La Convención de Seneca Falls, origen del feminismo moderno

08 / 09 / 2020
POR Peña Fernández

Lucretia Mott Elizabeth Cady Staton encabezaron la lucha antiesclavista y por la igualdad entre hombres y mujeres e inspiraron una cadena de actos reivindicativos que llegaría hasta Europa.

Seneca Falls era el albergue de una parroquia, un lugar que pasaría a la historia por hospedar en 1848 el primer encuentro que reivindicaba los derechos de las mujeres en todo el mundo, el inicio del movimiento feminista moderno.

La semilla fue plantada años atrás en 1840, precisamente participando en otra forma de activismo, en la Convención Internacional Antiesclavista celebrada en Londres, cuando un grupo de mujeres abolocionistas encabezado por  Elizabeth Cady Staton (Nueva York) y Lucretia Mott (Massachusetts) fue marginado, atribuyendo la prohibición de la presencia femenina a una inferioridad física que le impedía participar en manifestaciones públicas. A pesar del apoyo de dirigentes abolicionistas como William Lloyd Garrison, no tuvieron mas remedio que presenciar el evento desde detrás de una cortina.

Discriminadas por el simple hecho de ser mujer, no dudaron, entonces en iniciar una nueva batalla para evidenciar la situación de desigualdad entre hombres y mujeres y que las llevara a alcanzar los mismos derechos.

Ocho años después y coincidiendo con el año de la publicación de El Manifiesto Comunista de Marx y Engels, los deseos de ambas se materializarían en la Convención de Seneca Falls, el primer encuentro público de mujeres con el objetivo de discutir sobre la condición social, civil y religiosa de la mujer. La celebración se desarrolló durante el 19 y el 20 de julio, una primera sesión exclusiva para mujeres (aunque los hombres presentes no fueron expulsados) y una segunda cita en la que los hombres podían participar. El segundo día daría origen al documento titulado “La Declaración de Sentimientos de Seneca Falls”.

El texto, elaborado a partir de la Declaración de Independencia, recoge una lista de quejas respecto a las limitaciones que sufren las mujeres en cuanto a derechos legales: no podían votar, en caso de divorcio, la custodia de los hijos iba al padre, se les negaba el acceso a la educación superior y a las profesiones, estaban excluidas del proceso de creación de leyes que les afectaba directamente, en la iglesias no podían ocupar una función de autoridad… Uno de los puntos más importantes es la aplicación del principio de legitimidad política, que algunas de las participantes decidieron seguir, es decir, no pagar impuestos hasta que las mujeres pudieran votar.

La Declaración de Sentimientos, firmada por unas 100 personas y que proclamaba la igualdad entre hombres y mujeres y la independencia de la mujer, es considerada la primera acción colectiva organizada por mujeres en defensa de los derechos de estas. A la convención de Seneca Falls seguirían encuentros celebrados en Rochester (1948), Akron (1951, origen del famoso discurso “Acaso no soy una mujer” de Sojourner Truth) o Worcester (1951), cuyos efectos llegarían hasta Europa, sirviendo como ejemplo a los movimientos feministas que comenzaban a tomar forma.