Con tan sólo nueve años creó un par de zapatos para sus hermanas y pocos años más tarde ya calzaba los pies de Marlene Dietrich, Evita Perón o Marylin Monroe. Hoy en Italia se celebra su historia con esta muestra que recorre toda su trayectoria.
Salvatore Ferragamo pudo presumir de ser fundador de una de las marcas más antiguas de la bella Italia. Con tan sólo nueve años creó un par de zapatos para sus hermanas y años más tarde, este artista del calzado inauguró su primera tienda de reparación y confección de zapatos a medida en Hollywood. Fue allí donde consiguió, gracias a su vocación, el éxito entre las celebridades de la época como Marlene Dietrich y la industria cinematográfica del momento haciendo visibles sus diseños en películas como Flor que renace o la caravana de Oregón.
En 1927, tras haber estudiado anatomía, Ferragamo se trasladó a su país de origen estableciendo residencia en Florencia, donde empezó a realizar encargos de las más poderosas y reconocidas mujeres de los años veinte, entre las que se encuentran Eva Perón y Marylin Monroe. Por ello, en conmemoración a su vuelta a Italia tras sus años de vida americana, la firma quiere rendirle un homenaje a su fundador, con la exposición «1920 Homecoming», haciendo un recorrido por sus creaciones y recordando los elementos que han influenciado los diseños del zapatero, como el arte contemporáneo y la primera Guerra Mundial.
Este italiano innovador en la época, fue reconocido por ser un visionario en el mundo de la moda. Importó el sistema estadounidense de horma y medida ya que su numeración era más precisa para adaptar el pie al zapato, a la vez que creaba otras invenciones para añadirlas a los nuevos modelos ornamentales que posteriormente patentó. La intención de Salvatore, era combinar un producto artesanal de calidad y conseguir transmitir a la clienta que el poseer un par de “Ferragamos” era tener algo exclusivo y de lujo con esencia florentina.
Como visionario de la industria del calzado, Ferragamo estaba muy atento a lo que sucedía en el entorno del diseño. Por ello, encargó al artista Lucio Venna que diseñara su primera campaña publicitaria y el logo de su firma, el cual iría posteriormente impreso en todos sus zapatos. A raíz de esto, en 1947 diseñó una pala a hilo continúo utilizando un elemento filiforme y transparente de nailon que dio lugar a la reconocida “Sandalia invisible”, la cual le hizo ganador del premio Neiman Marcus junto con Chirstian Dior en Dallas.
Como curiosidad, Salvatore Ferragamo siempre analizaba la forma de los pies de sus clientas porque consideraba que el pie decía mucho acerca de la persona en cuestión. Por ello, en su libro “Calzolaio Dei Sogni” (zapatero de los sueños), dividió a las mujeres en tres categorías: Cenicientas, Venus y Aristócratas. Las cenicientas siempre calzan una talla menor que 6 y son seres femeninos que siempre deben tener a quien las ame para ser plenamente felices como Mary Pickford. Las mujeres Venus, calzan una talla 6 y adoran las cosas simples de la vida siendo sofisticadas, hermosas y con una vida fascinante como Marilyn Monroe. A partir de la talla 7 se encuentran las aristócratas, las cuales son sensibles a la vez que caprichosas, entre ellas se encuentran Audrey Hepburn, Ingrid Bergman y Greta Garbo.
<p
–
Salvatore Ferragamo: 1920s Homecoming