Sumergirse en el naufragio: 6 poemas de Adrienne Rich

25 / 06 / 2021
POR Olaya García

Versos con los que la escritora estadounidense nos lleva hasta la profundidad de un océano en el que descansa el relato de nuestra civilización en ruinas y nos propone, al mismo tiempo, nuevos comienzos despojados del mito original.

Adrienne Rich (1929-2012) es una de las poetas contemporáneas más laureadas de Estados Unidos, su obra está muy ligada al activismo feminista y el lesbianismo, en la que encontramos una intersección entre literatura y teoría. Es, entre otros, la autora del famoso ensayo «Heterosexualidad obligatoria y existencia lesbiana», de múltiples poemarios en los que apreciamos un marcado estilo intimista pero siempre con la mirada puesta en asuntos sociales. A día de hoy es considerada una de las mayores aportaciones al movimiento feminista por su gran compromiso, especialmente a partir de la década de los 70 cuando realizó múltiples propuestas pioneras tanto en su pensamiento como en sus interpretaciones estilísticas en la literatura .

La editorial Sexto Piso acaba de publicar uno de sus poemarios más completos, en una edición bilingüe, Sumergirse en el naufragio, traducido por Patricia Gonzalo de Jesús. En esta colección intenta desde las profundidades analizar nuestra sociedad, los mitos que conforman nuestra cultura. Halla una sociedad que ha naufragado, pero que puede volver a resurgir si rescatamos de ella la esencia de las cosas. Al final, la autora de libera de su cuerpo y nos invita a construir un mundo donde hombre y mujer, mujer y hombre, sean una misma idea.

CONSUMIRSE
(a e. k.)

Podemos mirar esta noche la estufa
como un espejo, sí,

el leño serrado, el núcleo
gaseoso amarillo y azul

la ceniza gris en la que palpita el carmesí, sí,
sé que bajo mis párpados
y bajo mi piel

el Tiempo nos arrastra como una corriente de aire
que se eleva, avivando el fuego
en el vientre, en el cerebro

Tú me estabas contando cómo habías puesto la mano
sobre la huella de un indio muerto hace tiempo
y, por un momento, distinguí aquella mano

aquella huella, aquella roca,
aquel sol que producía sueños intensos
Una palabra puede hacer eso

o, como esta noche, el espejo del fuego
de mi mente, ardiendo como si pudiera seguir
consumiéndose, calcinando

alimentándose de todo
hasta que no quede nada en la vida
que no haya alimentado ese fuego

DESDE PRISIÓN

Bajo mis párpados se ha abierto otro ojo
mira al desnudo
la luz

que penetra desde el mundo de dolor
hasta cuando duermo

Sin pestañear contempla
cuanto vivo

y más

ve las porras y las culatas de los rifles
subiendo y bajando
ve

(detalle que no sale en la tele)

los dedos de la mujer policía
inspeccionando el coño de la joven prostituta
ve

las cucarachas que caen en la cazuela
en la que cocinan el cerdo
en la cárcel

ve
la violencia engastada en silencio

Este ojo
no es para llorar
su visión
debe ser nítida
aunque haya lágrimas en mi rostro

su propósito es la claridad
no debe olvidar
nada

DIÁLOGO

Está sentada con la cabeza apoyada en una mano, la
otra gira un viejo anillo a contraluz,
durante horas nuestra conversación ha estado batiendo,
como la lluvia contra los cristales,
como esa sensación de agosto y el relámpago.
Me levanto, voy a hacer té, vuelvo,
nos miramos,
entonces dice (y esto es lo que revivo
una y otra vez)…, dice: no sé
si el sexo es una ilusión

no sé
quién era cuando hacía aquellas cosas
o quién dije que era
o si deseaba sentir
aquello sobre lo que había leído
o quién estaba allí conmigo en realidad
o si sabía, ya entonces,
que cabía la duda acerca de estas cosas.

INTENTANDO HABLAR CON UN HOMBRE

Estamos probando bombas en mitad de este desierto,

por eso hemos venido.

A veces siento un río subterráneo
que se abre paso entre riscos deformes,
un ángulo agudo de entendimiento
que se interna como la trayectoria del sol
en este condenado paisaje.

A qué hemos tenido que renunciar para llegar hasta aquí:
colecciones enteras de LP, películas que protagonizábamos
proyectadas en los barrios, escaparates de pastelerías
a rebosar de galletas judías, rellenas de chocolate, resecas,
el lenguaje de las cartas de amor, de las notas de suicidio,
tardes a la orilla del río
fingiendo ser niños

Viniendo a este desierto
cuyo rostro pretendíamos cambiar,
conduciendo entre suculentas de un verde insípido,
caminando a mediodía por la ciudad fantasma
envueltos en un silencio

que suena como el silencio del lugar,
solo que vino con nosotros
y resulta familiar
y todo lo que hemos estado diciendo hasta ahora

era un intento de obliterarlo…
Viniendo aquí le plantamos cara

Aquí fuera me siento más desvalida
contigo que sin ti
Mencionas el peligro
y haces una lista del equipamiento,
hablamos de las personas que cuidan unas de otras
en las emergencias –laceración, sed–,
pero tú me miras como una emergencia

Tu calor seco se percibe como energía,
tus ojos son estrellas de una magnitud diferente,
reflejan las luces que deletrean SALIDA
cuando te levantas y mides en pasos el suelo

mientras hablas del peligro
como si no fuéramos nosotros mismos,
como si estuviéramos poniendo a prueba otra cosa.

DESPUÉS DE VEINTE AÑOS
(A A. P. C.)

Dos mujeres sentadas a la mesa junto a una ventana. La luz cae
de forma desigual sobre ambas.
Su conversación echa chispas
que observan los transeúntes en la calle
como si fuera un centelleo en el cristal de la ventana.
Dos mujeres en la flor de la vida.
Sus hijos son lo suficientemente mayores para tener hijos.
La soledad ha sido parte de su historia durante veinte años,
el tenebroso filo de la aguda lengua,
el lado oscuro de la imaginación.
Nieva y truena en la calle.
Mientras hablan el relámpago destella púrpura.
Resulta extraño ser tantas mujeres,
comiendo y bebiendo en la misma mesa,
las que bañaron a sus niños en la misma palangana,
las que no se contaron sus secretos,
las que recorrieron los suelos de sus vidas en habitaciones separadas
y desembocan ahora en la historia como mujeres de su tiempo,
viviendo en la flor de la vida
como en una ciudad en la que nada está prohibido
y nada permanece.

EL EXTRAÑO

Mirando como he mirado antes, directamente a través del corazón
de la calle al río,
recorriendo los ríos de las avenidas,
sintiendo el temblor de las cavernas bajo el asfalto,
viendo las luces encenderse en las torres,
caminando como he caminado antes,
como un hombre, como una mujer, en la ciudad,
mi ira visionaria aclarándome la vista
y las detalladas imágenes de piedad
floreciendo de esa ira

si emergiendo de la intensa luz neblinosa entro en un cuarto
y los oigo hablar una lengua muerta,
si me preguntan mi identidad,
qué puedo decir sino
soy el andrógino,
soy la mente viva que no lográis describir
en vuestra lengua muerta,
el sustantivo perdido, el verbo superviviente
solo en el infinitivo,
las letras de mi nombre están escritas bajo los párpados
del niño recién nacido.

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#VEINPOETRY