Independiente y feminista, quería vivir de su arte. Se hizo famosa por representar a la Nueva Mujer de finales del siglo XIX e introducir la representación lésbica en su obra. Un gran ejemplo de ‘lo que una mujer puede hacer con una cámara’.
New Woman (autorretrato), 1896.
Hija de una periodista del diario Baltimore Sun y un trabajador el gobierno, Frances Benjamin Johnston nació el 15 de enero de 1864 en Grafton, aunque pasó toda su infancia y adolescencia en Washington D.C.
Se graduó en 1883 en el instituto femenino Notre Dame Convent, Collegiate Institute for Young Ladies en Maryland y este mismo año, con la suerte de pertenecer a una familia acomodada viajó a París para continuar formándose en pintura y dibujo en una de las pocas academias que permitían la entrada a mujeres.
Durante el tiempo que pasó en Francia decidió que cuando regresara a su país no seguiría los dictámenes de la sociedad de la época y no se casaría. Frances quería vivir de su arte y su trabajo.
Aunque los primero pasos de su carrera profesional fueron como ilustradora, pasó más de 60 años ejerciendo como fotógrafa desde que un amigo de la familia se regalase su primera cámara. Había encontrado su pasión y gracias a la conexiones de sus padres ejerció de fotógrafa freelance por Europa en los 90, hasta que en 1894 abriese un estudio de fotografía en Washington D.C.
Susan B. Anthony por Frances Benjamin Johnston, 1915 – 1920 / Library of Congress.
Gracias a esto fue la única mujer en tener su propio estudio en la ciudad y le llevó a capturar con su cámara a personajes tan conocidos como Susan B. Anthony, Mark Twain o Alice Roosvelt.
«He intentado que mi estudio fuera tan artístico, alegre y acogedor como el de un artista. Para la mayoría de las personas, ir a sacarse una foto es una experiencia tan desagradable y dolorosa como ir al dentista, así que tienden a evitar ambas cosas».
Imagen de los 1890 que sugiere a Athenea con sus búhos, símbolo de la sabiduría /Library of Congress
Sin embargo el hecho de rodearse de personas de la alta sociedad americana no hizo que se olvidase de su interés por lo social. Esto le llevó a realizar reportajes como el de Hampton Normal and Agricultural Institute de Hampton, un centro educativo destinado a educar a antiguos esclavos.
Frances B. Johnston disfrutaba la fotografía como forma de romper las normas, y publicó artículos tan importante como el de ‘Lo que una mujer puede hacer con una cámara’ en el que animaba a las mujeres de la época a encontrar una salida artística y profesional con las que ser independientes y emanciparse económicamente.
«La fotografía como profesión debería atraer especialmente a las mujeres, y en ella hay grandes oportunidades para un negocio bien remunerado, pero solo en condiciones muy bien definidas».
Seis chicas pintando en clase de arte en Eastern High School Washington D.C. por Frances Benjamin Johnston /Library of Congress.
Motivada por esta transgresión realizó el que puede que sea su autorretrato más famoso ‘Nueva Mujer’, que causó gran revuelo en la sociedad de la época. Un autorretrato feminista en el que deshecha por completo las apariencias tradicionales femeninas de la época al salir bebiendo y fumando.
Otra de sus fotografías más famosas fue otro autorretrato, con el que trató de criticar las protestas públicas contra las mujeres que se movían en bicicleta, ya que para ir cómodas tenían que vestirse de forma ‘más masculina’.
Autorretrato de Frances Benjamin Johnston – 1890 / Library of Congress.
En 1913, abrió otro estudio de fotografía en Nueva York junto a Mattie Edwards Hewitt, quien también es su única pareja de la que se tiene constacia.
Se conocieron cuando Mattie aun estaba casada con el fotógrafo Arthut Hewitt, ella trabajaba en el cuarto oscuro de su esposo y pronto la pasión que compartían ambas por la fotografía las unió en una relación de pareja, que duró cuatro años.
El patio de la casa de Johnston en Bourbon Street cuando la compró en 1946 por Franes Bensjamin Johnston / Library of Congress
Otra faceta de su arte a tener en cuenta era la de retrata edificios históricos, jardines y estructuras arquitectónicas, a veces en condiciones muy lamentables.
Viajó por todo Estados Unidos, capturando en miles de negativos que terminarían convirtiéndose en una fuente documental de la historia norteamericana. Gracias a esto fue miembro de America Institute of Architects.
En los últimos años de su vida, dejó de viajar, pero continuó dando conferencias sobre la fotografía y el papel de la mujer en ella, lo que la convirtió en un icono.
–