Una muestra en Nueva York que refleja cómo la mexicana entendió que las apariencias podían ser decisivas para encontrar la fuerza y vivir como una artista al margen de sus discapacidades físicas.
Frida en Nueva York 1946, retrato de Nickolas Muray
Durante su vida, Frida Kahlo solo tuvo una exhibición propia de sus obras en Nueva York, en la galería Julien Levy en 1938. Sin embargo, 80 años después la artista mexicana se reivindica y toma su merecido lugar en el mundo del arte a través de una de las más aclamadas exposiciones de la ciudad este año; “Frida Kahlo: Appearances Can Be Deceiving” en el Museo de Brooklyn.
Vestido huipil de algodón del Museo de Frida Kahlo y Diego Rivera
El programa es una versión ampliada de «Frida Kahlo: Making Herself Up«, una muestra de sus prendas y efectos personales nunca antes vistos que se exhibieron hasta el mes de noviembre en el Victoria & Albert Museum de Londres. «Un programa como este brinda la oportunidad de profundizar y obtener una imagen más completa de alguien que crees que conoces bien», dijo la co-comisaria de la exposición, Lisa Small.
Mazatec de algodón del Museo de Frida Kahlo y Diego Rivera
Luego de la muerte de Kahlo en 1954, su ropa y otros objetos personas fueron guardados en una bóveda, que no se abrió sino 15 años después de la muerte de su marido, el también artista, Diego Rivera en 1957. Y no fue hasta el 2004 que los historiadores de la famosa Casa Azul (la casa de la infancia de Kahlo y donde residió con Rivera en un momento determinado) en Ciudad de México, la convirtieron en un museo que hoy en día cuenta con un amplio inventario de joyas, ropa, medicamentos y otras posesiones íntimas de la artista.
Selección de cosméticos de la artista.
Esta sería la primera vez que se exhiben los artículos personales de Frida Kahlo al público en los Estados Unidos y la muestra estará acompañada por cerámicas mesoamericanas de la colección del Museo de Brooklyn, similares a los que utilizó la pareja para decorar la Casa Azul. También se expondrán unas 40 fotografías del archivo personal de la familia tomadas por su padre, Guillermo Kahlo, quien fue fotógrafo y desarrolló amistades con importantes artistas de la época.
Retrato de Frida Kahlo por Guillermo Kahlo (1926)
Los visitantes podrán disfrutar de sus coloridos y tradicionales chales mexicanos, pero también podrán obtener una mayor comprensión de Kahlo como artista y como persona, desde su tumultuoso matrimonio con Rivera hasta su relación de amor/odio con la ciudad de Nueva York. Una serie de prendas de ropa también estarán expuestas que demuestran como Frida adoptó los vestidos tehuanos en su propio estilo, como una forma de abrazar la identidad mexicana, al igual que el famoso yeso que aguantaba su columna vertebral debajo de la ropa, luego de sufrir un devastador accidente de autobús en su adolescencia.
Corsé de yeso decorado por Frida Kahlo
Prótesis de la pierna de Frida Kahlo
A pesar de ocultar su condición con su forma excéntrica de vestirse, Kahlo también compartía su dolor con el mundo. El espectáculo incluye una fotografía en la que revela con orgullo uno de sus corsés de yeso, así como un autorretrato en el que está posada en un elaborado aparato ortopédico de cuero. Ver en la vida real los mismos objetos que aparecen en los retratos de Kahlo es, sin duda, el punto valioso de la muestra.
Frida Kahlo en el Barbizon Hotel de Nueva York, por Lucienne Bloch (1933)
Los objetos arrojan nueva luz sobre cómo la artista diseñó su apariencia y formó su identidad personal y pública para reflejar su herencia cultural y sus creencias políticas, al tiempo que aborda e incorpora sus discapacidades físicas. La exposición se llevará a cabo a partir del 8 de febrero hasta el 12 de mayo en la sala Robert E. Blum Gallery.