Entrevistamos al autor de ‘Cine Crush. El cine homoerótico involuntario en nuestro despertar sexual’.
Popy Blasco (Madrid, 1978) firma ‘Cine Crush. El cine homoerótico involuntario en nuestro despertar sexual’ (Dos Bigotes), un ensayo distinto. Lejos de ser un frío instrumento de análisis, todo el libro desprende calor, nostalgia y pasión por el cine. Es casi una confesión, un ejercicio de memoria; uno se imagina fácilmente a Popy sentado delante, con una cerveza, recordando más y más títulos a medida que va hablando de cine. Son muchos los temas que trata: la fascinación por la gran pantalla, el descubrimiento y el interés por la sexualidad temprana, la atracción por nuevos cuerpos y masculinidades… La mejor forma de que el mundo te escuche es hablando con pasión, y a este libro le sobra.
“Mata a mis demonios y mis ángeles morirán también” ¿Por qué elegiste esa frase de Tennessee Williams para empezar?
Bueno, los demonios del colectivo, la atracción sexual que sentimos hacia la masculinidad tóxica, recorre todo Cine Crush. Es evidente que no deberíamos sentirnos atraídos por esa figura del macho que tanto se asemeja a la del malote que nos hacía bullying, pero ¿quién manda en nuestros deseos? Y por otro lado, si prescindimos de ellos, prescindimos a la vez de nuestros ángeles de la guarda: Kurt Russell, Jean Claude Van Damme, Jacob Elordi, William Baldwin, Steve McQueen… Por si fuera poco la cita es de Tennessee Williams, mi dramaturgo americano favorito. Me arrodillo ante “La noche de la iguana”, “De repente el último verano” o “La gata sobre el tejado de zinc”.
Hay algo que me parece que queda reflejado casi involuntariamente en tu libro, y es la emoción que tienen los pequeños descubrimientos. Un nuevo género cinematográfico, descubrir una nueva película fascinante… Hoy en día los contenidos audiovisuales se presentan en bloques, y ya categorizados y relacionados. Antes había mucha menos oferta, y era más difícil de encontrar algo interesante. Salvando los inconvenientes que podía tener esa escasez, ¿guardas algo de nostalgia por esos pequeños descubrimientos?
La nostalgia es una trampa mortal. Si sucumbes a sus encantos puedes quedarte atrapado en su prisión para siempre. Yo soy de vivir el presente y de exprimirlo al máximo. Hoy en día hay cineastas fascinantes, como Robert Eggers, inesperados sex symbols, como Angus Cloud, pero también he vivido el pasado y recuerdo con mucho cariño la excitación de descubrir una película que nadie había visto, un grupo de música que poca gente conocía, en una época, pre-internet, en la que para descubrir la cultura había que arremangarse y salir a la calle y recorrer videoclubs, tiendas de discos escondidas en calles, pequeñas librerías recónditas. Había menos oferta pero no era difícil encontrar cosas interesantes, al revés, lo difícil es encontrar algo interesante ahora, con tanta morralla frito de refrito. ¿Lo ves? Ya he vuelto a caer en la nostalgia.
La labor de recopilación me ha parecido tremenda, ¿de qué manera la hiciste?
Para muchas cosas de la vida cotidiana no tengo una gran memoria, pero para el cine, los rostros de las estrellas y las películas en las que brillaron, sí. Antes de empezar a documentarme para Cine Crush ya había visto la gran mayoría de los títulos que en él aparecen. Después estuve tirando de la filmografía de estos mitos homoeróticos y estuve un año descargándome torrents y viendo películas. Ha sido una labor fascinante y profundamente erótica.
Me parece casi obligatorio preguntarte por el cine actual que te gusta.
Me emociona el cine de Sean Baker (“Tangerine”, “The Florida Project”, “Red Rocket”), esa combinación explosiva de comedia con cine social de gran pegada, sobre la gente que vive en los márgenes del capitalismo. Robert Eggers (“La bruja”, “El faro”, “El hombre del norte”) que es un mago absoluto, como un nuevo Murnau con Dreyer. El cine LGBTIQ+ anti-“Call me by your name”, como por ejemplo “Sauvage” o “El desconocido del lago”. Cine comercial como el que está haciendo Christopher Landon (“Feliz día de tu muerte”, “Freaky”). Sigo enamorado del slasher, de los últimos títulos de “Halloween” o “Scream”. Y clásicos aún en activo como Paul Schrader, Cronenberg o Paul Verhoeven. Y bueno, podría no parar.
¿Crees que era totalmente involuntaria la carga homoerótica de algunos de los actores o películas de los que hablas? ¿En qué punto crees que “La industria” como bloque empieza a tomar conciencia de eso y utilizarlo como reclamo?
En ciertos casos la carga homoerótica era involuntaria, como por ejemplo en el caso de actores como Burt Reynolds, Sean Connery o Tom Selleck, y en otros muchos y fascinantes casos es evidente que esa carga era consciente, buscada y explotada, como en las películas de Hércules de Steve Reeves, en todo el cine de acción de Jean Claude Van Damme, donde este pedía por contrato mostrar su trasero. O más recientemente en la serie “Hawaii 5.0.” donde se ha llegado a calificar la relación de sus dos protagonistas como ”bromance”; un romance entre bros. La industria siempre ha tenido conciencia del homoerotismo pues detrás de esa industria siempre ha habido directivos, guionistas y productores y estrellas de cine homosexuales.
¿Dirías que el cine de hoy en día es igual de estimulante a la hora de ofrecer referentes de identidad, comportamiento, etc.?
El cine de hoy en día es más estimulante mostrando referentes identitarios que antes. Hoy en Netflix podemos ver una magnífica serie como “Special” donde encontramos un protagonista gay, con parálisis cerebral, sexy y atractivo, del que te enamoras. En los 80 o en los 90 era impensable un referente así. El gran problema es que el exceso de oferta audiovisual que existe hoy en día hace que nada termine de convertirse en un referente masivo más allá de “Strangers Things” o “Juego de tronos”. Hoy hay referentes más estimulantes, pero con menos misterio que antes. La falta de libertad de décadas pasadas tuvo un componente importante de morbo al tener que leer entre líneas e imaginar aquello que no era tan evidente.
¿Qué tal ha sido la acogida del libro? Realmente, en muchos momentos comentas tu propia opinión sobre a qué actores o personajes encuentras atractivos y por qué. ¿Hay alguno con el que te hayan dicho “no, este no puede parecerte guapo”?
Estoy muy sorprendido por la acogida del libro y por cómo se está vendiendo. No esperaba tanto interés. Estoy recibiendo un feedback muy bonito de lectores que tenían a sus mitos homoeróticos de la infancia enterrados en la memoria y que Cine Crush ha hecho aflorar. En la infancia adquirimos la nefasta idea de que sentir atracción por esos mitos es algo incorrecto, algo que debemos tapar y eso hace que muchas veces les olvidemos, pero están ahí, esperando ser liberados de nuevo. Entre mis mitos personales de mi despertar sexual hay varios, como el padre de “Matrimonio con hijos”, Ed O’Neill, que luego fue el abuelo de “Modern Family”, o John Goodman en “Roseanne”, que varias personas me han dicho “¿ese?, ¿en serio?”. Me choca este tipo de reacciones pues me cuesta creer que alguien no pueda ver atractivos a estos actores.
Cuando hablas de series haces referencia al atractivo de James Gandolfini en “Los Soprano”. Obviamente coincido contigo. ¿Crees que personajes así de carismáticos ayudan también a que encontremos nuevos atractivos no normativos?
Como para no coincidir. Efectivamente, mitos eróticos como James Gandolfini, Chris Penn, Seth Rogen, el ogro Shrek, Kevin James, Adam Richman, han hecho mucho por que volquemos nuestra atención en otro tipo de cuerpos. Cuerpos, por otro lado, siempre muy relacionados con el atractivo gay en gustos relacionados con la escena bear.
Hoy en día a plataformas como Netflix se las acusa de tener que cumplir un “cupo woke” de presencia de diversidad en sus actores y personajes. Me parece muy oportuno saber tu opinión sobre este asunto.
Creo que es importante educar al mainstream y Netflix y Disney han logrado que las masas normalicen la diversidad. Ha sido histórico a nivel cultural. Por otro lado está resultando tan forzado e impostando en muchos de los casos que resulta involuntariamente cómico y agotador. El woke está definiendo el audiovisual de ahora pero le falta naturalidad.
Dedicas todo un capítulo al despertar sexual en la generación Z. Aunque siempre es un poco manido preguntar algo así, ¿qué diferencias encuentras entre esta generación y la tuya?
Mi generación tuvo que vivir su despertar sexual a través de iconos heterosexuales. La generación Z, en cambio, ya tiene iconos queer. Pueden enamorarse de los protagonistas de “Heartstopper”, “Chucky” o de “I love Victor”. Pero no todo es perfecto ni mucho menos pues, al final, estas dos series aún siguen perpetuando una masculinidad normativa dentro del LGBTIQ+. Todavía queda carretera por asfaltar.
¿Si actualmente acabases de entrar en la adolescencia, qué película o serie de hoy en día sería un despertar sexual para ti?
De ser hoy adolescente posiblemente me estaría sintiendo turbado ante la presencia en pantalla de Oscar Isaac en Caballero Luna, por el protagonista de “Genera+ion”, por Nate en “Euphoria”, por el porte del Mandalorian, los novios de Sabrina, el Lil Papi de “Pos” o el último Spider-man. Y así ocurre pues, en cierto modo, al fin y al cabo, acabo de entrar en la adolescencia.
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