Mi belleza no es cosa tuya, un manifiesto contra las creencias tóxicas

02 / 09 / 2021
POR Julia González

Romper con una misma y reeducarse, reprogramarse, no conformarse con lo que no nos hace felices y aprender a decir que no. Estos son algunos de los temas que trata Florence Given en su primer libro.

Florence Given.
«Tu belleza no es cosa de los demás. Ni de tu novio, ni de tu marido o tu pareja, ni de tus compañeros de trabajo, ni mucho menos de un desconocido en la calle. No es cosa de tu madre, no es cosa de tus hijos, no es cosa de la humanidad en general. La belleza no es un alquiler que tengas que pagar a cambio de ocupar un espacio designado como «femenino»».

Florence comienza con esta cita de Erin Mckean que asegura que cambió su visión del mundo e inspiró el título de la obra. Desde pequeñas nos enseñan a agradar a los demás, tanto física como emocionalmente. No debemos decir que no para no parecer unas desagradecidas, debemos cuidar que nuestras medidas corporales no sobresalgan de ciertos parámetros y por supuesto no hablemos de que se perciba el más mínimo vello corporal porque, nos dicen, «no es higiénico».

Given realiza en este ensayo un repaso a las bases de la educación heteronormativa que nos han inculcado desde siempre y acompaña en un viaje de descubrimiento personal que puede ser muy revelador para las demás jóvenes. Con ayuda de sus experiencias personales, en Mi belleza no es tuya’ (Lunwerg, 2021), busca darle la vuelta a todo lo que nos han enseñado y pensemos por nosotras mismas qué es lo que queremos y lo que no en nuestra vida para así potenciar el autoestima.

Portada de ‘Mi belleza no es cosa tuya’.

El libro está escrito desde un punto de vista en el que la Florence adulta revive episodios de su niñez y, sobre todo, adolescencia a la vez que nos cuenta lo que le hubiese gustado saber a ella en esos momentos, como cuando se dio cuenta de que también le gustaban las mujeres o que no tiene por qué conformarse con una persona que no le trata bien ni le hace feliz.

A muchas en algún momento de nuestra vida el feminismo nos ha mostrado una realidad distinta e incómoda. Habla sobre el sentimiento de culpa que tenemos cuando nos damos cuenta de nuestro comportamiento erróneo y sobre cómo nos fijamos en los defectos de las demás para sentir cierto alivio. O que somos más que nuestro físico a pesar de que la sociedad utilice la belleza como moneda de cambio y aquellas personas que son más atractivas reciben mejor trato. ¿Por qué? Pues porque en muchas ocasiones nos ven como un objetos de deseo más que como personas, lo que se traduce en que no tenemos poder sobre lo que nos digan o puedan llegar hacernos.

Esta idea está relacionada con el sexismo y la doble moral fomentan los enfrentamientos entre nosotras y la creencia de que no podemos vivir sin hombres. Florence lo explica en el libro de forma muy clara estableciendo que, independientemente de cómo nos comportemos, vamos a ser criticadas. Si destacamos en el plano académico somos unas resabiadas, si nos imponemos en situaciones de injusticia es que estamos a la defensiva, si nos ganamos la vida por nuestro físico caemos en el prototipo de no ser inteligentes y no valer para nada más que para ser una mujer florero. Así que como indica ella, da igual lo que hagamos que nos van a criticar por lo que mejor hacer lo que queramos para ser felices.

Para no disgustar a los demás, sea en una relación de pareja o de amistad, muchas veces nos conformamos con las ‘migajas’ como lo llama ella. Pudiendo tener un trozo de tarta o incluso la tarta entera ¿nos vamos a quedar con lo que sobra? Nosotras nos merecemos mucho más, pero para llegar a ese punto en nuestra vida hemos tenido que pasar por perder personas y romper con una misma porque en muchas ocasiones los comportamientos tóxicos están en nuestra cabeza. Pero una vez comprendamos que estamos mejor solas que con alguien que no nos valora, nuestra vida empezará a mejorar.

Florence Givens enmarca el libro dentro del tema de la belleza porque es de las primeras cosas que aprendemos cuando comenzamos a crecer y que marcan nuestra vida. Sin embargo a medida que vayamos aprendiendo que la apariencia física depende únicamente de nosotras mismas estaremos listas para dejar de lado el resto de comportamientos y creencias erróneas que hemos adquirido con los años.