esto hará que nuestro sistema digestivo tenga que esforzarse en exceso y consuma demasiada energía: cansancio, trastornos en la digestión, estrés y desgaste son algunas de las consecuencias de no triturar bien los alimentos. Además, al comer rápido, la comida pasa con más aire, que también provoca dolores de estómago, gases y eructos. ¿Apetecible verdad?

No hace casi falta mencionar, que con las prisas, uno elige peor. Dedicar poco tiempo a la comida nos hace susceptibles a los impulsos, y el fast food o alimentos procesados son los que encontramos más a mano cuando vamos de bólido. 5 “oms” antes de comer y no entráis en el McDonalds.

¡Pero tranquilos, que el “minfulnes” ha llegado para salvarnos a todos! Contemplar un cacahuete durante 5 minutos, o acariciarlo y olerlo antes de comértelo suena tan ridículo como puede ser beneficioso, he aquí el porqué:

1.Para aprovechar al máximo los alimentos y disfrutar como nos merecemos de las comidas, hay que dedicarles el tiempo necesario. Comer es un momento para nutrirse y coger energías, pero también para relajarse y disfrutar de la comida. Sin prisas y con detenimiento, aprecia lo que vayas a comer; huele, escucha, toca y mira, se presente y aprecia.

2.Comer es un momento sagrado, olvídate del estrés y la ansiedad antes de atacar ferozmente un plato. Si estás nervioso comer con ansias no te ayudará en absoluto, puede sonar exagerado, pero respirar profundamente 3 veces antes de cada comida automáticamente cambia tu energía ante la comida, comerás más relajado y mejor.

3.Mastica bien los alimentos y evita esfuerzos innecesarios a tu estómago, una importante parte de la digestión se produce en tu boca. ¡Saborea!

El mindfulness pretende liberar nuestras mentes del estrés y los problemas de la vida moderna, hacer un huequito para poder pensar y tomar las decisiones correctas, entender que nuestra consciencia es más poderosa que nuestro estómago y poder entonces cambiar nuestros patrones erróneos de alimentación. Repetid conmigo: “Jamoooooooon”. ?