¿Qué te llevó a Croacia?
Desde hace muchos años tenía en mente hacer este viaje pero como a veces pasa, las cosas se dieron de la manera más espontánea. Dos amigas mías tenían planeado ir a Dubrovnik y yo me sumé sin pensarlo. Es muy difícil decir que no a un plan así, no pude resistirme.
¿Era tu primera vez?
Sí, y la verdad es que me quedé impresionada. Pensé que se parecería a las playas de Mallorca, donde pasé mi infancia y adolescencia, pero el Mar Adriático no tiene nada que ver con el Mediterráneo, el color de sus aguas es completamente diferente. Casi todas las playas que visitábamos eran rocosas y con muchísima vegetación.
Además toda la ciudad de Dubrovnik guarda mucha historia medieval y también un respeto muy fuerte a lo sucedido en la Guerra de los Balcanes. Pese a que las huellas del conflicto se camuflen para los turistas, no están escondidas para quien las quiere ver. Si te adentras por las callejuelas de la Old Town (así llaman ellos al casco antiguo de su ciudad) y recorres la muralla podrás hacerte una idea de lo que allí se vivió. Y pone los pelos de punta.
¿Cuántos días te quedaste, dónde y con quién?
Fui con dos amigas y estuvimos casi una semana. No teníamos ni idea de dónde íbamos a dormir, bastante a la aventura. Estuvimos buscando muchas horas pero al final nos alojamos en una casita en pleno centro histórico, Allí vivía una mujer llamada Magdalena, que nos hizo sentirnos como en casa.
¿Por qué recomiendas la ciudad?
Recomiendo la ciudad por toda su historia y su belleza arquitectónica. Caminar por la muralla cuando cae el sol es increíble.
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¿Lo que más te gustó?
Lo que más me impactó fueron las islas que rodean la ciudad: Sipan, Lokrum y Lopud. Su tradición gastronómica, sus playas paradisíacas y la amabilidad de sus habitantes lo hicieron mi parte preferida del viaje.
