¿Qué hay de nuevo? La columna semanal de Estel Vilaseca en VEIN
Philo se tomó su tiempo. Yo, me he tomado el mío para poder escribir sobre el regreso más esperado del año en la industria de la moda. Fiel a la cita a la que nos había convocado, el lunes 30 de noviembre a primera hora de la tarde llegaba un correo a mi buzón en el que se me anunciaba que “phoebephilo.com is now open”. Pasó un buen rato hasta que pude contemplar la nueva propuesta de la diseñadora. La web caía una y otra vez debido a la alta afluencia de tráfico. Mientras tanto las imágenes de campaña empezaban a circular por las redes a través de los diferentes medios que habían negociado exclusivas. Mujeres (y algún hombre) de diferentes edades y etnias posaban desafiantes ante el objetivo, a cara lavada, sin sonrisas, sin filtros, sin concesiones. En @cutefashionmoments llegaban a insinuar que las fotos habrían sido tomadas por la propia Philo.
Si bien las prendas responden a un enfoque práctico y funcional, existe también una narrativa y una propuesta emocional. En las fotos, las piezas que sintetizan y actualizan el estilo Philo, lucen afiladas, poderosas, sensuales…presentando un diálogo directo, de tú a tú, sin intermediarios. La crítica ha sido unánime al valorar esta primera colección. “It’s very good” dice la Friedman; “Almost as soon as I began pulling out the clothes, I had the impression that I was seeing something completely new and, more, that fashion had taken a big step forward”, escribe, entre muchas otras cosas, la exigente Horyn en The Cut, que habla de una “a Wake-Up Call”. “The collection was excellent (…) edgy, subversive, cerebral collection”, teclea Eugene Rabkin de Style Zeitgesit, un experto en moda que no suele ser nada complaciente.
En este largo proceso que ha significado el privilegio – y el reto – de poder construir su propia marca, esta diseñadora que se ganó su reputación después de su trabajo en Chloé y Cèline, parece haber decidido deshacerse de cualquier tipo de distracción para enfocarse en lo importante: las prendas, y de paso, dinamitar algunas dinámicas en las que parecen haberse enrocado los grandes de lujo. En julio de 2021, en una entrevista concedida a The Business of Fashion que avanzaba en exclusiva su ambicioso proyecto, Philo destacaba que para ella era primordial: “reconectar con mis clientas, la gente. Ser independiente, dirigir y experimentar en mis propios términos”. Con una pequeña participación del grupo LVMH, Phoebe Philo se ha lanzado tras una larga etapa de desarrollo, con economía de medios y buscando el mayor impacto posible.
Philo ha tenido siempre muy claras sus prioridades a la hora de diseñar, os rescato aquí arriba un vídeo de 2009 en el que ya apunta la importancia de presentar una propuesta de armario más que ideas de moda. La diseñadora presentará únicamente dos colecciones al año que se desvelarán de forma progresiva en tres tandas de venta directa. De momento, sin desfiles, sin publicidad convencional, y sólo con pequeños encuentros a puerta cerrada para la prensa bajo un pacto de confidencialidad. Las colecciones son “atemporales, un cuerpo de trabajo continúo”. Adiós a la pretemporada, a las colecciones especiales y a los compromisos sin sentido. Ya hablé en este espacio de un viraje general hacía el estilo y la esencia, algo que ya en los setenta reclamaba el propio Yves Saint Laurent, cansado de tener que presentar novedades sin la posibilidad de poder profundizar en ideas que consideraba buenas. La velocidad y el volumen de referencias que sólo algunos súper-diseñadores son capaces de gestionar, ha acabado, cómo veíamos también la semana pasada, con la marcha de grandes pesos pesados como Martin Margiela o Helmut Lang.
Otro de los pilares en los que se asienta la nueva Phoebe Philo es el de la escasez, la exclusividad y la calidad. Pura estrategia nicho. La suya no es una propuesta para todas las mujeres, tampoco para todos los bolsillos. Los precios, que oscilan entre los 400 euros por un anillo, 8.400 para uno de sus bolsos y hasta 13.000 € para uno de los vestidos, se sitúan en la horquilla del súper-lujo y se alinean con los de The Row, por encima del precio medio de marcas tradicionales de esta categoría. Al igual que pasó en la época dorada de la alta costura, cuando Dior era el modisto de la millonarias y Balenciaga era el de las multimillonarias, en el mundo del pret-á-porter de lujo también hay clases. Una semana después del lanzamiento, en un 80% de las prendas de la colección cuelga el cartel de “Sold Out”, está por ver si pasada la novedad, la firma será capaz de sostener este ritmo.
En “Deluxe. De cómo el lujo perdió su esplendor”, publicado en España por Superflua, la periodista Dana Thomas explica cómo Bernard Arnault, actual propietario de LVMH y uno de los hombres más ricos del mundo este 2023, ha sido uno de los grandes responsables de que la rentabilidad tenga más peso que la calidad. “Hoy en día los artículos de las marcas de lujo se coleccionan como cromos de lo que sea, se exhiben como objetos de arte y son blandidos como iconos. Arnault y los demás magnates han desviado la atención de lo que el producto es a lo que representa. Tras una etapa en la que algunas firmas de toda la vida empiezan a sufrir la “democratización de lujo”, parece que es momento de volver a poner atención en el producto y el cliente para recuperar el brillo perdido.