Tras una crisis personal a los 30, Pamela Hernández, diseñadora costarricense con base en CDMX, redescubrió que lo que le hacía feliz era hacer zapatos. Rocío Madrid habla con ella y la retrata para #VEINDIGITAL.
Las ideas claras de Pamela van acompañadas por un gusto prodigioso por el diseño, dándoles formas prácticas, como buena virgo. Ella me recibe en su espacio, que hace de hogar, taller y showroom en la Roma, junto con Dulce su asistente y un equipo de artesanos que hacen magia a base de cuero, madera y otros materiales reciclados. Su filosofía: generar un producto honesto, como la hierba que sale de la grieta sorprendiéndonos con el verde entre tanto gris. Con un diseño que se adapta al presente sin desligarse de la raíz de generaciones pasadas, Cruda propone zapatos upcycling hechos de manera artesanal, con diseño costarricense y manufactura mexicana. Hablamos con ella.
¿Cómo descubriste que lo tuyo era hacer zapatos? Además de algún que otro complemento…
Cuando tenía 30 años entré en crisis. Después de varias malas decisiones estaba de regreso en casa de mi madre, en un cuartucho al que no le entraba ni una pizca de luz natural, sin ventanas, lleno de cajas y cosas que no se usaban. Venía de una residencia de arte en el extranjero, cosa que parecía un premio por haber hecho las cosas bien, pero no tenía ni un peso. Antes de eso llevé a cuestas un proyecto de diseño de mobiliario por 8 años que tampoco estaba dando frutos. En fin, sin dinero, sin pareja, sin proyectos y en ese cuartito… De pura desesperación me entró la necesidad de hacer algo, una última apuesta, un proyecto que de verdad me mantuviera, que fuera mi retiro. Escribí una lista de cosas que me harían feliz y entre ellas estaba hacer zapatos. Conseguí un trabajo después de muchos meses de desempleo y con el dinero que ganaba de mi trabajo empecé poco a poco a hacer la marca. Años después revolviendo cosas en una mudanza vi una bolsita llena de pedacitos de cuero que guardaba desde mi adolescencia que decía “cuero para hacer zapatos”. Era mi letra pero lo había olvidado por completo. (Parece que siempre supe que quería hacer zapatos pero no me enteré hasta los 30s).
Cuándo eras pequeña ¿qué soñabas con ser de mayor?
Soñaba que me entrevistaban en las alfombras rojas. Ni idea de qué quería ser, sólo imaginaba ser famosa.
¿Qué te llevó a escoger el nombre de CRUDA?
La frontalidad, la transparencia de las personas: una persona cruda, directa. Y también funcionaba con el material, todo muy brusco: madera y cuero.
¿Qué defiende CRUDA?
Aquí el manifiesto: Recuperamos técnicas tradicionales de zapatería artesanal, que a su vez se están transmitiendo a nuevas generaciones. Nuestros diseños son elaborados partiendo del concepto Upcycling. Casi el 100% de los materiales que utilizamos para la fabricación y empaque de los zapatos es materia prima reutilizada: prendas de cuero de segunda mano cuidadosamente seleccionadas y curadas, maderas certificadas o provenientes de antiguas casas demolidas y muebles desechados. Todo esto se recupera y se transforma para dar vida a un objeto único e irrepetible y su acabado final revela el trabajo manual de nuestros colaboradores.
¿Qué te gustaría cambiar dentro del contexto de la zapatería o de la moda en general? En tu forma de hacer, ¿qué es lo que quieres evitar?
Mmm… pues ahora que vivo en una gran ciudad me entero que la industria de la moda es mucho más despiadada de lo que creía. En todos los sentidos, las personas que la producen, que la consumen. Hay una gran falta de empatía con el otro, el entorno y nuestro planeta. Y soy parte de eso supongo, pero todos los días trato de hacer las cosas distintas, a mi manera, con los recursos que tengo. Y pues eso, creo que la clave para mi es la empatía con las personas que te colaboran, con tu entorno, contexto, etc.
Desde que entra en tu cabeza hasta que se calza, a grandes rasgos, ¿en qué se basa el proceso para crear tus piezas?
Me gusta mucho trabajar en el taller, no tanto dibujar previamente y pensar en una colección, más bien soy bastante desordenada con eso. Tal vez voy caminando y veo literalmente un puño de pelos y pienso: ¡ay qué lindo se vería un zapatito así! ¡Y listo! Llego al taller y me pongo a echar a perder.
El taller para mí es la mejor forma de diseñar zapatos, estar ahí en medio de las máquinas y del material siempre es muy inspirador, estar cerca de los maestros viéndolos trabajar y escucharlos siempre me hace pensar en cosas nuevas.
¿Cómo fueron los primeros zapatos que diseñaste? ¿Nos contarías la historia?
La verdad no han cambiado mucho según yo, quizás la calidad sí, ahora tengo un equipo de artesanos maravillosos. Antes también, en mi país, Costa Rica, pero trabajábamos con muy poco y la verdad hacían magia, aunque la industria e insumos en México no tienen comparación.
Algún sueño que te encantaría cumplir a corto plazo?
Pues mi sueño constante es que la marca continúe y cada vez con más fuerza. Tener una marca pequeña es tener el miedo constante de que algo no salga bien y que todo acabe… supongo que es la pesadilla de cualquier persona que tiene su propio negocio. O de cualquier freelance jajaja.
Creo que cuando tenga una casa propia y con un jardín muy grande tal vez ya no tenga miedo. Si algo pasa cultivo mis propios alimentos y tengo algunas gallinas ponedoras y ¡listo! No necesito nada más.
¿A quién te encantaría vestir por los pies?
Mmm pues a quien quiera, la verdad odio que la gente se ponga mis zapatos sin quererlo realmente o sin que entienda qué se está poniendo.
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