¿Qué hay de nuevo? La columna semanal de Estel Vilaseca en #VEINDIGITAL
Desde el momento que se anunció la incorporación de Raf Simons al universo de Prada me pareció una gran noticia. Aunque el trabajo en equipo es una realidad en cualquier marca de moda, nunca antes dos diseñadores con trayectorias independientes y de tanto relumbrón habían sumado talento para emprender una nueva aventura como esta. La generosidad del gesto de Miuccia Prada ha sido también un acto de justicia poética para Raf, un diseñador que no había tenido mucha suerte en su paso por marcas ajenas si bien es indiscutible el impacto de su visión en la moda contemporánea. En una industria que suele tener alergia al riesgo, el diálogo y al largo plazo, la conversación creativa entre Miuccia y Raf es el verdadero lujo. Para que esta charla sea productiva es necesario una cierta disolución de los egos en pro de un resultado en común.
Dice Miuccia que está cansada de hablar de ideas, que de lo que quiere hablar es de “prendas” y para ello han puesto especial atención en los tejidos, las técnicas y los acabados. Todo era exquisitamente Prada, rabiosamente actual pero con la dosis justa de nostalgia como para resultar familiar sin ser revival. Los vestidos de corte recto con retales de organiza flotando en el aire ofrecieron uno de esos momentos de poesía y sutileza que tanto escasean. Y como es costumbre en la casa, la pasarela se llenó no sólo de prendas interesantes – las bermudas de talle alto, los trajes chaqueta de hombros anchos, las sobrefaldas semi-transparentes, los mil y un flecos, los zapatos, ¡oh, los zapatos! – sino de un montón de ideas de estilismo que ya podemos poner en práctica con algunas prendas de nuestro armario. Un conjunto de prendas casi tan fascinante como un bote de slime para un crío de cinco años.
Por su parte, Matthew Blazy siguió creciéndose en Bottega Veneta con una colección que nos invitaba a dar la vuelta al mundo sin caer en clichés. “¿Qué están buscando? ¿Se buscan a ellos mismos?¿Lo están encontrando?¿Esperanza?¿Nuevas posibilidades?” se preguntaba el propio Blazy acerca de los personajes que había puesto a desfilar. Lo suyo más que de dar respuestas va de abrir preguntas, algo que siempre resulta estimulante. En su próxima colección para el verano 2024 las propuestas de sastrería se combinan con conjuntos en los que los juegos de texturas son los protagonistas junto a una interesante aproximación al trabajo con piel. Tejidos nobles irresistibles al tacto y un gran protagonismo de las prendas de punto que expanden el concepto de intrecciatio y, en consecuencia, los códigos de la casa. Acercándose a la forma de trabajar de JWAnderson o Phoebe Philo, Blazy y su equipo han logrado mostrar muchas ideas nuevas y personales, algo que, como ya venimos hablando, resulta precioso en los tiempos que corren.
Sabato de Sarno se ha estrenado en Gucci con una colección que entronca con las vibraciones sexies de Tom Ford y que, de alguna manera, intenta dar carpetazo al mundo de Alessandro Michele. En la propuesta “Gucci Ancora” se sintió la influencia de Prada – marca para la que trabajó previamente de Sarno – y, ante todo, pesó la visión comercial. Todo era correcto pero apenas hubo novedad. Por poner un ejemplo, los vestidos lenceros eran demasiado parecidos a los que presentó Phoebe Philo para Celine en primavera verano 2016, hace siete años…Pero las cartas sobre la nueva estrategia de Gucci empiezan a estar muy claras después del bombazo mediático que ha supuesto la nueva campaña protagonizada por Kendall Jenner junto a Bad Bunny. Un posicionamiento que puede acelerar las ventas a corto plazo y que, de alguna manera, podría convertir a Gucci en el nuevo Burberry.
Personalmente me pareció interesante el debut de Simone Bellotti para Bally. Una colección presentada por un casting fantástico tan fresca cómo sólida. Prendas súper casuales pero muy apetecibles. Por su parte, Luke and Lucie Meier, el dúo detrás de la dirección creativa de Jil Sander, llevaron un paso adelante la marca con una colección muy andrógina en la que destacó el trabajo en las siluetas y el minimalismo con toque punk. Aunque si hay un diseñador que, como Miuccia y Raf, sigue aportando nuevas ideas, ese es Glenn Mertens, el responsable de rescatar a Diesel del olvido y catapultar al futuro. La presentación que fue mucho más que un desfile, contó, de nuevo, con un aforo multitudinario de 5.000 personas que pudieron acceder al evento gratuitamente. Mertens declinó el denim de formas nunca antes vistas, pero también demostró su dominio en el trabajo de texturas y superficies. Lo suyo es pura intensidad, algo que dejó claro en su nota de prensa: “La colección es el espíritu de diesel, democrático y experimental en cada prenda. Creo que hay que vivir la vida al máximo, que cada día debe ser una fiesta”.