¿Qué hay de nuevo? Moda, íntima y personal

08 / 04 / 2024

¿Qué hay de nuevo? La columna de Estel Vilaseca para VEIN.ES

Hace días que voy recolectando imágenes de aquí y de allá del último desfile de Louise Trotter para Carven. El algoritmo me tiene bien calada. Y me he dado cuenta que no os había hablado de ella, a pesar de haber escrito sobre “Mujeres que visten a mujeres” y de “El orden cósmico de las pequeñas cosas”. De hecho, en su segunda colección para Carven, la firma que fundó Mare-Louise Carven en 1954, la diseñadora quiso destacar que habla de aquella mujer “que se viste para ella misma”. Y añadía que “cómo te sientes llevando las prendas” es algo muy importante en su concepción de la moda. Y es que la conexión sensorial y emocional con la ropa es esencial para que determinadas prendas adquieran estatus de culto en nuestro armario: “Quiero que las prendas sean íntimas, personales y amadas”, declaraba a Vogue. En una entrevista a Financial Times, Trotter seguía indagando en esta idea: “No hay nada que me guste más que vestir a mujeres reales y ver que se sienten y ven bien con mis prendas, así como ver las prendas al servicio de sus vidas”.

La pionera en moda sostenible Lynda Grose – diseñó la primera colección cápsula sostenible para ESPRIT en 1992 – introdujo el concepto de “prenda empática y emocional”, una idea que extrajo del libro Emotionally Durable Design de Jonathan Chapman. “Él habla de un producto descartado como aquel que llegó al punto en el que la relación entre quien se lo puso y el producto se rompió; entonces, puede ser descartado fácilmente porque no están unidos emocionalmente. De hecho, él habla de los productos como si fueran personas y dice que deberíamos alimentar nuestros productos y nuestra relación con ellos cómo se alimenta un largo matrimonio; sigues trabajando y evoluciona”, explica en una entrevista. Para Grose resulta primordial romper la naturaleza estática de las prendas y el sistema actual, creando condiciones para la empatía que luchen contra el desapego actual y recuperar “el significado poético”, tal y como escribía en su libro “Gestionar la sostenibilidad en la moda”.

@louise_trotter_

Para Grose son “las señales sentimentales y culturales” las que acaban determinando la vida útil de una pieza de ropa: “el significado que tiene la prenda, cómo se utiliza y el comportamiento, el estilo de vida y los valores personales del que la lleva (…) dirigir el diseño hacia el vínculo emocional y optimizar la vida del producto con fines de sostenibilidad es un territorio incómodo y desconocido”, escribía en 2011. En su nueva performance: “Moda Povera VI: Lis Vétements Des Autres”, Olivier Saillard sigue proponiendo un espacio alternativo en las Semanas de la Moda para, precisamente, dar valor, no a la ropa nueva, sino a la ropa que ya ocupa nuestras vidas. “Las semanas de la moda sirven para presentar, temporada tras temporada, una visión prospectiva de las prendas que se vestirán en el futuro. Gracias a los desfiles de moda, se crea un teatro de las apariencias, no sólo en las pasarelas, sino también entre los invitados, las personas famosas o desconocidos. Extrañamente, las prendas que se presentan (…) no parecen ser una prioridad. (…) Mi objetivo es proponer mi idea de Semana de la Moda contra este sistema asfixiado. Una en la que quiero mostrar el rol íntimo de las prendas que poseemos y ofrecer al invitado un posicionamiento poético en relación a sus prendas. Frente a las prendas nuevas, contrapongo las nuestras del pasado, procedentes de la vida que hemos vivido junto ellas” comentó Saillard en la introducción del evento.

El curador organizó en el marco de la Triennale de Milán en colaboración con la Fondation Cartier por l’art contemporain, un desfile de moda participativo “retrospectivo e introspectivo”, con el que invitaba a los asistentes a traer una prenda de su elección procedente de su propio armario o de alguien querido. Estas piezas son las que se convirtieron en objeto de una performance a la que dieron vida diez modelos que desfilaron cada una de las piezas para mostrar “la poesía del día a día, de lo ordinario, y de las prendas que tenemos, creando una genuina ceremonia de intimidad (…) Ya no se trata del diseñador, la marca o el logo. Aquí lo importante son las huellas, de desgaste, de caricias en las prendas, papel carbón de cada uno de nosotros”.

La última aventura de Angelina Jolie, Atelier Jolie, nace precisamente con el objetivo de crear un espacio en el que la moda recupere su dignidad. El fichaje como artista en residencia de Simon Ungless, antiguo colaborador de McQueen, nos muestra que todavía quedan muchos espacios para explorar en los que la desaceleración no comprometa la creatividad. Durante unos días, Ugless puso en práctica su “printmaking rehab”, una técnica con la que a través de serigrafía da una nueva vida y significado a piezas de ropa. “Estar aquí me ha ofrecido la oportunidad de trabajar directamente con los clientes para comunicarles que lo que ya tienen es todo lo que necesitan. No tienen que comprar más. (…) ¿Qué podemos hacer para que vuelvas a enamorarte de esta pieza y quieras llevarla, y quizá, conservarla para siempre?, eso es lo que les he estado preguntando” declaró a wwd. Además de este servicio, se convocó también un taller a un precio de 25 dólares: “todo el mundo debería tener la oportunidad de crear, aprender y compartir ideas con los mejores artesanos del mundo”, declaraba a la misma publicación la propia Jolie.

Resulta emocionante darnos cuenta que todavía queda espacio para contar la moda desde nuevas perspectivas. No hacerlo, pronto será una irresponsabilidad.