¿Qué hay de nuevo? Juguemos a ser esculturas con patas

23 / 10 / 2023

¿Qué hay de nuevo? La columna de Estel Vilaseca en VEIN DIGITAL

A colación de un story que subí sobre la firma OnRush23H una persona me enviaba el siguiente comentario: “¿Cuándo se enterarán que la ropa debe ser práctica, cómoda, agradable al tacto, fácil de limpiar, guardar…? Es nuestra fachada. No somos esculturas con patas”. Pues la próxima primavera, dos tazas. Rei Kawakubo, Rick Owens, Glenn Martens, Junya Watanabe y JW Anderson presentaron en sus colecciones piezas de volúmenes escultóricos que expanden, transforman y subvierten los límites físicos del cuerpo. Además el director creativo de Loewe ha incluido piezas de Lynda Bengelis en la puesta en escena de sus desfiles de hombre y mujer.

Anderson lleva ya tiempo dialogando con el mundo del arte, y en especial con el ámbito de la escultura, para enriquecer su proceso creativo con el que intenta encontrar nuevas formas, nuevas siluetas, nuevas ideas. En 2017 curó la exposición “Disobedient Bodies” yuxtaponiendo moda y escultura. Para Anderson la muestra era una oportunidad para “reflejar la velocidad y los encuentros fortuitos que caracterizan la forma en la que hoy en día consumimos imágenes, así como ofrecer un espacio en el que explorar ideas de género e identidad que han sido constantes en mi práctica creativa”.

En 2016, un año antes, se había inaugurado en el MOMU de Amberes la muestra “Game Changers” comisariada por Miren Arzalluz y Karen Van Godtsenhoven. La exposición giraba en torno a la relación entre las prendas y el cuerpo e intentaba recabar en los orígenes de la moda abstracta, piezas que se emancipan de la silueta física. La muestra arranca citando a Walter Benjamin y su concepto “Tigersprung”, que describe la moda como algo que se orienta al futuro, pero que al mismo tiempo escarba en el pasado en busca de inspiración, y lo ilustra con una pieza de Balenciaga, que allanó el camino hacia la abstracción, y otra de Rei Kawakubo. La japonesa fue la primera en “repensar el cuerpo” de forma consciente cuando en 1997 sorprendió con su colección “Dress Meets Body, Body Meets Dress, and Become One”.

“No lo que ya se ha visto, no lo que ya ha sido repetido, sino, nuevos descubrimientos que miran hacia el futuro, libres y alegres”, decía la nota de prensa de la colección. En 2017, el MET decidió dedicar su mediática exposición anual de moda al trabajo de la diseñadora japonesa. Con el título “Art of the In-Between”, seguía explorando en la cosmovisión de una diseñadora que ha declarado varias veces que “la moda no es arte. Los objetivos de la moda y el arte son diferentes y no hay necesidad de compararlos”, al mismo tiempo que declara con contundencia que “no soy una artista, tampoco una diseñadora de moda”, lo suyo, ante todo, tiene que ver con encontrar una forma de expresar su visión entorno a Comme des Garçons.

En este punto, resulta inevitable nombrar a otro japonés, Issey Miyake cuya carrera arranca con el encuentro fortuito con una escultura de Isamu Noguchi. El diálogo del diseñador con Irving Penn dio lugar a un interesante corpus de imágenes en las que de nuevo el cuerpo emerge como una escultura en movimiento. Miyake y Kawakubo fueron algunos de los protagonistas de la muestra “Extreme Beauty. The Body Transformed”, de las primeras sobre esta temática, curada por Harold Koda en el MET en el año 2001. En relación al japonés, Koda explica en el catálogo: “En la década de los setenta, Issey Miyake introdujo un enfoque conceptual de la moda más influenciado por el arte contemporáneo que por las tendencias. Estableció que la confección de prendas de vestir podía tener la relevancia intelectual y estética de las demás artes. A menudo descritos como una especie de origami, los diseños de Miyake, aunque de gran ingeniería, proyectaban un proceso de drapeado intuitivo en lugar de confección. Miyake, que a menudo ha utilizado el cuerpo como una armadura sin una revelación convencional de la forma del cuerpo, es el primero de los diseñadores internacionales en proponer una silueta que difiere de todo lo que la había precedido”.

La visión de Miyake entronca bien con la aproximación de la moda de Hussein Chalayan, un diseñador que a pesar de estar apartado de la industria, su trabajo sigue siendo revisado y puesto en valor. Sin ir más lejos, el año pasado, el museo de diseño Power Station de Shanghai le dedicaba la retrospectiva “Archipelago” en la que se incluían 130 piezas suyas. “Chalayan libera las prendas de sus restricciones en términos de función, tendencias y la industria de la moda, permitiendo que se expresen de forma más libre y completa” explicaban desde el museo a Dezeen. El cuerpo ha sido siempre el elemento central de su trabajo: “Me dediqué a la moda porque me apasiona mucho el cuerpo. En todos los aspectos de la cultura, el cuerpo es el tema central, todo lo que hacemos finalmente afectará al cuerpo, todo lo que construimos y diseñamos de alguna manera refleja el cuerpo. Para mí las cosas nunca son tan emocionantes si no se conectan con la experiencia, lo físico o el pensamiento.”.

Y en esa reflexión vinculada al cuerpo, la moda y la escultura, Chalayan también fue de los primeros en introducir la tecnología como un elemento que añadía nuevas dimensiones y, en consecuencia, nuevas perspectivas. Mientras la digitalización de nuestras vidas avanza veloz y nuevos mundo digitales se abren ante nuestros ojos, ya se empieza a sentir su impacto en relación a nuestro cuerpo y nuestra indumentaria, tanto en el mundo virtual como en la vida real. En un contexto político y económico complejo, el cuerpo se arma, se protege, se expresa a través de prendas con volúmenes dignos de una galería de arte. Así que esta próxima primavera, ya sea de forma sutil o exagerada, dale una vuelta a tu armario y práctica el poder escultórico de tus prendas.