¿Qué hay de nuevo? Coser prendas, coser ideas

12 / 02 / 2025

¿Qué hay de nuevo? La columna de Estel Vilaseca para VEIN.ES

El pasado jueves se celebró la 13ª edición del Fashion Summit, el encuentro anual de referencia del ecosistema empresarial de la moda en España. En esta ocasión, bajo el concepto de revolución, buscó cuestionar los paradigmas tradicionales de la moda. En un momento dado, en uno de los turnos abiertos de preguntas alguien del público planteó un cuestión crucial: “Teniendo en cuenta que existe una nueva generación de marcas como Nude Project, más productora de contenidos que marca de moda, cuyo valor reside más en las narrativas que en las prendas, ¿puede que en un futuro pasemos de coser prendas a coser ideas?”. A los ponentes encima del escenario esa pirueta conceptual que con inteligencia planteaba esta pregunta, les pilló con el pie cambiado. Pero no parece un planteamiento descabellado, sino todo lo contrario. En un contexto en el que urge mayor valentía en afrontar los retos medioambientales y en el que el decrecimiento debería ser la única opción para frenar los desiertos de nuestra vieja ropa que crecen lejos de nuestras casas, producir menos a cambio de ofrecer servicios e ideas podría ser una interesante solución al problema. Y es que no olvidemos que gran parte de las casas de moda llevan haciendo su agosto no vendiendo prendas sino barras de labios y perfumes.

@maisonvalentino

En su primera colección de alta costura al mando de Valentino, Alessandro Michele ha cosido ideas y vestidos en una presentación que introduce teoría de la moda y eleva el desfile a happening museístico. Citando a Umberto Eco y a Italo Calvino, el director creativo reflexiona en su nota sobre las piezas que presenta: “Cada vestido no es sólo un objeto, sino más bien el nudo de una red de significados: una cartografía viva que atesora trazos de recuerdos visuales y simbólicos. Es un archivo narrativo en el que combinaciones improbables encuentran la armonía, los recuerdos cruzan épocas, culturas y los ecos de historias pasadas resuenan en el presente”. Y es a través de las listas, que en palabras de Eco, permiten hacer de lo infinito algo comprensible y crean la cultura, que Michele pone en valor su trabajo, el de su equipo y en extensión, el significado de la moda como patrimonio cultural.

48 vestidos y 48 listas en las que lo material y lo inmaterial conviven: “proporciones medibles, hilos emocionales, referencias pictóricas, acotaciones mercantiles, entramados biográficos, texturas cinematográficas, geometrías cromáticas, costuras filosóficas, marcas musicales, urdimbres simbólicas, bordados lingüísticos, fragmentos botánicos, arquetipos visuales, tejidos históricos, intarsias narrativas, nudos de relaciones, etcétera”. A través de estas enumeraciones infinitas Michele ensalza los procesos creativos y artesanales que caracterizan a la alta costura, llevando a un nuevo nivel las habituales narrativas de entre bambalinas que suelen acompañar estas presentaciones. Desvelar y explicar los procesos es significar un oficio que necesita tiempo, para pensar y para hacer. Nombrar es representar. Aquello que no se designa, desaparece. Hacerlo, y por escrito, es darle un lugar en el espacio y el tiempo. En un mundo dominado por la imagen, la palabra pide su turno.

Daniel Roseberry en alta costura y Jacquemus con una colección de prêt-à-porter hilaron colecciones de aires historicistas con entretelas conceptuales totalmente opuestas. El director creativo de Schiaparelli presentó su mejor colección para la enseña hasta la fecha. Una propuesta de delicadas siluetas encorsetadas que fascinan por un gran trabajo técnico que homenajea a grandes de la costura, desde Worth, Grès a Alaïa. Un tributo sincero al arte de la alta costura que, según el diseñador, “nos recuerda que la perfección tiene un precio. ¿Cuán de lejos pueden ir los modistos? Tan alto como el sol – y los Dioses – nos lo permitan”. A pesar de que Roseberry declaró que quiso presentar una colección opuesta al minimalismo imperante, “mi mirada estaba hambrienta y sedienta por algo menos sencillo, más elaborado”, brillaron los diseños más sutiles, aquellos en los que a pesar de su diseño y patronaje audaz, mostraron una simplicidad de belleza serena. Una colección preciosa sólo apta para ocasiones muy especiales.

 

Jacquemus también bebió de los maestros a los que admira para su nueva colección “La Croisière”, pero en este caso hizo lo contrario que Roseberry. Tomó las siluetas y las reinterpretó listas para llevar a la calle. Preparó un íntimo desfile de salón – retransmitido en directo a una gran audiencia – y a la semana siguiente lanzaba un corto dirigido por él mismo y grabado con iPhone, el teléfono con el que, en sus propias palabras, construyó su marca. ¿Os acordáis del concepto “see now, buy now”? Pues eso, las prendas ya están en la web para ser compradas y algunas ya cuelgan el cartel de “agotado”. A primera vista los conjuntos nos recuerdan a las siluetas de alta costura de Dior, Balenciaga o Alaïa. Pero si miramos con detenimiento, debajo de una falda tipo corola, asoman unas deportivas, el conjunto de plumetti que parece un vestido de gala, está compuesto por una cortavientos extra-grande y el atuendo lady blanco con cinturón rojo incluye una camiseta básica. Más allá de estas referencias, Jacquemus se cita a sí mismo. Sólo falta recuperar sus colecciones para primavera y otoño de 2017 y allí ya aparecen los siluetas de volúmenes redondeados, las combinaciones de blanco y negro, los lunares y las notas de color rojo. El diseñador envió como invitación para el desfile una caja de Kleenex en la que en su interior surgían pañuelos de tela con el logotipo de la firma bordado. En una colección en la que el francés presumía de haber presentado una de sus propuestas más elaboradas, parecía también querer reivindicar una moda más duradera. Jacquemus que suele coser mejores ideas que nadie, parece querer decirnos que también es importante no olvidar coser bien los vestidos.