Pandora´s Jar: rescatando a las mujeres de la mitología griega

21 / 10 / 2021
POR María Antonia López Arango

Medusa, Medea, Penélope, Helena de Troya… una nueva mirada sobre la figura femenina en la antigüedad y cómo la tradición ha ido a lo largo de los siglos deformando su imagen.

Psique abriendo la caja de oro (1903), John William Waterhouse

Crecí pensando que la mitología griega estaba llena de héroes y dioses protagonistas que luchaban por obtener la gloria y cumplir con sus misiones; gracias a películas como Troya y Percy Jackson, los primeros nombres que retenía mi mente eran los de Aquiles, Zeus, Hércules, Hermes, Hades y Poseidón; cuando se hablaba de la guerra de Troya, solo recordaba que fue causada porque Paris y Helena se enamoraron y huyeron juntos, y hasta cometí el garrafal error de culpar a Helena por ser el motivo de esos diez años de violencia y enfrentamientos. Afortunadamente, gracias a libros como Pandora’s Jar: Women in the Greek Myths, he logrado deconstruir todos esos ideales que tenía del mito griego y, con alegría, puedo decir que hay nombres como el de Pandora, Helena, las Amazonas, entre otras, que fueron protagonistas y que eran algo más que solo las mujeres detrás del héroe. 

La británica Natalie Haynes relata con autenticidad y rigurosidad las historias de diez mujeres de la mitología griega. Empieza con Pandora y deconstruye el mito que la culpa a ella de todos los males que hay en la tierra, para luego seguir con Yocasta, de quien destaca su valentía y fortaleza para afrontar el destino que The Fates (Las Moiras, tres diosas que se encargan de asignar el destino de los mortales) había estipulado para su familia; posteriormente, nos cuenta de Helena, esa mujer tan controvertida y en quien recae toda la culpa por la guerra de Troya, pero que, con la rigurosidad de la autora, se dan a conocer otras versiones del mito en las que Helena no es la victimaria que nos pintan, y es más bien una víctima de toda una maquinaria pensada por los hombres. 

Conocemos a Medusa, mi favorita, y nos enamoramos de su dualidad, de su historia como víctima de una violación, por parte de Poseidón, y de la rabia de Atenea por profanar su templo; nos enamoramos de ella, como todos los griegos lo hicieron cuando no tenía una mirada que endurece y unas serpientes que asustan a todos los que se acercan. Luego, Haynes nos presenta a las hijas de Ares, las Amazonas, y nos damos cuenta que no son nada parecido a lo que nos pintan en La Mujer Maravilla (a pesar de que Gal Gadot sea un espectáculo con su traje); nos maravillamos con su espíritu de manada y de unidad: a una Amazona nunca se le encuentra sola, siempre está acompañada de sus hermanas, y si se trata de ir a batallar, van todas juntas, como ocurrió cuando Pentesilea se enfrentó con Aquiles, el de los pies ligeros. 

Llegamos a humanizar a Clitemnestra y a entender sus motivos para matar a su esposo, Agamenón nos presentan a Eurídice, la esposa de Orfeo, ahondamos en su historia, en su personaje, conocemos su voz, porque la narrativa más popular del mito solo se enfoca en Orfeo y su viaje al inframundo para traer a la vida a su amada. Ya en la segunda mitad del libro, nos transportan a Creta, a conocer a la princesa Fedra, hija de Minos y Pasífae; nos cuentan cómo fue raptada por Teseo y la autora realiza con elegancia una crítica a la misoginia del mundo antiguo, pero también del mundo moderno: siempre es el héroe con sus hazañas, pero nunca el héroe misógino que objetifica a las mujeres a su antojo. 

Escudriñamos la historia de la bruja Medea, en su independencia, tenacidad y descubrimos sus motivos para asesinar a sus hijos. El libro finaliza impecable con Penélope, esa mujer fascinante que esperó a su marido durante veinte años, tejiendo de día y destejiendo de noche para no tener que escoger un nuevo esposo; una mujer estratégica y tenaz.

A cada historia, la autora le agrega humor, le agrega crítica, le agrega un enfoque feminista; compara y complementa las distintas versiones con autores diversos como lo son Eurípides, Hesíodo, Homero, Sofocles, Orestes, Plutarco, entre otros autores de obras, que dan cuenta de la investigación rigurosa realizada para la elaboración de esta joya. Es precioso leer historias de mujeres que son mencionadas vagamente en la Ilíada o en la Odisea; mujeres que son reducidas a ser la esposa del héroe y el capricho del dios. Mujeres que tenían voz, que pensaban y que a su manera cometieron hazañas dignas de ser contadas. Leer este libro es maravillarse con el poder femenino, pero también entristecerse con la misoginia que ha permeado el mundo desde siempre y que aún persiste. No obstante, existen autoras como Haynes, y su obra en general, que se encargan de reivindicar a la mujer, de contar su historia, de contar su versión y darles un lugar que la historia no ha tenido la decencia de darles.