Flesh and Bone (Carne y Hueso), la nueva producción de la cadena Starz, es descrita por muchos como una serie «sobre mujeres complejas y oscuras», pero para otros, al estar tan cuajada de clichés reconocibles, se hace difícil considerarla sombría o extraña.
Es evidente su relación con Cisne Negro o Center Stage y es innegable su calidad estética. En Flesh and Bone, de nuevo el retrato de una joven ambiciosa que trata de alcanzar la cima de la danza pasando por encima de sus propios traumas, es la excusa perfecta para sumergirla en un círculo visioso de sexo, drogas, dismorfofobia y traiciones.
Un maestro exigente e incluso perverso, una rival ferozmente competitiva y un compañero depredador que dice al verla por primera vez «huelo a una virgen» rodean a la protagonista, Claire (Sarah Hay).
Ella es una brillante bailarina que escapa de una vida familiar con problemas en Pittsburgh para buscar refugio en la Gran Manzan. Es allí donde tiene una audición para compañia de ficción americana, y donde deslumbra a todo el equipo.
Será su ingenuidad, plasmada en los ojos curiosos y asustados de esta «bambi», la que le llevará a conocer de cerca la noche de Manhattan y a mostrarnos toda una subtrama ambientada en el mundo del streptease.
Su creadora, Moira Walley-Beckett, guionista y productora de Breaking Bad, sí que tenía intenciones ocultas a la hora de crear un personaje que, como explica en una entrevista, «se ve obligada a cerrar con llave la puerta de su dormitorio para defenderse de la disfunción familiar».
A lo largo del priMer capítulo se dan algunas pistas veladas sobre ese «secreto»que pronto se termina por desvelar y servirá de hilo conductor para tensar aún más los problemas de Claire.
