Vivimos en un sistema heteropatriarcal en el que somos criadas bajo unas estrictas normas que debemos acatar porque es “lo que se espera de nosotras”. El feminismo nos ayuda a deshacernos de esos anclajes y vivir vidas libres donde tenemos el poder de decisión. Donde nosotras, contamos.
Los afectos son una base fundamental para las relaciones entre los seres humanos. Los afectos sinceros, tanto los que tienes con tu vecina cuando no la ignoras en el ascensor, como la amabilidad con la que te diriges a tu panadera, a esa que ves cada día; o el afecto que le demuestras a tus compañeras de trabajo o estudios, esas que te ayudan o a las que ayudas, esas que te consuelan o a las que consuelas en momentos de tensión. También va de querer mejor a tus amigas, las íntimas y las virtuales no tan íntimas. Pero todo esto no se puede lograr sin amarte y respetarte a ti misma. Sin el autoamor, que tan desaparecido lo tenemos. Ese que nos hace darnos cuenta de que nosotras valemos, y mucho, por nosotras mismas, sin necesidad de que nadie nos lo haga ver. Ese por el cual debemos empezar para poder mantener después relaciones afectivo-sexuales con otras personas, sea de la forma que sea; monógamas, heterosexuales, o con letras de las siglas LGBTQI+, o poliamorosas. Todo es importante, y todo cuenta. Y a través de algunos libros procuraré hablar de todo ello.
Los afectos, las redes de cuidado, el deseo femenino o el amor, son una serie de palabras que a veces se quedan en eso: letras impresas en un libro. Palabras que no tenemos asumidas, o que tenemos mal aprendidas. Deconstruir la asunción del amor romántico es uno de los primeros planteamientos dentro del movimiento feminista. Nada de príncipes que van a salvar princesas, nada de esa media naranja que nos hace de por sí, de nacimiento, incompletas. Pero una vez que tenemos esto claro, tampoco sabemos hacia donde tirar. ¿Cómo lo hago? ¿Cómo articulo relaciones sanas? Mi respuesta a esta pregunta es clara; no hay forma de construir edificios, si tus propios cimientos no están bien asentados y decorados al gusto. Esto es, no hay forma de que nos plateemos relaciones con otras personas si no empezamos por querernos y apreciarnos a nosotras mismas, por nosotras mismas. Con nuestros defectos y virtudes. Claro que el sistema patriarcal en el que nos movemos hace todo lo posible para que esto no suceda, y nos inculca autoviolencia, autoboicot, y que así nademos, siempre, a contracorriente. Para que así estemos sometidas, sumisas, a su control. Para que sintamos el síndrome de la impostora incluso entre las cuatro paredes de nuestras casas.
Brigitte Vasallo, nos hablaba ya por el 2018 en su ‘Pensamiento monógamo, terror poliamoroso’ (La Oveja Roja) sobre las redes de afecto entre amigas, entre compañeras, entre mujeres. Esas redes que se pueden empezar a articular desde la casilla de salida en el que destrozamos el autodesprecio, y en el que apoyándonos, las unas en las otras, avanzamos juntas como iguales, desarticulando la competitividad femenina impuesta, o los propios celos que el patriarcado nos inculca para que dejemos de pivotar sobre él. Un feminismo vibrante e inclusivo donde desprendernos de ese amor romántico que nos magulla y corrompe, llegando a pensarnos rotas o incompletas. Un feminismo que rompa las bases de los sistemas jerárquicos donde nos pisoteamos las unas a las otras, y donde aprendamos que en nuestras diferencias está nuestra fuerza. En su «Pensamiento monógamo, terror poliamoroso», Vasallo, trata de forma escrupulosa el contexto político-social en el cual se instauró la monogamia como normal, y el poliamor como algo sin tan siquiera nombre; y cómo con el paso de los siglos nos hemos amoldado a una heteronormatividad con la característica principal de esta “monogamia impuesta”. Un libro que habla sobre el amor propio, el amor entre amigas, y el amor hacia otras personas. Pero sobre todo, un libro que nos abre los ojos respecto a todo ese entramado que nos hace ver algunas cosas “normales” y otras “anormales”.
Razón por la cual me parece una breve guía útil para despejar algunas equis e íes de la ecuación “poliamor” y poder entender todas sus letras. Sea como sea, muchos de los preceptos tratados en este libro, son aplicables a las relaciones monógamas. La honestidad y el consentimiento son dos bases fundamentales sobre las que establecer cualquier relación, se componga esta de dos personas, o de tres formando una tríada poliamorosa cerrada, o un poliamor donde cada miembro de ese entramado tiene relaciones afectivo-sexuales con otras personas. La idea errónea de que el poliamor va de follar mucho, como comúnmente se puede pensar, se vuelve a corregir en este libro, así como en todos los que vayamos a leer y que trate estos temas. Y creo que ese es uno de los estigmas esenciales que hay que dejar claro. El otro día me decían «Me parecen curiosas ese tipo de relaciones, las he escuchado, pero no acabo de entender en qué consisten.» Y mi respuesta es sencilla: se fundamentan en la honestidad, en consentimiento y la comunicación, igual que una relación monógama de dos personas heterosexuales.
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Un texto de @lectoralila