Lo siento veganos, la leche de vaca nos ayudó a evolucionar

16 / 06 / 2018
POR Kike Adela

Alabar a la carne como impulsor de la evolución humana, es uno de los argumentos más sonantes e irritantes a los que un vegano se puede enfrentar, pero sorpresa: no es totalmente falso.

Los motivos por los que alguien decide adoptar una dieta y/o estilo de vida veganos son de todo tipo: Preocupación ecológica, ética, o de salud entre otros. Y es que la forma en la que uno se alimenta, quizás sea el método de activismo más directo y efectivo que se pueda implementar a través del día a día.

Consumir únicamente productos vegetales o de origen vegetal tiene consecuencias en todos los ámbitos previamente mencionados, pero también supone luchar a contracorriente ante los esfuerzos de la industria ganadera, alimentícia en general y los de a tu preocupada abuela. Pero tranquilos, las dietas 100% vegetales no suponen ningún riesgo para la salud en comparación con una dieta «tradicional», aunque si se recomienda suplementar una única vitamina, la B12.

Quizás la mayor complicación a la hora de llevar a cabo este estilo de vida, sea poder argumentar tus motivos. Rara vez tendrás que dar explicaciones por comerte una hamburguesa o tomar un resfresco, pero si no consumes productos animales las preguntas brotan de por todos lados. «Connaisseurs» dietéticos de todo tipo te explicarán sin detalle porqué vas a sufrir calamidades, males y carencias varias, aludiendo a la lógica e incluso a la biología humana: «Pero los humanos somos omnívoros, hemos de comer de todo». Para nuestra sorpresa, no están tan mal encaminados:

Ciertamente, los humanos somos omnívoros; nuestros ancestros eran recolectores y cazadores, y sus dietas mucho más variadas que cualquier menú semanal de un carnívoro contemporáneo. Previo a la agriculturización, hace alrededor de 12.000 años, pasábamos la mayor parte del día recolectando todo tipo de alimentos, en su mayoría vegetales, así como cazando los animales que estuvieran a nuestro alcance, y que consumíamos en una proporción mucho menor que actualmente. Por ejemplo, el consumo actual de carne medio de los españoles es de 51 kilos al año.

Si se quiere recurrir a la biología para argumentar el consumo de carne, sí, somos omnívoros, pero también históricamente recolectores y cazadores, con un estilo de vida natural lejos de cualquier oficina o supermercado. Además, a nivel biológico, consumir proteína animal de forma diaria en desayuno, comida y cena no es nada beneficioso, y sí, el pollo también cuenta. La OMS clasificó en 2014 a la carne roja como Grupo 2A, probablemente cancerígena para los seres humanos, y a la procesada como Grupo 1, es decir, cancerígena para los seres humanos.

Más allá de la proteína, dietas como el veganismo evitan apropiarse de productos considerados recursos animales como «huevos» y «leche». Pero también es cierto que el consumo de estos nos ayudó a subsistir y poder evolucionar en el pasado.

Los humanos, como mamíferos, comenzamos nuestras vidas alimentándonos de leche materna, pero no de forma ilimitada. Este estilo primerizo de alimentación a base de leche es posible gracias a una encima llamada lactasa, que ayuda a procesar el azúcar de la leche o lactosa. Originariamente, tras el perdiodo de lactancia, nuestro cuerpo dejaba de producir esta substancia y digerir la leche resultaba tarea complicada o imposible, es entonces cuando nos volvíamos “intolerantes”. Pero algunos individuos tuvieron la suerte de continuar produciendo lactasa incluso alcanzada la madurez, lo que les permitió consumir leche animal, un recurso nutritivo durante un periodo en el que beber o no leche no era por hacerte el way ante la camarera cuando le pides soja.

Con la ventaja de poder beneficiarse de la nutritiva leche animal, estos individuos sobrevivían mejor a los tiempos de escasez y su capcidad de producir lactasa se propagó entre sus descendientes. Aún así, a día de hoy según la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, entre un 30% y un 50% de los Españoles son intolerantes a la lactosa, y consumir leche animal durante la edad adulta no solo puede ser perjudicial para aquellos que no toleran el azúcar de la misma, sinó que es totalmente relevante en cuanto a supervivencia.

En definitiva, sí, los humanos somos omnívoros por naturaleza y consumir productos animales como la leche pudo beneficiarnos en el pasado como especie, pero como en cualquier debate, hay que contextualizar los argumentos que atienden a la biología y a la historia en el presente, eso, o nos podemos ir de vuelta a vivir a una cueva.

 

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