#TanatoLab: formas de Morir Guay

24 / 11 / 2021
POR Marisa Fatás

Desde el colectivo DU-DA proponen experiencias participativas a través de la escritura, el trabajo con el cuerpo, la fermentación, lo ritual o la magia. Hablamos con Clara, Belén y Sarai sobre su trabajo en torno a la noción de muerte y la transformación de la materia.

Lápidas verticales de cementerio. Fotografía de Sarai Cumplido.

¿Cómo nos gustaría envejecer?, ¿cómo queremos morir? ¿cómo se relaciona la vida que nace con la vida que muerte? Estas y otras preguntas son el punto de partida de ‘Morir guay: voces y relatos para no tener miedo’, una investigación crítica llevada a cabo por el colectivo DU-DA en torno a los discursos hegemónicos sobre la muerte, la vejez y la enfermedad. También como una búsqueda de otros rituales e imaginarios, más allá de las posibilidades que los procesos administrativos funerarios nos ofrecen. En el libro que han publicado recientemente (a la venta en papel por 10€. También en versión digital gratuita), recopilan distintas voces que cuestionan las ideas dominantes de senectud y obsolescencia de los cuerpos y especulan con narrativas alternativas a las propuestas por las religiones imperantes, las instituciones científicas o las industrias farmaceúticas.

‘Morir guay’ va más allá del texto y se abre para compartir los relatos que Clara Piazuelo, Sarai Cumplido, Belén Soto y Sonia Villar -integrantes de DU-DA- han ido recogiendo. En ‘TanatoLab. Un laboratorio de creación y ensayo sobre la muerte’, organizado en el marco de la exposición ‘Ciencia Fricción. Encuentros entre especies’ del CCCB, exploraban alternativas a nuestras ideas de muerte y transición. Para ello, dramatizaron un ‘trip mortífero’ a través de la meditación, como “una invitación a habitar desde el cuerpo la idea de morirse”. En ¿Pasarás a despedirte?’ amplían el relato con una selección de piezas audiovisuales que se proyectarán en Zumzeig Cinecooperativa este jueves 25 de noviembre. En #VEINDIGITAL hablamos con ellas.

Portada de ‘Morir guay’

¿Cómo nace DU-DA?

DU-DA nace de la necesidad de tener un espacio y un tiempo para encontrarnos, investigar y cuidarnos, como un pequeño refugio donde lo personal y lo íntimo late con fuerza. Todos los proyectos que llevamos a cabo hacen preguntas sobre nuestros modos de co-habitar, estas preguntas muchas veces se quedan sin resolver y la mayoría de las veces no hay una sola respuesta. Siempre nos quedamos con dudas, lo cual para nosotras es muy saludable teniendo en cuenta que uno de los grandes males del paradigma moderno occidental es la soberbia, que nos ha llevado a pensar que todo lo podemos saber, investigar y por lo tanto controlar y dominar. DU-DA nace también de la voluntad de poner en valor ciertas metodologías y prácticas que reflexionan sobre otras formas de acercarse al conocimiento. Así empezamos a cocinar, a fermentar, a experimentar desde otros lenguajes: el cuerpo, la intuición, la escritura, los saberes no académicos, la fiesta, la magia…

Desde 2019 exploráis nuevos “contraimaginarios contemporáneos alrededor de la degradación y la obsolescencia de los cuerpos humanos” ¿Cómo va la búsqueda?

En 2019 recibimos una beca del centro de producción artística La Escocesa y pusimos en marcha “Morir guay, voces y relatos para no tener miedo” que culminó en una publicación donde volcamos diferentes líneas de investigación que nos acercaban a la muerte y que a su vez abrieron nuevas perspectivas. El espacio, tiempo y recursos de esta investigación se quedó corto, sentíamos que apenas habíamos empezado, que teníamos más preguntas que respuestas. A partir de estas nuevas cuestiones empezamos una segunda fase de la investigación apoyada por la beca Barcelona Producción (2021-22) del Ayuntamiento de Barcelona “Morir guay, rituales de transición”, más centrada en generar un imaginario colectivo en torno a cómo ritualizar la muerte y poniendo en práctica una metodología de trabajo que podría estar próxima al documental o al cine ensayo. Así pues llevamos un año recogiendo relatos de manera audiovisual. 

Belén, Sarai y Clara, de DU-DA

Estamos sumergides en la lógica del consumo de bienes programados para la obsolescencia. Sin embargo, vivimos de espaldas a la realidad de nuestras vidas caducas. ¿Cómo enfrentarlo?

Hoy en día la muerte, la vejez y la enfermedad son ante todo nichos de mercado, y por lo tanto nuestros miedos son instrumentalizados por la industria funeraria, farmacéutica, cosmética y médica. El deterioro físico, la debilidad, la decadencia de los cuerpos, se consideran síntomas terribles y temibles que nos avergüenzan y que debemos ocultar, controlar o eliminar a través de tratamientos, operaciones, productos y estilos de vida. La única manera de enfrentarlo es hacer un cambio en nuestro sistema de valores y revertir estas lógicas, abrazar los procesos de transformación de nuestros cuerpos como lo que son: estadios inherentes al ciclo de la vida. Tenemos que dejar de utilizar la palabra “vieja” como un insulto y recuperar la conciencia, presencia, atención y cuidado a todos los procesos que forman parte de la vida. Hacerlo desde una perspectiva comunitaria e interdependiente. 

¿Qué papel juegan las relaciones interespecie en un proyecto como ‘Morir Guay’?

Por un lado, desde DU-DA intentamos transformar nuestros vínculos con animales no humanos desde un acercamiento cada vez más antiespecista -en este sentido uno de nuestros libros de cabecera es ‘Hacia mundo  más animales. Una crítica al binarismo ontológico’, de Laura Fernández. Desde esta sensibilidad, hemos vivido y ritualizado la muerte de dos de nuestras compañeras no humanas que han fallecido en los últimos años. Por otro lado, pensar la muerte desde perspectivas no antropocéntricas nos ayuda a expandir la mirada, por ejemplo, haciendo un cambio de escala y llevándola al punto de vista de los microorganismos. Si pensamos menos el yo como individuo único separado del resto del mundo a través de la piel, y más como como una colonia de bacterias, la muerte individual deja de tener sentido; o si observamos cómo nace la vida a partir de un cuerpo que muere y empieza a descomponerse vemos que muerte y vida no son términos antagónicos.

 

Entre vuestras referencias está Chantal Maillard y su idea de la muerte, el “des-aparecer” ¿Tiene algo que ver con esa idea liminal de tránsito?

Según Maillard no podemos concebir ni entender la muerte, sólo podemos hablar de “desaparecer”, pero al mismo tiempo la muerte es lo que otorga sentido a la vida. Una idea que nos acerca al pensamiento oriental y se refleja muy bien en estos versos de ‘Poemas a mi muerte’:

Su presencia le otorga a mi vida sentido.

No concibo, sin ella,

Ni el frescor de la aurora ni la espléndida

Compostura del gato al estirarse,

Ni el oquedal umbroso o esa inmensa

Pulsión que me convida al goce de la lluvia (…)

Sin entrar en su obra, que daría para mucho, es justamente esa idea de umbral, de tránsito, de transformación con la que conectamos mucho. Nos interesa cómo la autora pone de manifiesto la concepción cíclica o circular de la temporalidad vertebrada desde la tradición hindú: muerte-vida-renacimiento. 

Dentro del marco de la exposición, ‘Ciencia Fricción’ en el CCCB, habéis ofrecido Tanatolab, “un trip mortífero”. ¿Qué tal ha sido la experiencia? 

Uno de los aspectos que más nos interesa trabajar es cómo abrimos nuestras investigaciones, cómo generar un dispositivo que nos ayude a poner en común las voces y relatos que vamos recogiendo. En este sentido, el Tantatolab, laboratorio de creación y ensayo sobre la muerte en el CCCB ha sido una pasada, una oportunidad para compartir aprendizajes y sentires, que al final de eso se trata. Por otro lado, también ha sido muy interesante proponer de manera experiencial diferentes prácticas que para nosotras son muy potentes y que tienen que ver con pensarnos con y desde el cuerpo: utilizar las técnicas de la meditación guiada para explorar una inducción colectiva y transitoria a la muerte apacible, proponer discursos desde lo emocional y lo íntimo, acercarnos con los sentidos del gusto y el olfato a los límites culturales de lo podrido…

En ese laboratorio habéis explorado con la escritura creativa los relatos modernos de la muerte y al mismo tiempo habéis buscado otras alternativas. ¿Alguna conclusión?

Vemos que es necesario estimular la imaginación política con lo que respecta a cómo queremos ritualizar la muerte (la nuestra y la de las personas que queremos) ya que tenemos muy pocos referentes en este sentido, por eso abrir espacios en los que especular juntes sobre el tipo de rituales que necesitamos resulta muy enriquecedor. Además, la conversación sobre la muerte activa refuerza los lazos comunitarios. Esto es algo que hemos experimentado en el laboratorio pero también en nuestros propios entornos, hablando con nuestros familiares y amigues.

© CCCB, Andreu Adrover, 2021
© CCCB, Andreu Adrover, 2021

Una de vuestras referencias es ‘Muerte, Sexo y Kéfir’, de Lynn Margulis. ¿Qué podemos aprender del comportamiento de esta bebida fermentada? ¿De qué manera la incluís en vuestra propuesta?

Lynn Margulis explica que la certeza de la muerte estaba ausente en el origen de la vida y que el proceso de muerte inevitable y programada apareció sólo después de que nuestros antepasados microbianos simbióticos, hace alrededor de 2000 millones de años, terminaran siendo individuos sexuales. Es decir, es con la aparición de la reproducción sexual que aparece la muerte programada. Cualquier organismo vivo puede morir por circunstancias ambientales, pero los animales y las plantas tenemos además una muerte programada en nuestras células que envejecen. El Kéfir nos enseña que, a diferencia de humanos y otros animales, muchos organismos no envejecen ni mueren.

Trabajáis desde la teoría, pero también desde el cuerpo. Las meditaciones en DU-DA, más allá de ‘Morir Guay’, son una herramienta. ¿Cómo las planteáis?

Ya llevamos un tiempo poniendo en práctica visualizaciones guiadas en los talleres que impartimos. Nos parece una herramienta maravillosa para asentar en el cuerpo conceptos que hemos teorizado previamente. En estas meditaciones preparamos el espacio para que haya una buena disposición de  los sentidos: las participantes se tumban en el suelo, en una superficie muy cómoda, estimulamos el olfato con ciertas fragancias y la voz se convierte en una guía acompañada de música y sonidos. Se trata de una experiencia sensorial donde invitamos a dejar el pensamiento analítico de lado e iniciar un viaje que te puede llevar desde el océano primitivo donde nació la vida hasta la descomposición de tu propio cuerpo.

En ‘¿Pasarás a despedirte?’ una de las piezas de video plantea “diálogos más dulces”. ¿Cuál es? ¿Qué cuenta?

‘¿Pasarás a despedirte?’ es una selección de videos del archivo de Hamaca que hemos comisariado desde DU-DA. A través de cinco relatos audiovisuales se plantean algunos diálogos más dulces, enmarcados en un estado de bienestar; otros más desoladores, atravesados por un poder geopolítico y económico que arrebata la oportunidad de morir dignamente; otros más espectaculares, que nos preguntan sobre la herencia que dejamos a quienes quedan vives tras nosotres. La sesión será este jueves 25 de noviembre en el cine Zumzeig de Barcelona. La selección es muy vibrante y después del pase abriremos un espacio de charla donde compartir la investigación Morir guay. Si estáis por Barcelona os invitamos a pasaros. Pero contestando a tu pregunta, y sin adelantar spoilers, las primeras piezas son vídeos que entran en un diálogo directo con la muerte desde relatos de profundo amor. “Canción del antes de morir”, de Laura Ginès & Pere Ginard (Laboratorium), se inspira en la mística de San Juan de La Cruz para decir adiós. Por otro lado, “Im Fluss”, de Cecilia Barriga, comparte con muchísima honestidad y ternura la relación de compañía de dos mujeres que se acercan a la muerte. 

¿Algún consejo para morir de forma digna y amable más allá de las posibilidades que nos ofrecen los poderes políticos y socioeconómicos?

No queríamos terminar esta entrevista sin reivindicar que para morir de forma digna son necesarios unos cuidados y atenciones que no todo el mundo se puede permitir. Es importante comprender que las condiciones en que morimos dependen de escalas que desbordan el yo y nuestras comunidades, y que violencias como la migratoria, psiquiátrica o la guerra, entre muchas otras, dejan la opción de morir guay muy lejos del marco de posibilidad. Por eso, ante todo creemos que pensar la muerte debe pasar por reflexionar críticamente sobre cómo la vida merece ser vivida y cómo el mundo puede hacerse habitable para todes sus seres. En relación a la muerte digna y centrándonos en nuestro contexto de estado, debemos exigir un sistema público que garantice de forma universal este derecho. 

Por otro lado, a nosotras nos gusta seguir el consejo que escuchamos una vez en un podcast por parte de una monja budista y que decía que hay 5 verdades que debemos recordar a menudo para tener una vida plena y compasiva y una muerte en paz con nosotras mismas. Estas cinco verdades son: 

Un día morirás.

Un día enfermarás.

Todo lo que amas ahora algún día se transformará en otra cosa.

Algún día serás separado de todo lo que ahora amas.

Tus únicas pertenencias son tus actos y no puedes escapar a sus consecuencias.