Cinco claves sobre Ithell Colquhoun, la surrealista más esotérica

18 / 01 / 2022
POR Irati Fernández

Pintora y escritora de mundos maravillosos, creadora de nuevas prácticas surrealistas… Y también figura olvidada por la historia del arte y la literatura.

1. Primer amor: mitología y misticismo

Margaret Ithell Colquhoun nació en la India en 1906, pero su familia pronto regresó a Inglaterra para que ella iniciase allí su educación. Estudió en el Cheltenham Art School (1925-1927) y el Slade School of Art (1927-31), donde su obra Judith Showing the Head of Holofernes ganó un premio y fue mostrada en la Royal Academy (1931). Las figuras bíblicas y clásicas eran centrales en sus composiciones, de gran tamaño. Estando todavía en el Slade comenzó a descubrir algunos de los grandes intereses que la acompañaría toda su vida: la literatura esotérica, el ocultismo y las logias. A raíz de estos descubrimientos, comienza a relacionarse con la orden del Golden Dawn, y escribe sobre el Pájaro de Hermes, una figura alquímica. Aunque ella es demasiado joven para vincularse oficialmente al grupo, conoce a través de éste muchísimos libros sobre pócimas, tarot, cabalística y tantas otras disciplinas esotéricas.

2. Las pinturas botánicas

Tras terminar sus estudios decidió ir a París, donde conoció por primera vez el Surrealismo. En Francia aprende y practica los lugares comunes del surrealismo, como el collage, el frotage, los temas sexuales y oníricos… Viajó por Grecia, Tenerife y Córcega y comenzó a especializarse en la representación de plantas, a las cuales trataba de plasmar con su propio espíritu. Expuso en solitario dos veces en el 36, donde presentó sus acuarelas botánicas sobre seda. Durante esta época, ella se dedicó a pintar flores de forma ‘súperrealista’, lo cual, tras la International Exhibition of Surrealism (New Burlington Galleries, July, 1936), fue transformándose hacia imágenes en las que las flores cobraban cualidades antropomórficas, en línea con las pinturas ilusionistas de Salvador Dalí.

3. La creación surrealista

Se unió al movimiento surrealista en 1939, compartiendo exhibición con Roland Penrose (Mayor Gallery, 1939). Poco después, conoció al líder surrealista André Bretón, en el preciso momento en el que la pintura “automática” estaba siendo desplazada por la “psicomorfología” de Matta y Gordon Onslow-Ford. Podemos ver además, en el surrealismo, cómo tras la explosión de los temas eróticos del inconsciente reprimido por parte de los hombres, las mujeres luchaban por deshacerse de esa imagen como objeto de deseo. En algunos de sus trabajos encontramos imágenes controvertidas que nos dan pistas en torno a su visión de las cuestiones relacionadas con el género: El mito de ‘Scylla’, ‘Gouffres Amers’, ‘The pine Family’ con los miembros masculinos amputados…

No dejó atrás sus intereses ocultistas, como podemos ver en algunas obras de este periodo tan prolífico. Una de ellas, ‘Dance of the nine opals’, estaría inspirada en la mitología celta. Colquhoun contribuyó al movimiento capturando el espacio psíquico en la pintura y escribiendo poemas, innovando en las técnicas con procedimientos como la constelación o la calcomanía… Pese a este gran interés Colquhoun rompió con el grupo surrealista británico en 1940 antes que sacrificar sus intereses por el ocultismo, puesto que se impuso el no formar parte de ninguna sociedad secreta. La separación también avivó la llama de su matrimonio con Toni del Renzio en 1942, cuyas polémicas acabaron por dividir al grupo. Juntos organizaban todo tipo de eventos y publicaciones que hacían las delicias del mundillo cultural londinense. Se divorciaron cinco años después en 1947.

4. La huida de la ciudad

A finales de los cuarenta se retira a Cornualles, donde comienza a acomodarse en una casa solitaria en mitad de la naturaleza. Después de haber vivido en Londres los bombardeos durante la guerra y haber sentido la claustrofobia de una gran ciudad, se encuentra mucho mejor envuelta en el medio natural y rodeada de sus espíritus. Allí se acerca a las órdenes de los Bardos y los druidas, y finalmente acaba siendo sacerdotisa. También dedica una gran parte de su obra a la representación de los espíritus de la naturaleza y las plantas, como la ninfa de ‘Oil and Water Nynph’.

5. La piedra filosofal

Publica su novela surrealista y esotérica ‘El ganso de Hermógenes’ en 1961, una obra alegórica que representa un viaje espiritual. Cada capítulo tiene el nombre de un proceso de la alquimia, y a medida que la protagonista descubre un mundo onírico también se desvela que ella misma es la piedra filosofal.

#surrealistasyvisionarias