Un referente luminoso y necesario sobre las infancias trans.
El pasado lunes asistimos en los Cines Bosque de Barcelona al preestreno de 20.000 especies de abejas, película con la que la directora vasca Estibaliz Urresola debuta en la dirección de largometrajes. Urresola, que también ha escrito el guión del film, pudo concedernos unos minutos antes de la proyección del largo, en los que nos habló de la motivación que la impulsó a emprender este bonito proyecto. Lamentablemente, el origen de esta obra se encuentra en el suicidio de Ekai Lersundi, un adolescende trans cuya muerte, según cuenta Urresola, conmoció a la sociedad vasca y puso sobre la mesa la cuestión de las infancias trans. Aún así y a pesar de lo que cabría, tal vez, esperar, 20.000 especies de abejas es una película llena de luz y vitalidad.
La historia, lejos de centrarse en el sufrimiento de una niña trans, es un viaje hacia la comprensión y la aceptación de un ser querido. Un viaje que atraviesa las fronteras de nuestros prejuicios, por el que pasa la madre de la protagonista, su familia y el resto de miembros de la colmena que como espectadores disfrutamos de la película. El film, que se estrena en las salas de nuestro país mañana viernes 21 de abril, cuenta con un elenco de mujeres increíble en el que destacan las interpretaciones de Patricia López Arnáiz (la madre) y Sofía Otero (la hija), cuyo trabajo le valió el Oso de Plata a la mejor interpretación en la pasada edición de la Berlinale, a pesar de sus solo 9 años de edad.