Antonio Alvarado: “No he sido consciente de todo lo que he aportado a la moda española”

13 / 03 / 2023
POR Jaime Martínez

Entrevistamos al diseñador Antonio Alvarado, Premio Nacional de Diseño de Moda de 2021, ahondando en los detalles de su trayectoria y en los de la exposición retrospectiva que viene dedicándole el Museo del Traje en honor a sus 40 años como referente de la más disruptiva (y descarada) moda española.

Composición de portada: Diseño de Antonio Alvarado, por cortesía del Museo del Traje. · El diseñador Antonio Alvarado fotografiado por Manuel Outumuro, vía el Ministerio de Cultura y Deporte.

Bautizado popularmente con el sobrenombre de “el diseñador de la movida madrileña”, Antonio Alvarado (Pinoso, Alicante, 1954) recibía con entusiasmo a finales de 2021 su distinción como Premio Nacional de Diseño de Moda. Galardón que, como el mismo nos reconoce, resulta en el primero que se la ha concedido en España, frente a lo que se siente especialmente agradecido tanto en cuanto se ha terminado erigiendo como el reconocimiento culmen a toda una trayectoria desde la que el diseñador, retirado de la primera línea de las pasarelas y de la moda desde el año 2010, había logrado erigirse como uno de los primeros adelantados en profundizar y en adoptar como propios valores tan en boga en la moda actual como los de la inclusión y la sostenibilidad. Aspectos que eran precisamente sobre los que incidían desde el Ministerio de Cultura y Deporte a la hora de razonar su elección como ganador del Premio Nacional, y que son los que de igual manera se están tratando de celebrar desde la magnífica exposición retrospectiva que vienen brindándole al diseñador, y a toda su trayectoria, desde el Museo del Traje de Madrid, a través de la muestra “Antonio Alvarado. Baja costura”.

Infatigable, transgresor y siempre irreverente, pero en su justa medida, contamos con el gran gusto de poder hablar con el propio diseñador, para que se él mismo quien nos termine por conducir, a través de la palabra, por entre los rincones y secretos que guarda esta exposición. Una muestra que se destaca como la mayor organizada por el Museo del Traje en todos sus años de historia, que podrá seguir visitándose hasta el próximo 26 de marzo, y sobre la que el propio Alvarado nos confirma que continuará más allá de esa fecha, de la mano una serie distinta de exposiciones itinerantes desde las que se tratará de seguir acercando al público la obra de este indiscutible referente de la más historia reciente de la moda española. Figura junto a la que pasamos a analizar las singularidades de esta retrospectiva, vehículo del que nos servimos para terminar a un mismo tiempo, y a lo largo de esta misma entrevista, de desgranar y bucear entre las distintas etapas que marcaron su trayectoria como diseñador y creativo, personaje clave en el complicado proceso de apertura y modernización al que se vio irremediablemente empujada la moda española tras la transición que volvía a restaurar la democracia en España con la aprobación de la Constitución española del 78.

Como primera pregunta, y viniéndonos casi obligada, ¿qué se siente al ver que una institución pública, como lo es el Museo del Traje, no solamente ha decidido salir a celebrar tu trayectoria, sino hacerlo con la mayor exposición, afirman, que el Museo ha organizado hasta la fecha?

Pues me siento absolutamente contento, contento sobre todo de ver cómo todos los matices diferenciadores que deseaba ver contenidos en esta exposición, y de lo que de no haber sido así no hubiera accedido a hacerla, finalmente se han podido introducir. Un trabajo que he de agradecer a Juan Gutiérrez, responsable de la colección de moda contemporánea del Museo del Traje y comisario de esta exposición, y quien en definitiva a sabido muy bien tomar mis ideas, matizarlas, y llevarlas a cabo.

¿Cómo surgió exactamente la idea de poner en práctica este proyecto expositivo, con el que de algún modo se te está igualmente celebrando en ese papel tuyo como Premio Nacional de Diseño de Moda de 2021, aunque sea ya en este paso a caballo entre 2022 y 2023?

Bueno lo primero que me gustaría señalar es que esta exposición es un proyecto que llevaba en marcha desde hacía ya 7 años, y no es por tanto una idea que surge a raíz ni como el fruto del Premio Nacional. Un premio que el Ministerio me concede en 2021, pero del que se me hace entrega este febrero de 2023. Y en el intervalo de ambos, en 2022, es cuando finalmente se logra poner en marcha esta exposición, que aún respaldada por el mismo Ministerio, no tiene nada que ver como digo con el premio. Como ves todo se me está dando muy fraccionado y, como me gusta decir, por años, para que la alegría no resulte excesiva (risas).

Interior de la exposición “Antonio Alvarado. Baja Costura”, por cortesía del Museo del Traje de Madrid.

Teniendo esto en consideración, ¿cómo es entonces ese momento en el que empieza a gestarse la idea de que desde el Museo del Traje se te dedique una retrospectiva?

No fue una idea mía eh, sino que todo surge por iniciativa de Juan Gutiérrez y al abrazo de la exposición sobre Tino Casal que se encargó de comisariar, y que el Museo presenta en 2016. Por entonces Juan se me acercó y me entrevistó para el desarrollo del catálogo de aquella muestra, y también para que reconociera como propias una serie de determinadas piezas que estaban en poder de la familia. Unas prendas que no eran fáciles de reconocer, porque Tino, que era como era, muchas veces les quitaba las etiquetas o las teñía o las transformaba después de aparecer con ellas un par de veces en televisión y de hacer alguna entrevista. Hacía en definitiva mil cosas con ellas, y entre eso y que muchas veces, con las prisas de terminar los diseños, salían del propio taller sin la etiqueta, hacía que el terminar de identificarlas no fuera un trabajo nada sencillo. Y es ahí cuando Juan me lanza por primera vez la idea de por qué no montar una retrospectiva sobre mi obra.

¿Y cómo respondes a esa propuesta?

Realmente aquella era la tercera vez que desde el Museo me hacían llegar una propuesta como esa. Todas las anteriores veces me negué, bueno no es que me negase exactamente, sino más bien que nunca lo terminé de ver claro… tanto porque no sabía si realmente era ese el momento adecuado para llevar a cabo una exposición sobre mi trayectoria, como porque tampoco tenía mucha fe en el Museo de Traje. Y no la tenía por la sencilla razón de que no contaba con un cartel que me convenciese, ni porque tampoco había visto allí exposiciones que realmente me aportaran demasiado. Pero una vez que veo la exposición de Tino Casal, y la manera en la que Juan trabaja como comisario, es cuando ya me quedo tranquilo y acepto la propuesta.

¿Qué es lo que buscabas o qué garantías necesitabas tener para dar ese paso?

Indudablemente lo que yo no quería era una exposición al uso, y llega un determinado momento en el que veo que se corre el riesgo de que no se pudiera hacer esta exposición de esta manera, sí de la forma en la que de algún modo desde el Museo se había planteado en las otras ocasiones; que es la manera fácil de poner los maniquíes en fila india, plantarles unas determinadas piezas y listo. Pero yo no quería eso. Quería que la exposición no solamente reflejara mi trayectoria, sino también todo ese transcurso político, cultural y social de lo que han sido esos 40 años de historia para el país. Y es partiendo de ahí, y sobre la confianza que me había provocado esa exposición sobre Tino Casal, cuando recojo el guante que me ofrece Juan, pero eso sí planteando el que voy a entrar a organizar la exposición de la mano de una determinada gente y con un determinado equipo.

El diseñador Antonio Alvarado, por cortesía del Museo del Traje.

¿Era este uno de esos requisitos indispensables?

Sin duda. Y es que yo soy muy meticuloso… vamos, meticulosísimo, a la hora de trabajar, y me gusta controlar desde el gráfico a la fotografía, la escenografía, las luces… Es algo que he hecho y que he venido haciendo toda mi vida, y en lo que también te digo que no disfruto para nada y que es algo de lo que me encantaría haber aprendido a desentenderme… pero no lo consigo (risas). Y también te digo que el haber logrado esto y otra serie de compromisos por parte del Museo, no ha sido nada sencillo. Ha sido cuestión de tener paciencia, y de ir ganado poquito a poquito una batalla tras otra. Algo que finalmente, y poco a poco, es lo que ha permitido ir dando forma a esta exposición, y en lo que nuevamente a resultado fundamental la figura de Juan Gutiérrez. Quien siempre se ha mantenido un poco más de mi lado que al lado de la propia institución para la que trabaja, quizás porque fue la persona que es la que me hace llegar esa última propuesta, la que se ha mantenido como la más cercana a mí desde el Museo, y también porque sabía que de no ser así, y de no darse las garantías para que la exposición cobrase vida de la manera en la que lo ha hecho, de otra manera iba a ser imposible desarrollarla.

¿Han sido estos tiras y afloja, tan habituales por otro lado, los únicos inconvenientes a los que ha debido de saber hacer frente la organización de esta muestra?

Sobre esto solo te diré que de hecho es una exposición que se tenía que haber inaugurado en 2019. Pero al retraso con el que ya venía, además de la pandemia, se le terminó sumando el problema de filtraciones con el que contaba el Museo, y después súmale que si Filomena, etc., en lo que terminó provocando que el Museo quedase absolutamente paralizado por cerca de unos 2 años. Es verdad que seguimos trabajando mientras tanto desde su interior, pero resultaba muy muy difícil, y de ahí que ya se tomase finalmente la decisión de posponerla hasta 2021, y del 21 pues finalmente ha sido para finales del 22.

Bueno un retraso que no ha terminado viniendo del todo mal, y que nos está permitiendo compartir de una manera más abierta esa distinción con la que se te está reconociendo como Premio Nacional de Diseño de Moda de 2021. Un reconociendo que ¿cómo te ha hecho sentir?

En aquel momento el primer sentimiento que me vino fue de una absoluta y grandísima sorpresa, puesto que yo ya estaba desde hacía años desvinculado de todo lo que es el tema de pasarelas y colecciones y demás; pero después también fue una gran alegría el motivo por el que se decía que se me concedía este premio. Yo no he sido consciente de todo lo que he aportado a la moda española, principalmente porque siempre he hecho las cosas de forma bastante outsider y a mi manera, y siguiendo en todo momento el sentido con el que las he percibido o las he sentido. Con esto hago referencia principalmente a todo lo relacionado con mis colecciones y a la manera en la que, a través de ellas, he abordado desde lo que tiene que ver con el reciclaje o lo relacionado con esa igualdad de género entre hombre y mujer. Aspectos que constituyen toda esa serie de puntualizaciones que venían acompañando a la concesión del premio, y de las que es cierto que a veces uno mismo no se las termina de ver. De ahí que eso haya sido una gran alegría, porque ahora soy consciente del valor con el que contaba todo aquello que hice, y a lo que yo no le daba la menor importancia.

¿Quizás porque te nacía de una manera genuina y natural?

Exacto. Y es que antes tampoco teníamos la necesidad de etiquetar ni de ponerle nombre ni ningún hashtag a todo lo que hacíamos, como ahora… (risas).

Y después de recibir esta mención, ¿cómo valoras o qué importancia dirías que es con la que deberían, deberíamos, saber apreciar tanto distinciones de este calado, como toda esa otra clase de premios que habitualmente se otorgan dentro del mundo de la moda?

Sobre eso solo puedo hablar por mi, por boca de alguien que no había recibido nunca antes ningún premio, nada más que en la Avant Garde de Munich en el 87, ¿pero en España? en España nada de nada, ningún reconocimiento. Y lo que puedo decir al respecto es que mira, los premios siempre son para el premiado una gran alegría, y después luego ya cada cual debe saber si es justo o no es justo el premio que está recibiendo, o si le ha dedicado el tiempo que consideraría adecuado como para merecerlo. Pero es que a veces ni si quiera depende de eso, porque tampoco es siempre una cuestión de tiempo, sino de suerte y de estar en el momento justo en el sitio adecuado. Hablamos ojo aquí ya de otro tipo de menciones, y en lo que puedo hablar con buen conocimiento de causa porque he participado dentro del jurado de bastantes premios; y como jurado, y desde mi experiencia como jurado, siempre he tenido la sensación de que por encima de los premios siempre sobrevuelan alguna clase de intereses… sobre todo al ver cómo, por una serie de causalidades, de no sabes bien cómo, ni por qué, ni por motivo de quién, los premios terminaban yendo a parar a determinadas personas.

Cartel de presentación de la colección “Baja Costura” de Antonio Alvarado en la sala Rock-Ola, por cortesía del Museo del Traje de Madrid.

Hablábamos de una serie de requisitos que buscas en todo momento ver reflejados en esta exposición, pero más allá de plantearlos, ¿hasta qué punte te has terminado viendo involucrado de manera directa en el montaje de esta retrospectiva?

Me he visto involucrado directamente, y cuando digo directamente es en su día a día. Como te comentaba ha sido una cuestión de plantearlo todo batallita a batallita, pero es que tengo ya mis manías, ya sé con quien trabajar y ya se quienes son y qué es aquello que me crea seguridad y me da las garantías de saber que todo se va a hacer como corresponde. Y es por eso por lo que primero termino imponiendo al fotógrafo de la exposición, Jorge López Muñoz, o escogiendo al arquitecto Alvaro Soto como responsable de todo lo que es la escenografía de la exposición, cuyo discurso ya ha recaído en manos, como no podía ser de otro modo, de Juan Gutiérrez.

¿Qué destacarías precisamente del papel que todos ellos han jugado en el montaje de la muestra?

Bueno Jorge López Muñoz es un fotógrafo que solo hace fotografía social, con no sé la burrada de premios y reconocimientos internacionales que tiene en su haber. Un fotógrafo que quería que fuese quien se encargase de realizar las fotografías de la exposición, y las del libro-catálogo que la completa, principalmente porque no quería la típica foto de moda con la clásica niña mona posando. Algo que de otro lado tampoco es que se pudiera hacer por dos sencillas razones. La primera, que una vez que las prendas de los prestadores entran al Museo del Traje y se les asigna unos seguros, esas prendas ya no las puede llevar nadie; y la segunda, por que hablamos en su práctica totalidad de piezas hechas a medida, y a ver de dónde sacas tú hoy a la modelo exacta con las medidas de aquella clienta para la que confeccioné un vestido hace 30 años. Imposible. Había que hacerlo todo sobre maniquíes, lo cual no ha resultado nada fácil, pero que gracias al trabajo de Jorge ha dado un resultado muy bonito, que es el que claramente uno percibe en el momento que consigues echarle mano al libro de la exposición.

¿Y sobre las aportaciones de Soto y de Juan Gutiérrez?

Alvaro Soto piensa que fue quien me hizo a mi la tienda, con lo cual conozco su manera de trabajar, él la mía, y de ahí que quisiera que fuese quien se hiciera cargo de todo el diseño escenográfico de la exposición; en un trabajo que ha desarrollado entendiendo perfectamente la filosofía de mis diseños, y planteando como respuesta el montaje de una exposición reciclable. Pero reciclable de pe a pa, tanto en lo que respecta al uso de nuevos materiales que hemos utilizado, como a materiales que hemos usado y que ya formaban parte de los propios fondos del Museo del Traje. Él fue, junto al resto de su equipo, quien dijo “vamos a tirar por ahí”, en lo que finalmente ha servido de traje a una exposición cuyo discurso, y todo lo que respecta a esa lectura en torno a esas dos plantas sobre las que se estructura la muestra, ha recaído ya en las manos de Juan Gutiérrez.

Hilando desde aquí precisamente ya con las características sobre las que se sostiene la muestra, hablamos de una exposición como bien indicas estructurada en 2 plantas, sobre una superficie final de más de 1.100 metros cuadrados, ¿y de la que están formando parte hasta qué número aproximado de piezas?

Finalmente creo recordar que deben haber entre unos 130/140 outfits, a los que habría que sumar todo lo que es documentación, documentación gráfica, calzado y accesorios.

Hablamos de unas piezas que son las que podremos ver en las salas del Museo, pero que solamente son una pequeña parte de las que se han logrado recopilar para el montaje de esta retrospectiva, ¿no es así?

Sí, sí, en el almacén del Museo desde luego queda para hacer otra exposición.

¿Cuál ha sido por tanto el criterio que se ha seguido para escoger entre unas y otras?

Realmente todo ha venido marcado por esos dos ambientes, claramente muy diferenciados, en los que se ha estructurado la exposición. De modo que en la sala de abajo lo que vamos a encontrarnos es con todo un discurso cronológico sobre mi carrera como diseñador, formado principalmente por los diseños de mis colecciones de pasarela y compuesto de prendas que van desde aproximadamente el año 81, cuando presento en la sala Rock-Ola, hasta llegar ya a las últimas colecciones que presento en Pasarela Cibeles. Mientras que luego ya en la segunda sala, en la parte de arriba del Museo, lo que se ha dispuesto es un apartado ya más temático, donde vamos a encontrar las piezas agrupadas en torno a todo lo que es cine, música, sastrería o investigación sobre patronaje.

Piezas de la exposición “Antonio Alvarado. Baja Costura”, por cortesía del Museo del Traje de Madrid.

¿Que dirías que aporta este montaje a lo que es ese objetivo de tratar de presentar y dar a conocer lo que han sido esos 40 años de trayectoria de Antonio Alvarado como referente de la moda española?

Es que había que crear ese dinamismo, no podíamos exponer todas estas piezas todas por igual y en fila; imagínate, sería como plantear un pasillo sin fondo del metro. Y eso es que al final iba a crear un tedio y un aburrimiento, que no eran en absoluto las sensaciones que queríamos transmitir con esta exposición. Y se ve en la respuesta de los propios visitante, que cuando salen, salen con una sensación agradable de haber podido ver todo lo que han visto de una manera cercana. Y esto hila precisamente también con una de esas grandes diferencia de esta exposición con respecto a otras que se han hecho sobre moda, y es que jamas, en toda mi vida, he puesto publicidad en ninguna revista. De manera que todo lo que se ha publicado de Antonio Alvarado, y de los diseños de Antonio Alvarado, ha sido en el contexto de la propia pasarela; y como además mis desfiles siempre habían sido los encargados de cerrar Cibeles, pues eso al final ha hecho que muy poca gente haya tenido la ocasión de poder descubrirlos de cerca y en detalle.

¿Pero el hecho de cerrar la pasarela no siempre ha dado ese plus de prestigio, y de extra de visibilidad?

Sí, y no. Sí, y además en algo que siempre formó parte de nuestro acuerdo con la organización de Cibeles, el hecho de cerrar Cibeles, y no porque al final el resultado era que mi pasarela siempre resultaba siendo la “chunga”, en el sentido de que era ya todo una fiesta, era el último de los desfiles, las modelos ya estaban cansadas… con lo cual la atención ya se iba hacia otras partes, en lo que terminaba contribuyendo a que al final, y realmente, mi ropa la haya podido ver de cerca y con atención muy poca gente. A no ser que hayas tenido una tienda y hayas sido comprador, no la has podido ver realmente en detalle; y desde luego no con la calma, tan de cerca y con la posibilidad de entrar a analizar desde su patronaje a los distintos detalles, como permite hacerlo esta exposición. Y esa es una de las grandes sorpresas que brinda esta retrospectiva.

¿Este también ha sido uno de esos aspectos que has tratado de mimar de manera especial?

Sin duda, y sobre esto hay un detalle y es que hemos conseguido un sistema expositivo que da como resultado el que la exposición no sea muy oscura, en mi opinión uno de los grandes problemas que tenemos con las exposiciones de moda; para las que, siendo textil, siempre se opta por montajes para los que se baja bastante la intensidad de la luz. Pero para mi, que toda la vida he llevado gafas, es un problema añadido, frente al que también hemos dado respuesta con carteles que son muy fáciles de leer y que evitan aquello de que tengas que agacharte para leer la letra pequeña de la descripción de una pieza. Desde luego aquí ya te confirmo que están reflejadas todas mis manías de cuando voy a ver exposiciones (risas).

Y el haber logrado reunir esta gran gran cantidad de piezas para esta exposición, ¿no pone en evidencia de algún modo ese gran valor con el que tus clientes siempre han llegado a apreciar tus prendas y diseños?

Desde luego que no es lo habitual el llegar a encontrar tantísima cantidad de piezas, pero por suerte, y en lo que te digo que ha sido una grandísima sorpresa, la gente lo ha guardado todo. Y cuando digo todo, es todo; desde pulseras, collares, zapatos, pelucones con cintas… y te hablo a lo mejor de diseños de los que solo se llegaban a hacer 6 piezas. El ver que todo eso se ha guardado, que la gente lo ha tenido guardado por 30 años, pues, como diría el rey, la verdad es que te llena de orgullo y satisfacción.

Y tras analizar todo ese material, ¿qué es en grandes líneas lo que ha terminado quedando fuera de la exposición?

Hay cosas que no se han podido exhibir porque estaban muy deterioradas, o hasta que incluso corrían el riesgo de terminar de romperse del todo; y después tampoco hay mucho material de lo que han sido todas las colecciones de prêt-à-porter. Una línea que siempre se desarrolló guardando un paralelismo con las piezas de la colección a medida, pero que claro, a mí me compraba la tienda, con lo cual resultaba imposible llegar a saber qué clientes podían seguir contando con diseños de esas colecciones, aunque alguno que otro sí ha aparecido.

Piezas de la exposición “Antonio Alvarado. Baja Costura”, por cortesía del Museo del Traje de Madrid.

Antes de empezar a profundizar en el contenido que sí podremos ver dentro de esas dos grandes áreas en las que se estructura la retrospectiva, quizás lo mejor sería que empezases tratando de explicarnos de dónde proviene o por qué has decidido bautizarla bajo este título de “Baja Costura”. Título al que no es la primera vez que recurres.

“Baja Costura” es el nombre de la primera colección que presento en Rock-Ola, en febrero del 83. Un título que escojo porque en aquel momento la Alta Costura de París era la cosa más fea que existía del mundo mundial. Era un entorno que estaba completamente de capa caída y que solamente seguía adelante por los intereses comerciales de las marcas, que hacían uso de aquellos desfiles y de aquellas pasarelas para tratar de afianzar de alguna manera su valor, apoyándose en todo aquello además para sostener todo lo que eran los productos de las líneas principalmente de cosmética y de perfumería, y en menor medida la de bolso, que era un artículo que de hecho casi nadie hacía en ese momento. Y en respuesta a toda aquella decadencia, a que yo no utilizaba en ese momento ninguna clase de material caro sino que todo eran tejidos reciclados y de segunda mano, y, en resumen, a la falta de la sensación de la idea de lo que se entendía por “glamour” dentro de mis propuestas, es como decidí bautizar la colección con ese nombre de “Baja Costura”. Por esa razón, y la segunda, y más obvia, porque si París que está al norte es la Alta, pues nosotros que estamos al sur seríamos la baja (risas).

Hablas de esa falta de valor y de esa instrumentalización comercial a la que se encontraba reducida la Alta Costura de entonces, ¿en algo que crees que ha cambiado o que sigue reproduciéndose a día de hoy?

No, sí ha cambiado sí. Bueno a ver, sigue manteniéndose sobre esa idea de servir de apoyo a esas líneas de perfumería y cosmética, pero después lo que se ha hecho es añadir toda esa serie de piezas exclusivas especialmente pensadas para eventos de alfombra roja, pues como la Gala del Met por ejemplo. Pero siempre son unas líneas que sirven de publicidad y que se mantienen al servicio de la marca.

¿Y cuándo dirías que se produce ese pequeño giro?

Diría que empiezan a cambiar las tornas cuando Gianfranco Ferré entra en Dior, convirtiéndose en el contrato más caro de la historia. Lo que no impidió que, además en un momento en el que Ferré tenía unas líneas reconocidas en todo el mundo y unas colecciones que se vendían, bajo su propia marca, estupendamente, terminase por no cuajar dentro de la dirección creativa de Dior. Un cargo para el que, después de presentar tan solo dos colecciones para Givenchy, terminan nombrando a Galliano; momento a partir del cual las cosas cambia absolutamente dentro de la Alta Costura, que desde entonces se convertirá en una plataforma publicitaria, pero ya no solamente de lo que ya lo venía siendo, sino también para toda una serie añadida de complementos.

Interior de la exposición “Antonio Alvarado. Baja Costura”, por cortesía del Museo del Traje de Madrid.

Adelantándonos ya, a través de la palabra, por entre las salas de esta retrospectiva, la exposición arranca desde la planta baja del Museo reservada a las exposiciones temporales. Un área de la exposición que como bien nos decías se ha terminado organizando de manera cronológica, ¿pero avanzando finalmente  de qué año a qué año?

Esta parte de la exposición recoge piezas que van desde 1986 a 2010, en una horquilla que se ha limitado a las fechas de las que contábamos con recursos; porque de todo lo que son las colecciones previas y de todo lo que se fabricaba desde Barcelona bajo el nombre de “Polo de Limón”, es que realmente no se ha podido encontrar nada. Se trataban de colecciones de prêt-à-porter, con lo cual, y como ya te apuntaba, no sabíamos quién realmente podía o no podía seguir guardando algunas de las piezas, a diferencia de las prendas a medida que se vendían directamente desde dentro de nuestro showroom. Y eso es esencialmente lo que ha terminado retrasando la fecha hasta ese año 86, que es cuando ya contamos con una mayor cantidad de piezas de costura, que son a las que yo crezco una vez que ya paso a abrir tienda en Madrid, ya que antes todo lo que había venido haciendo era solo prêt-à-porter.

¿En torno a qué año se situarían entonces tus comienzos como diseñador?

La primera colección que se comercializa sería de en torno al año 79-80, y la presento en el Salón Moda del Mediterráneo de Barcelona, y después en Valencia dentro de FIMI, la Feria Internacional de Moda Infantil y Juvenil.

¿Pero presentando moda infantil?

No, no, yo lo único de moda infantil que he hecho es lo que hice para el bebe que llevaba Bibiana en la película “Matador” de Almodóvar, pero sí que la feria por entonces contaba con una directora que, después de la presentación en la feria de Barcelona, nos llamó para que presentáramos en FIMI, para lo que recuerdo que montaron como una pasarela para invitados o algo parecido, y allí que desfilamos Montesinos y yo.

Partiendo desde aquí hasta el otro extremo de esta horquilla cronológica, el 2010 ya sí que sería el año de esa última colección que llegas a presentar en Pasarela Cibeles, ¿no es así?

Sí, bueno pone 2010, pero para terminar de aclararlo, porque es verdad que también ahí yo he tenido mis más y mis menos, es una colección para el año 2011, pero que se presenta en 2010 así es.

Y en cuánto al carácter de las piezas, ¿qué es con lo que el público está encontrándose en esta parte de la exposición?

Con mucha, mucha información sobre todo. Aquí creo que indudablemente se logra reflejar toda la variedad de gustos al completo, porque es que así también es mi gusto de diverso, de diverso y de disperso (risas). Pero es que vamos a encontrar desde modelos que nacen evidentemente de la sastrería, hasta aquellos que surgieron de mi especial gusto por todo lo que tiene que ver con el tema del patronaje.

Todo a través de un recorrido cronológico, ¿pero también lineal?

Las diferencias se empiezan a notar más a partir del año 2004-2005, cuando regreso a Madrid después de mi etapa en Barcelona; etapa durante la que llego a estar 3 año con Antonio Miró. Todas mis conversaciones con él, que además es que éramos uña y carne, todos los consejos que también me dio, y el hecho mismo de pasar esos años en una compañía como Antonio Miró, además para mi que soy autodidacta, tanto como empresario, como diseñador y como todo; pues la verdad es que me sirvieron para aprender muchísimo. Y eso, sumado también a que mi vida cambia, en el sentido de que también vas cumpliendo años, dejo de hacer tanta salida nocturna, paso a estar más relajado, y también a cambiar de perspectivas y a abrirme a otros campos de la moda, pues al final termina sumando y termina notándose, y solamente basta con ver los desfiles.

Piezas de la exposición “Antonio Alvarado. Baja Costura”, por cortesía del Museo del Traje de Madrid.

Antes de llegar justamente hasta ese punto del que nos hablas de tu traslado a Barcelona, nos encontramos con ese primer salto que decides dar de Alicante a Madrid. ¿Qué fue lo que te llevó a dar ese paso?

Básicamente el que ya teníamos bastantes tiendas en Madrid que estaban vendiendo, y vendiendo muy bien, nuestras colecciones, a lo que se sumó la propuesta de la propietaria de uno de los establecimientos a los que servíamos en Marbella para abrir tienda aquí, en Madrid. Hablamos de un momento en el que también ya teníamos constancia, porque así nos lo estaban haciendo saber desde tiendas como Doble AA o la gente de Ararat, de que determinada gente del cine, de la música y de más estaban comprando piezas nuestras en varias de las tiendas; así que dijimos, bueno, vamos a abrir en Madrid, pero ya con la mirada puesta en lo que era crecer para alcanzar el tema de la confección a medida.

En cualquier caso no llegas a Madrid como un diseñador novel a tratar de lograr fortuna como diseñador dentro del mundo de la moda.

No, no, cuando llego a Madrid nosotros ya teníamos un sistema de ventas por toda España montado y requetemontado. Realmente lo que queríamos era abrir una tienda en Madrid, bastante exclusiva, con piezas que naturalmente no coincidieran con las de las colecciones de la línea de prêt-à-porter que se hacían para las demás tiendas; pero la verdad es que terminó siendo toda una sorpresa el éxito que finalmente alcanzamos con el tema de la confección a medida.

¿Y por una única tienda es por lo que decidiste trasladar todo tu mundo a Madrid?

También es que cuando estaba en Valencia ocurría una cosa, y era que todo lo que me estaba repercutiendo mi trabajo a nivel de prensa y de promoción, era ya siempre desde Madrid. Eso, y después también toda la gente que ya conocía en Madrid, el que mi pareja estaba también haciendo la mili aquí, y el que yo al final es que terminaba viniendo todos los fines de semana, porque es que las ventas eran hasta tal punto que a mitad de temporada las tiendas te reclamaban y te pedían “Antonio, por qué no me haces esa camisa, que las hemos vendido todas, pero con este otro tejido”. Sumando todo eso, al final llegó el momento de irme, pues porque lo iba a tener todo más cerca.

Tras ese aterrizaje en Madrid, un año especial resultaría siendo el del 85, con el arranque de una primera edición de la Pasarela Cibeles, primera edición a la que ya te invitan a participar.

Todo esto fue una idea que se encargó de poner en marcha Epifanio Mayo como presidente de una pequeña asociación de creadores, y ya a nivel político Leguina, con la intención de crear una pasarela exclusiva de moda de autor con la que terminar un poco con lo que estaba siendo el modelo de pasarelas de entonces, pues como eran Moda Mediterráneo en Barcelona o podía ser Moda Sol en Madrid, en las que se mezclaban las propuestas de diseñadores con marcas, de manera que al final salía marca la pava, y después a lo mejor pues Manuel Piña u otro diseñador.

¿En tu caso notaste alguna clase de impulso a raíz de ese momento en el que arranca, y participas, de esa primera edición de la Semana de la Moda de Madrid?

Bueno es que yo ya venía muy arropado, venía de llenar el Joy de pe a pa, venía de llenar Rock-Ola, venía de llenar Barraca… No lo había estado haciendo desde una pasarela, más o menos, oficial, ¿pero lo que era llenar espacios? los venía llenando hasta la bandera.

Interior de la exposición “Antonio Alvarado. Baja Costura”, por cortesía del Museo del Traje de Madrid.

A partir de aquí si que me gustaría ya avanzar hasta ese punto en el que terminas trasladándote hasta Barcelona, en el 97. ¿Pero un traslado movido bajo qué circunstancias?

Por salud y por una serie de motivos personales, y sentimentales, que son en esencia los que al final pues me hacen darme cuenta de que tenía que salir de la burbuja en la que estaba metido.

Y tras ese cambio de aires, ¿qué nuevos estímulos son los que vas a terminar encontrando en Barcelona, y por cuánto tiempo vas a apostar por permanecer viviendo en la Ciudad Condal?

Al final en Barcelona terminé estando desde noviembre del 97, hasta el año 2004, pero porque además después de Antonio Miró también me terminaron nombrando presidente de Moda-FAD. Fueron unos años en los que me dediqué mucho tanto al trabajo que hacía junto a Toni, como a ampliar mi campo de acción dentro de la moda, pues a través de todo lo que eran los jóvenes diseñadores o haciendo exposiciones como la de Sybilla, luego la de bisutería, la de ilustradores… Realmente a nivel de creatividad, la ciudad me aportó muchísimo, pero muchísimo. Allí me lo pasé estupendamente, pero claro, no estaba en mi ciudad y no tenía a mis amistades más íntimas, y te hablo pues de la gente que te conoce de hace 30 años.

¿Y durante toda esta etapa en Barcelona tu casa de modas se queda completamente parada?

Desde el año 97 hasta el año 2004, no vuelvo a hacer una colección, pero porque es que yo además no quería volver a hacer moda. No quería volver hacer moda pero para nada, porque se terminó convirtiendo, aunque en el fondo sabía que no era así, en algo que relacionaba con un modo de vida tóxico. Entonces me enfoqué a todo lo que era colaborar con Antonio Miró, a los desfiles de Moda-FAD, con lo cual también te digo que es que hubiera resultado imposible sacar tiempo para hacer nada más, hasta que ya en 2004 vuelvo a presentar en Madrid. Vuelvo a presentar en Madrid, una colección que hice todavía desde Barcelona, y gracias a Cuca Solana que fue la que me buscó un productor de aquí, de Talavera de la Reina, para hacer esa colección. Porque el tema estaba en que yo lo que no quería era tener que volver a ser el productor, el fabricante, y lo otro, lo otro y lo otro. Yo ya en ese momento lo único que quería era dirigir una colección, vamos lo que se llama ahora ser su director creativo, y nada más.

¿Pero sí fue entonces una colección de “regreso”, diseñada con vistas ya a volver a trasladarte a Madrid?

Sí, yo ya sabía que tenía que volver a Madrid. De hecho es que ya a partir de en torno al año 2002, que es cuando me voy de Antonio Miró, todo lo que venía haciendo relacionado con el tema de exposiciones y de más, era ya siempre con Madrid, y es que volvía ya por entonces a pasarme la vida en Madrid. Y te hablo de que es que había semanas que me despertaba y ya no sabía si estaba en un hotel, en mi casa de Barcelona o donde narices estaba. Y para mí, que además no me gusta viajar, pues es que estaba hasta las narices de ir parra arriba y para abajo.

Interior de la exposición “Antonio Alvarado. Baja Costura”, por cortesía del Museo del Traje de Madrid.

Retomado ya a partir de aquí el hilo vinculado a lo que es el contenido de la exposición, ponemos ya el foco en esa otra área, ubicada en la planta alta del Museo, reservada a todo lo que es ese universo de colaboraciones que terminas firmando a lo largo de los años.

En definitiva en la parte de arriba te vas a encontrar con todo lo que tiene que ver con el mundo del cine y de la música, pero también con todo lo relacionado a los ensayos de sastrería y de evolución dentro de lo que era la casa de modas. Pero tampoco aquí termina de verse todo reflejado al 100 por cien, porque mira, por poner un ejemplo, en lo que respecta al mundo de la danza, para el que he hecho cosas preciosas para la compañía de Antonia Andreu, ella decidió por cederlo todo, así que de ese vestuario, para el que se hicieron diseños maravillosos, no tenemos ni tan siquiera fotografías. Como tampoco tenemos ninguna prenda de todo lo que se hico con Carlos Saura, y hablo de un vestuario de 150 piezas; pero en ese caso lo que sí tenemos son los dibujos de los diseños, que además creo que también se han terminado incorporando al libro.

Debido a estas y al resto de ese sinfín de colaboraciones, especialmente a las que emprendes con los ámbitos del cine y de la música, será cómo se terminará reconociendo con ese sobrenombre de “el diseñador de la movida madrileña”. Un sobrenombre que ya no sé si aceptas o rechazas…

Ya te digo que a mí no me molesta, porque pertenezco a una generación, y desde luego no soy de aquellos que aún están cuestionando si Maruja Mayo era de la generación del 27. Y yo, como hacía Maruja Mayo al principio de llegar aquí a Madrid, pues solo digo que es que me ha tocado esa generación. ¿Qué he vestido a toda esa gente de la movida? Es que yo estaba dentro de esa gente. ¿Qué si he sido el diseñador de la movida? Pues ahí ya, es que la movida estaba muerta desde el 88, y yo he seguido haciendo colecciones hasta el año 2010 (risas).

¿Y qué crees que facilitó el que entraras a pasar a formar parte de equel círculo?

Bueno es que Madrid tampoco era entonces como es ahora, era todo más chiquitín, y la gente que teníamos afinidades más cercanas, pues se hacía natural que terminásemos coincidiendo. Piensa que si yo presentaba en Rock-Ola, y había un grupo que iba a tocar en Rock-Ola, pues indudablemente al final iban a tender a lo más cercano, a lo más conocido y a hacia lo que se pudieran sentir quizás más identificados, creo yo.

Piezas de la exposición “Antonio Alvarado. Baja Costura”, por cortesía del Museo del Traje de Madrid.

Y teniendo en cuanta todo este éxito que venías acumulando a lo largo de toda tu trayectoria, ¿qué es lo que te conduce finalmente a tomar la decisión de retirarte?

Principalmente porque se da un cambio, un cambio que yo ya venía observando desde dentro de Antonio Miró, y es que se pasa a producir un rechazo, tanto en el mercado como por parte de lo que eran las propias tiendas, hacia todo lo que es el producto nacional, hacia el producto español. Solamente se quería aquello en que pusiera “Made in Italy” o “Made in…” lo que fuera. Un cambio del que también participo la prensa de moda de la época, que hizo una retirada directa y paso a no querer nada en sus revistas que fuera producto nacional. Que a lo mejor al final terminaban poniendo un 2 por ciento, pero todo el resto, incluidas las portadas de todas las revistas de moda, pasan a estar protagonizadas por marcas internacionales.

¿Pero y crees que eso ha cambiado?

No, no, y tanto que sigue pasando, pues no me he encarado con las revistas… Porque ocurre una cosa, y es que si tu compras un Vogue americano, compras un Vogue italiano o compras un Vogue francés, la portada siempre será de ropa de un diseñador americano, de uno italiano o de un diseñador francés. ¿Pero en lo que respecta a nosotros? la prensa no ha ayudado NA-DA a los diseñadores nacionales. Pero si es que los medios están más preocupados de quién se sienta en el “front row” que en qué colección se ha presentado. Es que es muy fuerte. Lo que ha ocurrido aquí es un poquito tremendo…

¿Y a qué crees que se ha debido?

Pues puede que a lo mejor es que sean corrientes que surgen, no lo sé, pero lo que sí sé es que yo no puedo ni ver a Anna Wintour. Vale y muy bien que es una mujer que parece muy capaz, pero lo primero que hace es mirar el dólar antes de ver si eso que está viendo es bueno o malo, y que luego ya indudablemente Condé Nast cuenta con todos los medios como para que aquello que no vale nada hacer que parezca bueno. Y tras ella se ha terminado arremolinando todo el resto de la prensa. Ella es por ejemplo la que termina cambiando el modelo de portadas, en lo que terminó provocando el hundimiento de las “top model”; porque cuando Ana Wintour empieza ya a tener mano de verdad en el sector, es cuando las grandes modelos ya ni implican ni significan nada, porque ya simplemente pasa a interesar el front row y la portada, que debe de estar protagonizada sí o sí por una actriz o por una estrella, sea mujer o un hombre. Ella es quien ha creado esta aventura, aventura que lleva ya en marcha casi 20 años, y con la qué duda cabe que ha asentado cátedra y con la que ha conseguido ser una mujer muy admirada dentro del mundo de la moda, pero ya no solamente a nivel de prensa, sino a nivel de industria y de dentro de las propias marcas. Marcas para las que lo que diga ella va a misa. Si es que no te haces una idea del número de marcas de las que es consejera, fue quien se encargó de meter a Alexander Wang en Balenciaga, y si sigo con la lista te quedas muerto. Y para el caso en el que la marca no meta a quien ella diga, automáticamente deja de publicar contenido de esa marca. ¿Eso qué significa? Significa que ahí hay dinero y unos intereses económicos de por medio, y ya no voy a seguir pero sé muy bien de lo que estoy hablando.

Precisamente ahora que tocas el tema económico, me comentabas brevemente sobre esos elevadísimos niveles de facturación de tus primeros años, en lo que me ha recordado a unas declaraciones tuyas desde las que destacabas la grandísima cantidad de ventas que llegaba a generar por entonces la moda de autor en España.

Es que generaba pero muchísimo dinero eh, hasta que ya de repente es cuando empezó el declive que es ante lo que ya tomo la decisión de cerrar. Porque claro es que empiezo a ver que las tiendas que antes te compraban, por ponerte un ejemplo, unos 5 millones de pesetas, uno 30 mil euros, pasan de hacerte los pedidos a decirte “quiero ese pantalón, en ese color y en tal talla”. Así ¿dónde íbamos a ir? Es que era dificilísimo poder vender, porque para eso en esa tienda tenía que llegar a entrar una clienta, de esa talla, que le gustara el color, y que le gustase el pantalón. Dificilísimo.

¿Y qué crees que alimentó ese declive?

Pues todo esto de lo que venimos hablando, la no publicidad de los medios, y después los propios comerciales españoles que ya no querían marcas españolas en sus despachos sino solamente marcas italianas. Eso fue con lo que yo ya me encontré en el año 2004. Y además es que te lo decían, y te contaban como a lo mejor para hacerse con la comercialización de las colecciones de Dolce&Gabbana, antes de que tuvieran tienda aquí ni nada parecido, pues es que resultaba que su productor hacía 6 marcas más, que eran a la mitad de precio que las de Dolce&Gabbana, pero que tenían que vender el resto para poder hacerse con Dolce&Gabbana. Y te lo decían así.

Interior de la exposición “Antonio Alvarado. Baja Costura”, por cortesía del Museo del Traje de Madrid.

Haciendo ya un balance de lo que ha sido tu trayectoria, has llegado a afirmar que, al final, la moda te ha aportado más de lo que te perjudicó. Y quedándonos precisamente con el lado más positivo de tus palabras, cuéntanos, ¿qué te ha aportado dedicarte al mundo de la moda?

Lo primero que remarcaría es que la moda no es un capricho, o al menos no lo es la moda que he procurado hacer. No sé en el caso de los demás, pero en el mío siempre he hecho moda tratando de analizar el momento socioeconómico, las corrientes económicas, sociales y políticas, porque me parece que nosotros, los diseñadores, nos debemos a eso. Porque la moda no es un capricho artístico, o no debe ser un capricho artístico, sino la herramienta con la que tratamos de canalizar y facilitar el acceso a lo que es un proyecto estético. Sin necesidad de caer en la ostentación, y siempre que tampoco se caiga en la esclavitud de la moda, la moda nos alivia; la moda siempre es aquello capaz de cambiarte el ánimo cuando te levantas un día tristón, y te dices, “venga, me voy a poner esto hoy que tenía reservado para no sé que día, porque me apetece”, y a las dos horas estás divino. Entonces, ¿que qué me ha aportado dedicarme al mundo de la moda? Pues una forma de vida, de ver la vida, y de analizar la vida desde su día a día.

¿Y qué consejo dejarías a esas nuevas generaciones de creativos, españoles, que empiezan a tratar hoy de querer hacerse con un hueco en el mundo de la moda?

Que tenga mucho dinero, y que la vida es larga (risas).

Tras este mensaje, no sé si calificarlo de alentador o no, cuéntanos, ¿a qué se encuentra dedicando ahora sus horas y sus días Antonio Alvarado?

A no parar quieta la cabeza (risas), y desde a plantar tulipanes hasta cocinar… pero sobre todo ahora a los trabajos relacionados con la itinerancia de la exposición; porque la exposición va a continuar después de que se cierre la muestra en el Museo del Traje. Y para dar forma ya a ese otro capítulo, hay que ir viendo nuevas ciudades y la manera de poder adaptar la exposición a cada nueva ciudad, de manera que termine resultando diferente y nueva en cada nuevo destino. Primero todo por una cuestión de espacio, porque a ver dónde encuentras otros 1.200 metros cuadrados para meterla, eso es imposible. Pero después también, aprovechando todo lo aprendido con esta retrospectiva, para tratar de ajustar el contenido para poder así destacar aquello que más le está interesando a la gente.

¿Para aproximadamente cuándo estimáis que pueda llegar a abrir la primera de estas nuevas exposiciones?

Queremos empezar con la itinerancia ya para 2024, y mientras tanto, y además de los días que faltan para poder seguir visitado esta exposición, también se puede seguir descubriendo su contenido a través del libro que ha hecho Juan Gutiérrez, con todas esas fotografías maravillosas de Jorge López Muñoz, y volumen en el que se han recogido, además en un perfecto orden cronológico, todos los capítulos de mi trayectoria desde mis comienzos.

Antonio Alvarado. Baja costura
Del 1 de diciembre de 2022 al 26 de marzo de 2023

Museo del Traje · Madrid