¿Qué hay de nuevo? La columna de Estel Vilaseca para VEIN
Escribe Milena Busquets en “Ensayo general” que cada año siente deseos de matar a las mujeres que dan la bienvenida al otoño. ¿Seré una de ellas? Aunque todavía añoro el verano – ¡Qué corto se ha hecho! ¡Qué rápido ha pasado! – me gusta sentir que el calor afloja, guardar los vestidos de tirantes y recuperar las prendas de abrigo, bañarme con el agua más fría y la playa desierta y ser testigo de que la naturaleza sigue marcando su ritmo a pesar de que las estaciones estén ya en peligro de extinción. El día está tapado, llueve fuera y escribo la primera columna tras las vacaciones. Mientras el otoño empieza a desfilar desde las ventanas de mi casa, en Nueva York la semana de la moda avanza de forma imparable y nos urge imaginar cómo vestiremos el próximo verano.
El desembarco de la casa francesa Alaïa en el Guggenheim de Nueva York ha atraído a todas las miradas. Pieter Mulier, el que en su día fuera mano derecha de Raf Simons, ha logrado en un tiempo muy corto que la exquisita firma compita con los grandes. Sus ubicuas bailarinas siguen imparables. Con un pie en la calle y la practicidad que ésta demanda (de esto Nueva York sabe un rato); otro en la alta costura y la fantasía que esta promete; Mulier ha rendido en su nueva propuesta un homenaje a los grandes de la moda americana, desde Charles James a Halston. Su desfile también confirma que lo bohemio está de vuelta: las típicas líneas afiladas de la casa se curvan y se tornan vaporosas y sinuosas. Tras la obsesión por los 80 y los 90, los setenta están de vuelta. La imagen hipnótica de las modelos caminando por la rampa cilíndrica de este museo que diseñó Frank Lloyd Wright en 1959 refuerzan esta idea. Si Alaïa estudió escultura antes de diseñar, Mulier se formó en arquitectura antes de dedicarse a la moda.
Pero más allá de los desfile, estas últimas semanas en el mundillo de la moda la atención ha estado puesta, sobre todo, en una larga lista de anuncios que motivan al algoritmo y canalizan la atención. Mientras sigue la expectativa por conocer quién tomará las riendas en Chanel – Slimane era el nombre que sonaba con más fuerza pero que no se haya anunciado todavía es llamativo y puede deparar cualquier cosa – una larga lista de nombramientos y renuncias llenan los medios de titulares. Hace cinco días se anunció que Clare Waight Keller pasa de colaborar con Uniqlo a convertirse en la directora creativa global de la colección principal de la marca japonesa. Tadashi Yanai, fundador de Fast Retailing, compañía madre de Uniqlo, ha declarado en muchas ocasiones que su objetivo es convertirse en número uno de su segmento de mercado. Adelantar a H&M y a Índitex es una de sus obsesiones. La misión de Waight Keller es, sin duda, captar a ese público que todavía encuentra Uniqlo demasiado básico y pragmático: “Esta es mi misión en Uniqlo: crear esta comodidad con una gran sentido de la moda, porque pienso que este es el punto ideal – algo que se ve muy bueno, te hace sentir bien, pero que es totalmente asequible, sencillo”, le contaba la diseñadora a Nicole Phelps.
Un día después, Índitex anunciaba la colaboración de Stefano Pilati con Zara que se lanzará a principios de octubre. Se trata de una colección cápsula basada en su estilo personal (y probablemente un poquito de su proyecto Random Identities) que empezó como una línea masculina pero que finalmente también incorporará prendas para mujer. El diseñador llevaba algunas semanas muy activo en su cuenta personal, en la que desde el pasado 8 de agosto ha publicado posts que bucean en sus archivos y en momentos importantes a lo largo de su carrera. Hace siete días, antes del anuncio, escribía: “Estoy alineado con mi propósito, dando la bienvenida a nuevas oportunidades con los brazos abiertos y un corazón valiente”. Volver a la carga es siempre emocionante. Tras la colaboración con Narciso Rodríguez y algunas asociaciones puntuales con diseñadores más nicho como AderError, Studio Nicholson o Harry Lambert, Marta Ortega, capitana de Zara, dobla la apuesta. Tras el éxito de la colección de Victoria Beckham para Mango, las asociaciones entre marcas de lujo y las marcas más masivas se han convertido en un hábito que tiene que ver con el reposicionamiento entre la moda ultra-rápida de Shein y una industria del lujo con precios al alza.
Justo este 2024 se celebran 20 años de la colección que H&M lanzó junto a Karl Lagerfeld, una colaboración pionera de este tipo de asociaciones que empezaba a difuminar fronteras entre la alta moda y la moda asequible. En la época fue todo un reto y Lagerfeld se la jugó, le salió bien y allanó el camino. Y aunque no hay que olvidar que en los departamentos de diseñó de estas grandes marcas hay muchos diseñadores que proceden de la industria del lujo, el fichaje de Zac Posen como director creativo de GAP en febrero pasado y ahora el de Waight Keller para Uniqlo parece marcar nuevos rumbos para unas marcas que necesitan dotar de una mayor personalidad y diferenciación a sus propuestas. Además, esta nueva situación obligará a la industria del lujo a seguir marcando la diferencia, no sólo a nivel de precios, sino, sobre todo, a nivel de creatividad y singularidad. En un contexto de agotamiento y cierta falta de credibilidad de la industria del lujo, el desafío es grande. Estaremos atentas.